Por Miguel A. Brevetta Rodriguez
Como se sabe el “café concert"[1], apareció en Francia y se expandió por América Latina entre los años 60/70 a manera de una novedad atractiva, en donde convivían artistas y público juntos, tal una especie de actuación teatral, en el ámbito de un café, con música propia e invitados especiales.
Era una novedad que rompía barreras:
artistas y público compartiendo el mismo espacio, como en una actuación teatral
improvisada dentro de un café, con música original, invitados sorpresa y un
diálogo constante que convertía al espectador, en protagonista.
Aquí en Santiago del Estero a mediados de los setenta
decidimos con Antenor Ferreyra[2]
incursionar en esa novedad, en un nuevo boliche de la época llamado La Jaula[3]
donde se había inaugurado la primera pista lumínica, una especie de tarima con
base de luces multicolores que fluctuaban al ritmo de la música.
En esos años éramos estudiantes universitarios veinteañeros, Ferreyra y Yo[4]
sin ninguna otra intención que no fuera experimentar la aventura, aceptamos la
propuesta generosa del amigo Jhony Dieguez[5]
y salimos a escena.
Solo teníamos como escenario la pista luminosa con el marco
de lo que fue el sonido estable, una banda improvisada que conformaban: destacados
músicos locales como Miguel Ángel
Statelo, en guitarra y teclados, el bajo de Pocho Ditamo, la batería de Cacho
Lora entre otros, que actuaban previo a mi presentación.
Ahí desplegué mi actuación frente al público presente y lo
hacía -micrófono inalámbrico en mano –una novedad para ese tiempo- lo que me permitía recorrer el
salón, tejiendo conexiones directas con el público.
Mi rol era
encarnar el espíritu del café concert: elegir un tema de actualidad al azar e
invitar a la interacción colectiva. Arrancaba diciendo algunos de los pocos
poemas memorizados, acompañado por la banda, y abría la tarima a quien quisiera
aportar su chispa artística. Así despuntó, desde muy joven, el consagrado musico
Pedro Barbieri, un ejemplo vivo de cómo ese espacio nutrió talentos
emergentes.
Desde la inauguración, hasta el último día de mi intervención,
recuerdo que el espectáculo se desenvolvió a sala llena, con seguridad en la
puerta de entrada. Mi participación pretendía mostrar un diseño propio de café
concert, es decir proponer interactuar a los presentes, sobre diversos temas
de actualidad, que, entre todos los presentes, escogíamos al azar.
DESFILE DE FIGURAS
NUNCA IGUALADO EN EL MEDIO
Nuestro concert consistió en brindar la oportunidad a todos los
que quisieran hacer conocer su arte, en especial a los numerosos jóvenes del
medio, que nos pedían con anticipación una oportunidad para subir a escena. La
calidad y cantidad de artistas que pusimos en escena constituye un logro
cultural jamás superado en nuestro medio.
Digamos que
construimos un faro democrático para el arte local, dando voz especialmente a
los jóvenes que exhortaban un minuto en escena. La calidad y diversidad de
participantes forjaron un logro cultural sin parangón en Santiago del Estero,
un semillero que impulsó carreras y enriqueció el tejido social de la
provincia.
La cartelera
era un mosaico ecléctico, diseñado para sorprender cada noche:
- Lunes: Magia con los hermanos Faluci
y títeres para adultos por los hermanos Di Mauro, fusionando ilusión y
humor irreverente.
- Martes: Música renacentista y
barroca de los siglos XV y XVI, Interpretada por Graciela Soria y su
conjunto un viaje temporal que contrastaba con la modernidad del boliche.
- Miércoles: Cine club,
proyectando films que provocaban debates acalorados.
- Jueves: Noches de poesía, donde
las palabras volaban libres.
- Viernes y sábados: Grupos
locales en ebullición, con invitados estelares.
Y así logramos la participación del grupo vocal Opus Cuatro[6],
Los Trovadores[7]
Voz Dei[8]
figuras de relieve nacional como María
Vaner [9]
Mabel Manzotti,[10]
el trovador Mario Candó, nuestro afamado Fabuloso
Marcelo, Los Zombis[11]
, Frutilla [12]
En varias ocasiones presente a los Músicos del Centro[13]
y a nuestro amigo Litto Nebbia[14]
Hablamos del folclore provinciano varias veces con Armando Tejada Gómez[15]
y celebramos la poesía de Halmet
Lima Quintana[16]
y la filosofía del tucumano Gaspar Risco Fernández[17]
En
retrospectiva, La Jaula no fue solo un boliche: fue un ecosistema cultural
vivo, un crisol donde convergían géneros, generaciones y visiones. Conceptos
como la interactividad performática (esa cercanía que borraba la cuarta pared)
y el fomento de talentos emergentes (un modelo de incubadora artística)
definieron su esencia.
Hoy, evocando
esas noches luminosas, entiendo que en silencio y sin quererlo, sembramos
semillas, que aún florecen en la escena santiagueña.
Fue efímero,
pero eterno en la memoria colectiva.
[1] En plena dictadura surge en Buenos Aires
en lugares ocultos, conocidos como: Gallo Coco, Pollo erótico, y otros
[2] Aportó
su larga experiencia y trayectoria como generador y productor de espectáculos y
actividades culturales en el medio
[3] Confitería
bailable situada en Avellaneda esq. independencia, primer piso del Gran Hotel
Carlos V.
[4] Como
escritor, ex director General de Cultura provincial, ex director del teatro 25
de mayo, ex secretario del NOA cultural.
[5]
Propietario del local, generoso emprendedor de cosas culturales.
[6] (creado
en La Plata en 1968 y activo hasta 2022),
[7]
Rosarinos Nacieron como un desprendimiento de Los Trovadores del Norte luego de
un conflicto por la propiedad del nombre en 1964
[8] Vox
Dei fue una banda argentina de rock procedente de Quilmes, formada en 1967 y
disuelta oficialmente 57 años más tarde una de las fundacionales del movimiento
de rock argentino, y una de las pocas en haberse mantenido en actividad durante
tanto tiempo. Su mentor Ricardo Soule presentó La Biblia y se quedaron una
semana en Santiago.
[9] (23
de marzo de 1935/ 21 de julio de 2008) cónyuge de Leonardo Fabio;
[10] (28
de julio de 1938/ 25 de enero de 2012),
[11] Hugo
Mansilla, Carlos Sánchez, Cacho Rigourd, Daniel Nassif, Kililo Alfano y
Alejandro Bruhn Gauna,
[12] Banda
Maragata con más de 50 años de trayectoria
[13] Banda de Córdoba: Mingui Ingaramo:
guitarra Juan Carlos Ingaramo: teclados Oscar Feldman: saxo Horacio Ruiz
Guiñazú: batería César Franov: bajo. logró prestigio cuando Litto Nebbia los
elige como su banda soporte.
[14]
Rosarino, considerado como uno de los fundadores del rock argentino
[15] poeta,
letrista, escritor y locutor argentino, relacionado con la música folklórica.
Incluido entre las cinco máximas figuras autorales del folklore argentino por
la Fundación Konex. (1929-1992)
[16] poeta
argentino, autor de más de cuatrocientas canciones, entre ellas la popular
"Zamba para no morir" (1923-2002)
[17] Risco Fernández (1933-2021) realizó toda su formación en instituciones religiosas, licenciándose en teología y en filosofía por la Universidad de Salamanca. Indagó la tradición intelectual local y mantuvo las directrices del Concilio Vaticano II al que adhirió profundamente, al igual que un importante número de intelectuales y religiosos de América Latina.
