martes, 29 de marzo de 2016

ALBERTO FONROUGE EL ÚLTIMO CONSERVADOR POPULAR




                    Ayer falleció en La Falda Provincia de Córdoba el Dr. Alberto María Fonrouge político de raza que junto al Dr. Vicente Solano Lima fundaron el Partido Conservador Popular.

Con la asunción de la Formula Cámpora- Solano Lima en  1973 ocupó una banca por su partido en el Senado de la Nación hasta la irrupción del  golpe militar del 24 de marzo de 1976. Fue uno de los sostenedores de la consigna por la Amistía, Tregua y Pacificación desde donde sentaron sus bases fundacionales el P.C.P., allá por los años 1956/57.

Participó activamente de aquellos acuerdos políticos, en calidad Secretario General, como: “La Hora del Pueblo” y “FRECILINA”. También  fue fundador junto con Juan Domingo Perón del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) en 1973, en busca de una salida de tinte democrático, cuando el país se debatía en la anarquía. 

A fines de 1975 en su condición de Senador Nacional visitó la provincia de Santiago del Estero en busca de proyectar un acuerdo electoral en apoyo al gobierno justicialista en el poder a cargo de María Estela Martínez de Perón, quien se encontraba acechado por la perspectiva de un golpe institucional.

Lo acompañamos, en reunión llevada a cabo en los salones del  Savoy Hotel, a donde asistieron los dirigentes, Victorino Carol Legones, Remigio Carol, Julio Lugones, Alberto Vea Murguia, entre muchos otros.

La idea fue conformar las bases de acción política y la declaración de principios de un partido político independiente, con personería electoral que llevaría la denominación de “Acción Frentista”, para conformar un frente electoral con los partidos afines a la línea justicialista.

En esa oportunidad y más adelante, en reunión llevada a cabo en el Salón de Lectura del Senado de la Nación llegamos a programar la salida de un avión chárter, con destino final en nuestras Islas Malvinas, como un símbolo de nuestra posición política identificada con las banderas del nacionalismo.

Recuerdo que en una oportunidad en que - con un grupo numeroso de jóvenes santiagueños-  nos encontrábamos reunidos en la entonces desaparecida Confitería Ideal, confeccionando la lista de voluntarios para abordar el viaje, fuimos alertados de que los servicios de inteligencia provinciales ya se encontraban próximos a nuestra detención, lo que felizmente no se llevó a cabo.
Fonrouge desplegó durante toda su vida la estirpe de un sentimiento nacional y popular que le valió el reconocimiento público de los principales dirigentes políticos de la Argentina.

Culminó su actividad pública en 1985 cuando fue designado Con Juez de La Corte Suprema de La Nación, donde fue propuesto por el Dr. Ricardo Levene (h), tarea que desempeñó hasta cumplidos sus 85 años, conjuntamente con las cátedras de Derecho Constitucional en las Universidades de Buenos Aires, El Salvador y Kennedy.

Con su fallecimiento se cierra un ciclo en la vida política argentina conformado por verdaderos gestores de las banderas pacificadoras de aquella Argentina convulsionada que tuvieron la sapiencia de visionar que un nuevo curso tomaría la historia de nuestro país con el arribo del Gral. Juan Perón al poder a quien  acompañaron en su histórico regreso al país el 17 de noviembre de 1972. Y fueron ellos precisamente quienes lo comprendieron y lo apoyaron, dejando de lado mezquinos intereses de la época.


Se fue “Cacho” Fonrouge, casi centenario,  el  amigo de la militancia, el consejero sabio, el hombre de bien, el último conservador popular.

domingo, 27 de marzo de 2016

MARCELO SANCHEZ SORONDO


 A solo meses de cumplir los 100 años, falleció el Dr. Marcelo Sánchez Sorondo (17/9/1912- 24/6/2012) un referente clásico de la corriente nacionalista-conservadora argentina, quien en su dilatada vida pública dirigió tres míticos semanarios de actualidad política denominados: "Nueva Política" (1940), "Azul y Blanco" (1956), que fue clausurado durante la presidencia de Onganía, y "Segunda República" (1961). Analista político, abogado, periodista, fue presidente del Circulo del Plata entre 1973 y 93 y desde entonces presidente honorario.

Publicó "La revolución que anunciamos" con prologo del padre Leonardo Castellani, "Teoría política del federalismo", "Libertades prestadas" y la vasta síntesis histórica, "La Argentina por dentro". En los años 90 creó la revista "Fundación. Política y Letras" y en 2001, apareció su última obra: "Memorias. Conversaciones con Carlos Payá".

