martes, 27 de marzo de 2018

CAUSA ANSES, DE LA POLÍTICA A LA GRAN ESTAFA.-

   por . Miguel A. Brevetta Rodríguez


Las oficinas de la Anses santiagueña, una caja de Pandora por donde se evaporaron como por arte de magia los dineros del Estado, una estafa que sin duda será la amas grande de la historia provincial 
Dicen que llegó la orden de ir escrachando paulatinamente a la gestión zamorista en la provincia. ¿Pero de dónde arribó el mandato? ¿Del comité nación del radicalismo o de la conducción provincial?  Lo cierto es que llegó a nuestra provincia un grupo de periodistas del Canal 13 capitalino pertenecientes al noticiero central de las 20, con el propósito de instalar el affaire ANSES, como si se tratase de hechos de corrupción endilgados al gobierno provincial.
Importa este dato porque la semana anterior, el mismo equipo de tareas, acompañado de profusa difusión televisiva, anunció una investigación a nuestra provincia, que resultó ser un fiasco, ilustrado por secuencias fílmicas supuestamente pertenecientes al interior provincial, de vieja data.

También se comentó que el grupo periodístico porteño montó su base estratégica en las oficinas del ANSES de la calle 25 de mayo. Allí se les entregó copias de expedientes varios y se les facilitó un libreto para armar una suerte de folletín amarrillo, para el escrache a una asesora de la diputada nacional Pastoriza integrante del gobernante Frente Cívico provincial.

Vendetta Política o Denuncia pública?

En principio esta maniobra pasó inadvertida por sobre las articulaciones del poder competente para sustanciar esta causa judicial. Quizá por eso la justicia local arremetió de inmediato en contra de propios y extraños, ordenando detenciones varias e instaurando directivas al filo de su competencia, mejor dicho, incompetencia, o quizá a sabiendas de que ese sumario le correspondía a otro dueño, por lo que mucho no se hizo esperar su declinatoria.

Mientras la ANSES miraba para otra parte, la justicia federal no entendía en donde estaba el nudo del ovillo. Es más, al no recibir una denuncia fundada de parte de las autoridades de la administración perjudicada, los engranajes de la trama defraudadotoria, aprovecharon la distracción y se ocuparon de borrar sus propias huellas, cambiar domicilios y ocultar sus bienes, dejando para los investigadores la detención de los “perejiles” en lugar de los que pergeñaron la maniobra ilícita.

Al parecer a los que denunciaron el ilícito, les sobraba con haberlo hecho público a través del periodismo foráneo, dando solo algunos nombres y facilitando el GPS para que se los encuentre desprevenidos y  se logre la nota periodística, que alteró la calma de los santiagueños. 

Pero, todo mal, hasta el arribo del Fiscal natural de la causa, quien no dudó en advertir la trama picaresca que distrajo la atención de la justicia. Este sin vacilar se interrogó: ¿“denuncia pública antes que en sede judicial”, “no se ha denunciado a tiempo las irregularidades que se cometían…”? Recordando también que le había solicitado a la Gerente de ANSES: “contactarse con la entonces Fiscal de turno para que pudiera iniciar a tiempo las actuaciones y ordenar allanamientos para evitar prófugos en la causa” (ver Liberal 24/3).

Pero, según los escasos avances en la investigación, no se escuchó a la palabra autorizada. ¿Cómo se explica? ¿Estaremos ente una supuesta violación de los deberes de funcionario público, un abuso de autoridad, desobediencia judicial, omisión de denuncia, complicidad con los actores del desfalco,  o simple negligencia e ineptitud en la función?

La trama interna administrativa

Algunos operadores datan el manejo espurio con fecha de inicio 2012, pero no se sabe con exactitud, cundo fue el comienzo de la primera maniobra, tampoco se pude precisar la fecha de constitución de las “tres bandas” internas –como se comenta- que vienen operando con la anuencia y la supuesta complicidad del mandamás de turno, digamos la cabeza principal del organismo.

Según declaraciones públicas de la Gerente del ente administrador, recién tendrían detectadas unas 100 pensiones, de las miles de miles, que se estiman otorgadas indebidamente. Resulta pasmoso el desaprensivo accionar de las autoridades que tienen a cargo el manejo del ente más importante de la previsión social en la provincia.

Le está costando mucho a la justicia el esclarecimiento de los hechos denunciados, quizá porque no se pone en movimiento la investigación sobre los pasos previos a la concesión de los beneficios. Hay una sola forma de establecer quienes fueron los encargados de falsificar los documentos internos material e ideológicamente.

Si nos detenemos a confrontar lo que constituye “la radiografía” del expediente administrativo, se advertirá que no es fácil obtener un beneficio previsional, si no se cumplen con los requisitos de ley. Teniendo en cuenta que la ANSES exige que los turnos para el inicio de gestiones estén documentados en la red informática, alguien es el encargado de que esos turnos, no sean deliberadamente  manipulados.

El encargado de la boca de iniciación, debe constatar y dar fe de la firma del formulario principal con el que se da apertura al trámite, el mismo que orienta el circuito administrativo y acondiciona la prueba documental.

El verificador de los servicios denunciados debe responder si los mismos resultan idóneos para regularizar el trámite. La misma responsabilidad le asiste a quien realiza los cómputos de los aportes denunciados, como el que se ocupa de confeccionar la liquidación final.

