domingo, 1 de septiembre de 2019

LA MUERTE NO ES TAN MALA NEGRO TROILO



In memorian a Troilo Maldonado

El tema de la muerte nos despoja de todo. Pareciera que nos vuelve diferentes. Es como si nos acercara o convocara a mirarnos por dentro atrapando el pasado y el futuro en una sola imagen que fue o no lo fue. Quizá la muerte cuando es temprana, nos parece más injusta que nunca y pocas son las veces en que la comprendemos sin dolor.

Generalmente, nos suele sorprender en una esquina cualquiera, cuando menos nos la imaginamos, en el momento justo en que más nos aferramos a la vida, cuando aún nos queda mucho por hacer por decir.

Una muerte cualquiera nos hace pensar en serio, nos sobresalta y nos enternece, indicándonos como a propósito, un camino a seguir o un futuro inmediato que tarde o temprano a de acontecer con todos, sin importarle la ventura de un momento o la desdicha de una existencia permanente.

No hay imagen posible, ni palabra certera para evocar al “negro” Troilo. Con él se fue un pedazo de historia, una porción de tiempo y de dolor –que no por ser reciente es menos valida-  lo que seguramente signará su paso por un tiempo de glorias y de brillos.
Grorioso equipo mil rayas del Club Atletico Union 

No hace mucho tiempo nos encontró, a él la juventud y la pujanza y a mí una niñez llena de asombro y entusiasmo, cuando acostumbrados al sol de alguna practica con las manos marcadas y anhelantes por la presión de la tela de alambre y la nariz sobresaliendo por el rombo de su forma, palpitando la inquietud de una gambeta al fragor de la ansiedad por gritar uno de esos goles de factura inigualable como los que solo él producía.

A veces me pregunto: ¿qué fue de aquellas tardes de tribunas repletas, sin odios, ni violencia de corazones pletóricos de júbilo deseosos de alentar al equipo mejor? Los tiempos de empapar la camiseta, sin precio, ni contrato, de la garra incipiente en camino hacia el triunfo, señero y sin igual.
Todo parece un cuento de un tiempo imaginario, incrédulo y esquivo pero que fue mejor que lo que nos ocurre ahora,  de domingo en domingo, cuando vamos en busca de aquellas emociones que también se murieron ajenas, como vos.

Ayer fue la alegría pintada en fondo blanco con mil rayas azules. Fuiste más que talento, una augusta presencia que marcaba el estilo de una estampa de corte personal. Erguido y orgulloso desde siempre, trotabas la cadencia de un amague, que si no se hacía un centro, seguro que era un gol.
¿Cómo te has muerto tanto Negro de mirada alargada y cabellera plena de gomina y brillo sin igual? Parece fantasía que todo haya pasado a ser la circunstancia de un momento, donde vivimos tanto tu ingenio merecido, que aprendieron muy pocos a lucir como vos.

El futbol no es lo mismo que la vida aunque parezca verso. No sé lo que sentías ese otro tiempo tuyo, sentado en la tribuna como testigo mudo deseos años pasados. No estabas en la cancha, corriendo con el ocho adherido a tu espalda, entonces habitaban tus ansias presurosas por tomar la pelota y dormirla en la red.

Si pudiera contarte que en tu Unión, cambiaron muchas cosas desde que vos te fuiste a intentar el aplauso en nuevos y lejanos horizontes y también se marcharon a fuerza del destino los muchachos de entonces.

Ya no están en la cancha, ni Paco, ni Cañita, ni el Mono, ni los Lotos, ni Buriki, ni Kent, las cosas de Éibar Ríos han quedado latentes, pero ya no es lo mismo, pues no se han repetido, ni el Polaco, ni Polo, ni Camus, ni García, ni el Beco, ni los Betos volver a ingresar.

Esta absurda ironía que te relato a medias es parte de una historia que me duele contar. Que nos alcanza a muchos que andamos todavía detrás de una esperanza por un futbol mejor.

Morirse no es tan malo, Negro Troilo… si alcanzamos la dicha de vivir una vida tan llana, como fueron las tardes de en canto y de esplendor.

Volverás como siempre en el recuerdo, con tu más caro estilo de pasear tú figura, alegre y triunfador. Sentiré que el domingo  volverás a la cancha fugaz e iluminado a imponer tu presencia de recio goleador, pero yo sin el niño asombrado de entonces, evocaré tus goles diciendo una oración.

Publicado en el diario El Liberal el jueves 25 de abril de 1985.-