Conjuntamente con el  Gral. Carlos Augusto Caro, y el Cnel. Joaquín Correa fundaron el “Movimiento de la Revolución Nacional”, contando en la mesa directiva a personalidades de la talla de Carlos María Lascano, Nimio de Anquin , Joaquín Díaz de Vivar y Luis Rivet, entre otros.

El partido tuvo su sede en la redacción del semanario Azul y Blanco en la calle Charcas 684 en la zona de Retiro de la Ciudad de Buenos Aires. En 1973 Cuando su amigo Vicente Solano Lima resultó electo Vicepresidente de la Nación, formó parte del FREJULI resultando ser electo Presidente y candidato a Senador Nacional en segundo término por la Capital Federal, perdiendo en segunda vuelta contra el Dr. Fernando de la Rúa de la Unión Cívica Radical.

Su ideario político estuvo impregnado de un fuerte tinte nacionalista, propio del tiempo de su militancia, cuando la Argentina vivía sofocada por los reiterados golpes institucionales, los que se produjeron en forma sistemática y en periodos cada vez más cortos.

Sin que se pueda afirmar que perteneció a un partido político determinado, -atendiendo su actividad circunscripta al campo del pensamiento y del análisis intelectual- .no resulta aventurado sugerir que fue el partido Conservador Popular el que mejor contuvo sus convicciones, desde la militancia cultural al derrotero histórico cuando bien define evocando a su fundador dentro del “partido de la intermediación entre el viejo pasado federal y sus ulteriores encarnaciones, cortado en el molde de Adolfo Alsina y que no persistieron ni exageraron las prevenciones ideológicas” (1)

Tal vez por ello se pueda coincidir en que: “Marcelo no se pliega al conservadurismo paterno. Desde la intimidad de aquella gran clase dirigente, eficientista y sustancialmente liberal, intuye y analiza los peligros de un cosmopolitismo extranjerizante. Comprende al denostado Rosas y ve en los combates de la Vuelta de Obligado, la expresión de una patria profunda. Su ideario será el del nacionalismo militante y la búsqueda fórmulas políticas que puedan preservar lo nacional como valor prioritario. Queda alejado por igual de la izquierda satelital y del liberalismo que, por la puerta de Buenos Aires, abre el camino a la subculturación desde el exterior y a la dominación económica.” (2)

No hace mucho, el diario La Nación por intermedio del periodista Bartolomé de Vedia, recogió su pensamiento de los años lucidos, del reposo y la investigación desde donde predijo los males de un país que día a día nos muestra una faceta distinta, mientras trata de acomodarse en el sitio de la estabilidad, sin que nos deje de asombrar.

“Se está viviendo un régimen de oligarquías partidarias que ha sustituido y corrompido a la genuina democracia, los argentinos vivimos una crisis sociocultural angustiosa, de modo tal que "la política gira en el vacío". La desaparición de la clase dirigente tradicional de la Argentina ha dejado un espacio que aún hoy continúa vacante, mientras el país necesita encarar la reconstrucción de su sistema político de partidos. Para eso será indispensable -advierte- la creación de fuerzas nuevas que se identifiquen con las raíces históricas del país.  “La antigua clase dirigente no ha sido reemplazada en la tarea del Estado. En su lugar actúan las oligarquías partidarias, que no son una clase ni son dirigentes.”

“Desde la muerte de Perón, la estructura del poder internacional ha variado radicalmente. Perón, que se anticipó a la globalización, definida por él como "mundialización", no tuvo que lidiar con su concreción en un escenario de una única superpotencia, como es el que hoy tenemos. En el justicialismo actual, lo que se echa de menos es, precisamente, la idea de la comunidad organizada. Y lo que divide a sus distintas tendencias es el criterio sobre la posición de la Argentina en el mundo”

 “Por el otro lado, hay sectores en los que asoma cada tanto la nostalgia de un sedicente peronismo setentista, que se invoca en los discursos, pero pasa a segundo plano a la hora de las decisiones, salvo en los temas en los que el sesgo ideológico no afecta a intereses concretos. Estos sectores ideologizados no tienen ya referente internacional, porque el bloque soviético se hundió.”  (3)

Sánchez Sorondo, en sus aciertos y sus errores, quedó siempre indemne ante los ojos de todos porque jamás lo guió otro interés que no fuera el patriótico. Acompañó al siglo y entra con nosotros en el que se inicia.  El dolor actual de la Patria, en su peor momento histórico, es el espejo de errores que Marcelo señaló como un desvío cultural profundo. 
En esta circunstancia la discreta pero incorruptible voz de Sánchez Sorondo lo eleva a esa categoría perdida en el desvarío argentino: la de un Maestro. (4) Que seguramente será recordado de aquí en más, por su particular estilo de estar presente siempre en la mesa del debate, cuando el país más lo necesitó.