No podemos olvidar que se trata de un expediente que requiere asesoramiento legal y un  dictamen  final, previo a la concesión del beneficio.

La organización delictiva

Desde que se avocó al sumario el Fiscal Pedro Simón puso la mira en la organización delictiva que opera puertas adentro del organismo previsional. Advirtió que el beneficiario de una pensión apócrifa, esta fuera del circuito administrativo, porque no necesariamente debe dar conformidad al inicio de la gestión, ya que ésta se puede pergeñar con solo el documento de identidad de quien será el futuro  titular de un beneficio.

El resto del tramite se realiza internamente sin la participación del supuesto solicitante, quien ni siquiera debe acreditar su estado civil, porque quienes integran el circuito de gestión aportaban las actas mellizas, o falsas con las que se engrosaba el expediente.

La organización, solicitaba el pago de una suma determinada, según el monto de la pensión ofrecida, aparte del cobro íntegro del retroactivo que estas generaban, de inicio a fin. Esta maniobra era un secreto a voces diseminado en toda la provincia. Es decir que el agraciado “pensionado” cuando se le comunicaba que había adquirido ese status previsional, asistía acompañado de los promotores a la entidad bancaria, percibía los haberes, se los despojaba de la totalidad de lo cobrado y solo se quedaban con la tarjeta de cobro, para que recién se haga efectivo el primer haber, al mes siguiente.

También se conoce que la “banda” autogeneraba prestamos con la tarjeta Argenta, obvio que a nombre del beneficiario, quienes ajenos a estos hechos, se enteraban que habían sido favorecidos con cierto monto, cuando se los obligaba a concurrir a las casas bancarias para hacer efectivo una importante suma que no estaba en sus cálculos.

También se acreditó que dentro del organismo y en el circuito administrativo participan abogados del ente, médicos internos y externos, escribanos y policías dando fe de ciertos actos. Si nos atenemos al tiempo transcurrido sujetándonos a un universo que contemple los beneficios otorgados en estos últimos cinco años, el volumen que se percibió indebidamente es cuantioso e impredecible, pues se debe considerar que los beneficios concedidos en principio, son incrementados paulatinamente y esa movilidad los torna inciertos, y es preciso recurrir a una calculadora, para obtener los números exactos.

Hay que apuntar para arriba
Es indudable que los encargados del contralor administrativo miraron para otro lado, o forman parte del circuito delictivo. Si habrían cumplido con la misión que la comunidad les ha encargado la mega estafa que se está investigando no podía haber existido. Resulta imposible obtener un beneficio apócrifo. La ley ha previsto los mecanismos conducentes para evitar este tipo de maniobras. Muchas veces la prensa lo ha denunciado, pero nadie quiere escuchar lo que no quiere o no le conviene.

Santiago del Estero es la provincia con mayor cantidad de pensionados por invalidez. El ministerio de Desarrollo Social eliminó en lo que va del año unas 70.000 pensiones por discapacidad. Hasta junio del año pasado estaban bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, y a partir de ahora, la ANSES las abonará como si fueran Pensiones Universales para el Adulto Mayor.

En el caso que estamos tratando, son las máximas autoridades de la ANSES quienes cargan culpas por reconocer. El año pasado, en materia de pensiones por invalidez,  según la Dirección Nacional de Programación Económica y la base de datos del organismo, dijo que el puesto Nº. 1 lo ocupa la provincia de Santiago del Estero con más del 8,18%, encabezando el ranking nacional de pensiones por invalidez... También en octubre de 2016, lo dijo el diario la Nación en base a datos aportados por el Ministerio de Desarrollo que el 35% de la población activa de Santiago del Estero, es decir, uno de cada tres santiagueños en condiciones de trabajar, recibe este beneficio.

La confianza burlada
Ni la ANSES, ni el PAMI deben ser usados para el manejo de la cosa política. Se trata de dos institutos nobles de extraña naturaleza, que el Estado puso al servicio de quienes alcanzaron la tercera edad. Se sabe que el sistema que contiene a ambas dependencias, se encuentra encorsetado, ante la desproporción existente entre trabajadores activos que aportan al sistema y los que integran la gran masa previsional.

Estos dos organismos se desenvuelven con el mismo circuito administrativo, que no puede ser vulnerado por factores externos, si no se cuenta con la complicidad de quienes componen el la requisitoria del sumario y sus autoridades.

Estos hechos confiscatorios constituyen una de las razones del bajo haber que se abona a la clase pasiva argentina y si al exiguo beneficio que perciben, se les suma el acecho sobre sus fondos,  de bandas delictivas que actúan en todo el territorio, burlando la fe pública y la confianza depositada en la tarea que ejercen, mejor futuro, no se les puede augurar.

Aquí no termina –porque recién empieza- la tarea investigativa que lleva adelante la justicia federal en nuestra provincia. Difícilmente se podrá saber el monto real de lo defraudado al sistema previsional, con la confección de las llamadas “pensiones truchas” y esto es nada en comparación con las “pensiones por invalidez” que se repartieron a diestra y siniestra por todo el terruitorio provincial. Esto tiene también un encuadre de tinte político, pero esta, es otra historia.