FUENTE:
1-    Vicente Solano Lima, en Carta Política, por Vicente Yofre
       2 y 4- Crónica de un caballero solo, La Gaceta, Abel Posse  22 de     noviembre de 2002

3-    LA NACIÓN 06 de marzo de 2004

miércoles, 23 de marzo de 2016

LILICHA



                             
               Cuando la conocí al pasar en plena adolescencia, allá por los sesenta, me impresionó su belleza singular y salvaje, tanto que la recordé siempre, así como se cuelgan de nosotros, imágenes genuinas que parecieran no tener procedencia, ni destino.

Fue una notoria y singular figura que por décadas, formó parte del paisaje santiagueño, cuando se desplazaba como una brisa fresca, altiva y armoniosa por las calles de mi pueblo.

Su existencia transcurrió apacible y fue querida y admirada por quienes la frecuentaron en el trato cotidiano, cosechó amigos por doquier por culpa de una simpatía clara y trasparente que se desprendía de su mirada frágil y gentil.

Con los años, la vida me acercó  a su presencia, a través de sus hijas.
Y tuve la oportunidad de hacerle conocer esa suerte de “confesión”, que había crecido conmigo durante tantos años. Por ello y sin dudarlo, no vacilé en decirle que se había convertido en una suerte de leyenda.

Que se la consideró por décadas, una referente permanente de la belleza santiagueña. Que fue: “una de las mujeres más bellas con que contó Santiago del Estero”.

Esa tarde, se escapó alguna lágrima y su mirada se hizo larga y abarcadora hasta más allá de las gracias.

Y no tardé en descubrir a una mujer entera y franca. Cordial, humana, afectuosa y generosa hasta el amor de madre. Por ello es que aprendí a quererla como un hijo más.

Hablamos mucho, la escuché mucho y sé que también mucho esperó de mi. Creo que no la defraudé y que llegó a comprenderme, tanto que en sus prolongados silencios se encontraba la síntesis de haber vivido una vida plena, más allá del efecto de los años.

Hoy hace un año que abandonó este mundo y estoy seguro que no son pocos los que todavía la recuerdan, como aquella “Confesión”, el incomparable tango de Discepolo y Amadori;

Ibas linda como un sol...
¡Se paraban pa' mirarte!

Stella Gladys Lucatelli de Azar, la llamaban: Lilicha



lunes, 21 de marzo de 2016

ARQUITECTO ENRIQUE RIZZO PATRON

Chuni observa sobre los escombros el sentido y la orientación que le dio a mi casa cuando la proyectó. 
             Otro amigo que se va, dejando el camino sinuoso de la vida después de haber vivido como quiso, en absoluta libertad. 
Iluminó el paisaje santiagueño con estilo propio, imponiendo su sello característico en cada una de sus obras.

"Me gusta hacer casas para que mis amigos vivan y sean felices", reiteraba a cada momento. Viajero impenitente, conocedor del mundo y - por sobre todo- las noches del mundo. "Mirando se aprende" murmuraba y, como siempre, tenía razón

Enrique Rizzo Patrón fue un amigo apasionado, franco, entusiasta y alegre. Gourmet y sibarita como pocos. Nunca se detuvo en el transito de sus días pues estaba motivado por mil y una intenciones de crear y proyectar para el futuro. 

Generoso hasta la prodigalidad. Compañero silencioso y comprensivo. Cordial y efusivo. Un enamorado del arte y del buen vivir. Compartimos muchas mañanas del Jockey Club, café y política hasta el apasionamiento.

Interpretaba el concepto de la amistad en grado superlativo. Nunca permitió que se hablase mal o se sospechase de algún amigo ausente. No corresponde - decía- cualquiera puede ser victima de injurias gratuitas. Si van a condenar, que sea cuando esté presente.

Me dejó el bosquejo de un proyecto que aun no puedo realizar, al que conservo con mucho cariño. Es el monumento al Señor de los Milagros de Mailín, que si no consigo iniciarlo, deberé dejarlo en las manos apropiadas para que alguna vez se concrete. 
Le debía un gesto de agradecimiento a su modestia y don de gentes, le hice este soneto.

                                               CHUNI

                                   Ahora que conoces el secreto
                                    Desde la tracería a la pendiente
                                    Que no quiso pasar por obediente
                                    En el ajedrezado de un boceto.

                                    Ahora que manejas el concepto
                                    En el plano inclinado y el contraste
                                    Desde la crestería hasta el transepto
                                    De los tantos proyectos que creaste.

                                    Viajero sin destino, ni equipaje
                                    Serás el frontispicio del paisaje
                                    Pináculo sin ova, ni ropaje

                                    Fuiste cincel, idea y armadura
                                    Contrafuerte de fuste y de locura
                                    Que te agradecerá la arquitectura.

viernes, 18 de marzo de 2016

SE FUE GABRIEL SAPAG UN ACTOR DE CAPA Y ESPADA.

Gabriel Sapag posando con mis hijos Miguel Alvaro y Maria del Huerto a fines de los años setenta en la plaza Libertad
                 Me sorprendió la noticia. No la esperaba. Nadie espera que se mueran sus amigos, pero cuando la vida va ganado caminos en competencia con los años, suceden estas cosas, es decir nos vamos quedando solos en el camino.

Gabriel S. Sapag fue un querido amigo de los dorados 70 y juntos transcurrimos muchos de esos años floridos,  cuando la juventud se desplegaba entre nosotros buscado un espacio de contención entre la poca y casi nada oferta cultural de aquel entonces.

Chichí  venía de una trayectoria vasta y fecunda sobre las tablas de nuestro primer coliseo y de cuantos improvisados escenarios se montaban en el interior de nuestra provincia.

"Yo soy de antes", así se definía entre nosotros, que recién asomábamos nuestros ojos de asombro, por los corredores de la vieja L.V.11, la Radio del Norte, que transmitía desde los altos del diario El Liberal en la calle Libertad al doscientos.

Jovial, entusiasta, impecable siempre, paciente para escuchar y breve en el consejo parecía abarcarlo todo. Los clásicos de antaño, los promisorios de la actualidad, los precursores santiagueños y las nuevas generaciones no le eran indiferentes. Nunca dejó de insistir con su particular visión de contarme entre su elenco en el rol de actor dramático.

Veo y palpito tus condiciones –me decía- tu aspecto, tu voz, sabes caminar, consiguiendo que lo mirase desde lo alto de la sorpresa y la incredulidad.

Ahora, para mis adentros, me pregunto si tal vez debí haberlo escuchado en su momento  e intentado el estudio del arte dramático, pero sabía que no había nacido para esos menesteres, por eso sólo lo acompañé con el teatro leído, el primero de enero de 1969 desde las puertas de la Catedral Basílica en el día internacional de la Paz, conjuntamente con las primeras actrices Cristian Neirot y Mercedes Ibarra.

También en alguna oportunidad improvisé desde la radio un pequeño papel en: "A puertas cerradas" de J.P. Sartre, "El extranjero" de  Albert Camus y "Bodas de Sangre" de Federico García Lorca. Hasta ahí llegué a plasmar mis "presuntas" condiciones actorales, por especial pedido de mi amigo, el director de la compañía.
Pasaron los años y pudimos contar tantas distancias, como tantas ausencias.
No me olvido de su retorno al radio teatro, ni de la reiteración del "León de Francia" (con su amada María Inés de Lorena y el villano Felipe de Borgoña), "Fachenzo el maldito" o el "Galleguito de la cara sucia" estridentes sucesos de principios de la década del 50, reiterados treinta años después, por la onda de L.R.A Radio Nacional 21.

Aquellas presentaciones culturales de los bocetos y las acuarelas del legendario Héctor Marinoni, aquel pintor bohemio que llegó del Uruguay para afincarse en Santiago, a quien Gabriel asistió hasta sus últimos días.        
Y los tantos actores que lo frecuentaban para pedirle algún consejo sobre sus trabajos, la lectura o el apunte de alguna obra, como el reconocimiento del "bolsillo" que nunca se hacía esperar.

 Esos gestos de cortesía elocuente y su naturaleza generosa fue una constante en su vida, entre sus colegas y ante tantas noches de amigos en el viejo restauran Marqués, la confitería Ideal o el viejo salón de la Sociedad Italiana. Tanta vida y tantos desencuentros.

La última vez que nos vimos se sentó la nostalgia con nosotros en la última mesa de un  bar  sobre la calle Urquiza. Claro que recordamos a Neruda y coincidimos con:"nosotros los de entonces, ya no éramos  los mismos", que habíamos mutado en tránsito dispar y que eso fue la síntesis de nuestra vidas, ese cambiar constante de rumbo a distintas direcciones.
       
Nos acordamos de nuestros cumpleaños y de la coincidencia de haber nacido el mismo día, signados por acuario, y por las circunstancias de andar por el camino buscando, la identidad del ser cultural que nunca logramos encontrar.

Allí quedó como estandarte de ese tiempo el poema que le dedique en mi libro: "Poemas con Neurosis".

Me dijo: ¡Me siento cansado, como sin fuerzas y no sabes cuánto me cuesta el primer cigarrillo de la mañana! En vano fue expresarle lo contrario.
Es que la vida no es lo que se ve desde afuera, sino lo que se siente por dentro. Tal vez no le alcanzaron los ímpetus para un tercer intento o no encontró el sendero para el retorno altivo sobre el tablón gastado de la calle Avellaneda.

Sin embargo, ahora, como suele decirse en el ambiente, se animó a la gira. La última gira, esa a la que nunca se niegan los artistas.
Le pedí que intentase volver a ser el mismo de los años dorados, pero me di cuenta en la mitad de ese encuentro, que ya le sobraban los motivos para ver pasar la vida, desde la otra vereda.


                             CANCION PARA MI HERMANO

                       Sabemos que en la escala suprema de los seres,
                       lo nuestro se pone en manifiesto a cada instante.
                       Nosotros que nacimos ayer nos damos cuenta.

                       Las cosas que nos hacen sentirnos diferentes,
                       varían de acuerdo al sentimiento, y somos
                       como todo y como nada… iguales!

                       A veces la verdad se nos enfrenta crudamente.
                       No existe la forma de cambiar. Estamos hechos,
                       de un algo similar e intransigente.

                       Acuarianos de ensueños nos signaron. Quizá
                       La luna, el sol o las estrellas, o acaso
                       esa ansiedad por conocer lo arcano?

                       Nosotros que sabemos secretos de la noche,
                       no admitimos razón, ni fundamento,
                       es la seguridad de los que sienten…
                       la imperiosa razón que nos impulsa
                       a vivir una sola trayectoria
                       ni márgenes, ni escalas en el tiempo…!



miércoles, 16 de marzo de 2016

SE FUE CARLOS TITO LOBO… EL PENSADOR SILENCIOSO.



                       N os conocimos en la Biblioteca 9 de julio de Santiago del Estero, cuando la presentación de mi libro: “Poemas con Neurosis”, al arranque de los años setenta. Recuerdo que me dijo que lo había motivado el titulo del poemario, le pareció que había cruzado la barrera de la sensatez y quería saber hasta dónde.

Por ese tiempo me comentó que elaboraba un trabajo en el que mezclaría algunas vivencias propias, con un poco de historia argentina y ciertas reflexiones que vinculaban al cristianismo con el liberalismo, el existencialismo y el marxismo, así de simple y así de profundo.

En agosto de 1975, nos sorprendió con su libro: “Versos y Reversos”, la síntesis de aquel comentario,  la suma de esos conceptos que manejaba a la perfección, ello en base a su formación intelectual en el campo de la filosofía y la lógica, adquirida en la Universidad Nacional de Tucumán, donde se destacó como alumno brillante.

El prologo de Arturo Ponsati, nos confirmó lo señalado, al expresar que:  “Tito Lobo ha dedicado una parte importante de su vida a servir una causa que, para él, para mí, para muchos, se confunde hoy con la causa del hombre mismo. Personalista y comunitaria es su definición. Humanismo enraizado allí donde el hombre tiene sus raíces en la trascendencia.
            Y por ese rumbo transitó su existencia de “rumiador” de ideas y pensador silencioso, que elaboraba constantemente el mensaje esclarecido de sus conceptos entre su Yo interactivo y el devenir constante, al sentir de Heráclito.

Buceador permanente en obras viejas y nuevas. Nunca dejó se sorprendernos con la lectura de algún párrafo que había descubierto entre sus infatigables textos en horas tardías.
-Este autor me atrapó de entrada - me decía- Y no me dejó dormir en toda la noche.

Desde cualquier mesa del “Barquito bar” vimos más de una vez, llevar a rastras los brotes de la democracia y de esos actos despóticos, aprendimos el valor de nuestras instituciones, las que cada uno, a su manera, interpretó después y divulgó en la renovación de tertulias cotidianas.

Una generosidad sin par, los buenos modales, el hablar pausado, meditado y la permanente defensa de sus convicciones,  fueron los rasgos más característicos de su personalidad.

Otro de sus trabajos: “El humanismo integral de Martín Buber” editada en 1979 por el Museo de Arte Popular José Hernández, que no llegué a conocer, reafirman el camino por donde transitó el pensador. 

Quizá por ello Ponsati dice que: “ Un amor muy grande está presente. Un amor que vence dificultades y se sobrepone a la vida misma. Un amor por el hombre, pero no por el individuo abstracto, ni por la sociedad erigida en categoría. Sino un amor por el hombre cotidiano y por la circunstancia real y concreta. Un gran amor por el país y por sus temas, a través del cual es posible descubrir ese mismo aliento universal que reflejan todos los escritos de Lobo, tanto los de tema argentino, como los otros”.

Pero, que evidentes y que extraños son los filósofos, que albergan tantos seres disociados entre si, alimentados y comprendidos sólo por ellos.
Carlos Alberto Tito Lobo (1937-2008) diseñó una amistad sobre los ejes del respeto y el agradecimiento y nos dejó un mensaje elemental, que nos condujo al aprendizaje del amor tan vivo y tan ferviente, en todas las cosas circundantes al Hombre.
            
Tal vez por ello eligió una forma distinta de transitar por este mundo.
Sintió el ciclo profundo por donde se recuestan esos misterios, que marcaron el territorio de sus días. Por ello optó por la Soledad, esa fiel compañera que no lo abandonó, ni en la vida, ni en la muerte.


                                          Santiagueña, no me digas
  Que me dejas de querer
          (Santiagueña, mejor mátame
Y vélame al atardecer)
Labios, brazos, labios.
Me muero por fenecer
   En tu cuerpo, tierra fiel.

Publicado 29/12/2008

lunes, 14 de marzo de 2016

RUBEN JUAREZ UN INTÉRPRETE AUDAZ Y PASIONAL


              La noticia llegó helada, como la triste y fría sensación de esta mañana. Una vez más nos dejó un talentoso creador, músico, compositor y cantante de excepción como lo fue Rubén Juárez. 

Lo conocí a fines de la década del sesenta cuando Pipo Mancera lo presentó en sus Sábados Circulares, como a un muchacho del interior del país (Córdoba) que no solo cantaba tangos con una voz y acento bien particular, si no que se acompañaba él mismo con su bandoneón, lo que no es tarea fácil.

Apuesto, delgado, con impecable traje negro, aparecía sentado en un taburete desde donde arrancaba preludios a un fuelle de color blanco, nunca visto antes, lo que significaba una imagen original y novedosa para la época.

Desde aquella presentación, a sus últimos días, era otro Rubén el que se veía sobre los escenarios tangueros. Había subido tanto de peso que su figura esbelta y alineada contrastaba con un sobrepeso más que considerable.

Dueño de un fraseo vanguardista y estético le imprimió al tango un sello característico y fácilmente identificable desde el primero a los últimos compases. Los arreglos que aportaba a cada una de las sucesiva grabaciones que nos entregaba, mostraban una evolución amena, confortable al oído, pero punzantes para el corazón. 

Se lo observaba sufrir en cada interpretación. Eran como heridas cortantes sus pausas repentinas a mitad de una canción para luego insertarse a tiempo de solfeo dentro de una melodía sonora y sentida que se adelgazaba en los finales hasta el hilo en la voz, imprimiendo al final de cada tema,  una bocanada de aire fresco y renovado, desde donde se apreciaba un caudal generoso de afinación como de emotiva entonación.

Más una vez lo encontré –de pura casualidad- por los piringundines porteños, a veces en calidad de intérprete, otras como un simple asistente confundido en algún rincón del “ tanguerío”, como un parroquiano más,  de los que por supuesto, nunca se negarían a subir al escenario para el deleite de todos los presentes.

Pocas veces apelaba a introducir en su repertorio los temas de su autoría. Era un enamorado de los tangos tradicionales, a los que arreglaba a su gusto, imponiéndoles su sello característico, como “Pasional”, “El choclo”, “Tinta roja” o “El cantor de Buenos Aires” entre tantos otros.

En fin, nos dejó un cantante de fibra, con vocación y entusiasmo por detener los tiempos idos, esos de taco, farol, esquina y buzón carmín. Duele como siempre la partida repentina y tempranera, pero queda lo vivido, una historia sentida que tuvo a un joven del interior como protagonista indiscutido de un estilo intenso hasta el clamor, audaz y pasional.


viernes, 11 de marzo de 2016

MARIA ELENA WALSH REBELDE IMPENITENTE


          Desde muy joven me deleité con la obra de María Elena Walsh, quien jamás dejó de sorprenderme con su particular manera de interpretar la realidad argentina ya sea desde su poesía intimista o bien desde el cancionero popular que nadie desconoce y que se constituyó en un emblema especialmente durante los tiempos duros de los distintos procesos que azotaron nuestro país.

A principios de la década del 70, tuve la oportunidad de conocerla cuando se presentó en Santiago del Estero, con un quinteto y recuerdo a la joven concurrencia que apenas ocupaba las primeras filas en nuestro Teatro 25 de Mayo. Allí presentó su último L.P. y cantó canciones ya conocidas como: “Los ejecutivos”, “Pequeño Larousse ilustrado”, “Serenata para la tierra de uno”, “Barco quieto” y tantos otros que fueron insignia para tantos argentinos exilados en el exterior.

Su particular visión en el análisis de la política lugareña la colocó a la vanguardia de los trovadores de entonces, justamente cuando afloraba la moda del “café concert”,(1)  que consistía en una animación fluida con dialogo y participación espontanea del público asistente.

Su poesía de corte intimista se fue popularizando en el medio, hasta convertirse en textos de estudio en la escuela secundaria, y su autora fue reconocida dentro y fuera de su país, precisamente porque sobresalía de los encasillamientos ortodoxos de la época y se aggiornaba  en los nuevos desafíos que capturaba en sus constantes viajes al exterior.

“Hecho a Mano”, “Juguemos en el mundo” y su inefable “Otoño imperdonable” (2) fueron quizá sus obras emblemáticas a las que accedí en edad temprana, por lo que me ayudaron a mirar la realidad desde otro ángulo, consubstanciado con ese pensamiento lucido y crítico, al que sigo adhiriendo.

Cuando se estaba gestando la página web: brevettarodriguez.com.ar, no dudé un instante en insertar uno de sus poemas hecho canción: “Como la Cigarra”  con la magnífica interpretación de Sandro, al comienzo del sitio.

Siempre sostuve que esa letra, es una síntesis de mi propia historia de vida. Y por ello, nada más acertado que evocarla en el lugar en donde está publicada mi obra  política-literaria, que aunque diezmada por los sucesos de 1993, (3) fue recuperada en parte y puesta a consideración de quienes pudieren interesarse en ella.

Como La Cigarra
Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal,
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.
Cantando al sol,
como la cigarra,
después de un año
bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui,
solo y llorando.
Hice un nudo del pañuelo,
pero me olvidé después
que no era la única vez
y seguí cantando.

Cantando al sol,
como la cigarra,
después de un año
bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás
cuántas noches pasarás
desesperando.
Y a la hora del naufragio
y a la de la oscuridad
alguien te rescatará,
para ir cantando.
Cantando al sol,
como la cigarra,
después de un año
bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

María Elena Walsh

Fuente:
1- En Santiago del Estero, el primer Café Concert: La Jaula,  funcionó en el primer entrepiso del ex Grand Hotel.
2- http://brevettarodriguez.com.ar/?p=427  titulo de una nota a comienzos del 2008 en donde ilustro, con tapa del libro y foto de la autora.

3- Mi casa fue saqueada e incendiada por la turba organizada y el lumpen vernáculo que asoló la provincia entre el 16 y 17 de diciembre de 1993.-

miércoles, 9 de marzo de 2016

ACHO VIDAL OTRO AMIGO QUE NO ESTÁ

                                  
.                                    Otro amigo que fue, Salvador Ricardo Vidal, a quien con cariño le llamábamos Acho. Nos conocimos por los 70, cuando todos vestíamos con traje y corbata, Santiago del Estero era un pañuelo de cuatro avenidas lejanas y no había más de tres lugares para el encuentro.

Las noches aquellas de los sábados inevitables se repetían como de memoria. Tarde o más temprano nos teníamos que cruzar, si es que no coincidamos en la misma fiesta.

No había lugar nocturno en donde no se encontrara Acho. Lo mismo era Vinicius o la Jaula, Ruderico o el León de Oro, Valentino o Help. Nunca supe como se enteraba de las fiestas privadas con bellas visitantes de otras provincias. Tampoco la facilidad con que llegaba a las máximas autoridades provinciales, en tiempos difíciles en donde la incomunicación era moneda corriente.

Acho fue un entusiasta en todo y en aquel entonces una suerte de pionero de un porvenir que asomó cansino a una ciudad poco acostumbrada a las innovaciones repentinas. Pertenecía a la generación de la mitad de los 40, los tiempos del nacimiento del justicialismo revolucionario, que él recordaba en cada oportunidad que nos introducíamos en la arena política.

Simpático y cordial acaparó desde muy joven la noche de los santiagueños. En algún tiempo fuimos compañeros de radio, pero no compartimos micrófono. Animó fiestas y espectáculos, ejerció el periodismo, como empleado público pasó por la entonces Dirección de Turismo, la Casa de Gobierno y el Consejo Provincial de Vialidad.

La última vez que nos vimos fue en la presentación de su obra pictórica: “Salvados de la quema”. Se trataba de un paciente trabajo realizado en los basurales que bordeaban por entonces el Barrio Myski Mayu, en donde residía.

De allí extrajo una serie de objetos en desuso que fueron a parar al basurero, seguramente por inútiles, a los que dio vida imprimiéndoles algunas tonalidades elaborados sobre técnicas modernas de la arquitectura y la escultura.

-Yo pensaba –con semejante título- que me encontraría con algunos detalles de la quema generalizada de diciembre de 1993, le dije después de recorrer la muestra.

-No, hermano, respondió, esto es parte de algunas cosas que la gente arroja a la basura, porque de afuera, no saben mirar lo que tienen adentro.

En este espacio a la buena gente que pasó por nuestras vidas y por las de muchos otros, las despedimos de la misma manera y por siempre como a los artistas.         


Requiéscat in pace. 

martes, 8 de marzo de 2016

EL “GORDO” ANGEL ARTURO LUQUE

            

          Despues de soportar una cruel enfermedad en horas de la madrugada dejó de existir en su domicilio de “Puerta de Hierro” en Valle Viejo, Pcia de Catamarca, el ex diputado nacional  Ángel Arturo Luque, quien no pudo superar un cuadro crítico de diabetes, producto del cual un paro cardíaco lo llevó a no despertar del último sueño.

Lo conocí en el despacho del Jefe de la bancada justicialista, cuando se desempeñaba como Asesor mayor del entonces senador nacional Vicente Leónides Saadi, con quien tuvo en vida una estrecha y filial relación.

El “gordo” como amistosamente lo llamábamos, tenía un espíritu jovial y generoso. Presumía de forjar un culto de la amistad y no exageraba en su decir. Su casa bautizada como “Puerta de Hierro” en alusión a la mansión que habitó el General Juan Perón durante su exilio en España, estuvo siempre abierta para sus amigos y “compañeros” de lucha en la militancia justicialista.

Fue un luchador a ultranza en las filas del partido y nunca abandonó la corriente que inspirara su padrino político, el legendario varias veces gobernador de Catamarca, Vicente Saadi.

En 1989 su pueblo natal lo votó para que fuese diputado de la nación por lo que debió radicarse en la Capital Federal. Allí dos años después se produjo un hecho desgraciado, casualmente de idénticas características al que ocurriera en Santiago del Estero años más tarde; el asesinato de una joven en extrañas circunstancias, que desencadenó una historia de tintes novelescos en donde la intriga y la confusión subsisten todavía.

Se decía que el hecho estaba asociado con llamados “hijos del poder” - de la misma manera que sucedió en nuestra provincia-  lo que desencadenó luego de idas y venidas, una intervención federal a los tres poderes provinciales.

Uno de los acusados de estos hechos, resultó ser su hijo Guillermo Luque quien fue condenado a 21 años de prisión como autor material de la violación y el asesinato de María Soledad Morales, mientras que Luis Tula –supuesto cómplice- fue sentenciado a nueve años de prisión como partícipe secundario, dado que por entonces era pareja de la víctima y habría actuado como entregador.

Tuve - estando en su casa de visita- la oportunidad de leer casi 20 cuerpos del sumario de esa causa judicial, sin que advirtiera la participación de su hijo en el hecho. Vagos indicios, dimes y diretes, escasa documental fehaciente y un sinfín de falsos testimonios, daban cuenta de un procedimiento torpe y burdo que de manera alguna alcanzaba para una simple imputación.

A mitad de juicio se cambió la caratula de la causa, ordenada por un tribunal constituido sin ningún tipo de garantías –entre ellos un santiagueño del que prefiero -por ahora-  abstener comentarios- que arribó a una condena entre gallos y medianoches, la que finalmente fue a dormir a posterior, en los depósitos de la Corte de Justicia. Queda dicho todo.

El “Gordo” no pudo terminar su mandato en la Cámara, por decir públicamente lo que todos pensábamos y callamos, por ese entonces. Y se volvió a vivir como antes en su pueblo natal y a cargar el peso de una condena judicial y social, inmerecida e impropia, que soportó hasta el último de sus suspiros.

Estaba casado con Edith Pretti, una mujer excepcional de una infinita bondad y comprensión, también  ex diputada provincial por el peronismo, a quien le envío un fuerte abrazo y plenas condolencia por la pérdida de un amigo, todo terreno.