jueves, 28 de febrero de 2019

SACATE EL ANTIFAZ... TE QUIERO CONOCER

Nota Editorial del 3 de febrero de 2010


        Hace unos meses algunos medios de prensa publicaron el sofisticado método que eligió un funcionario público, para conocer la opinión del electorado de su país, respecto de sus gobernantes, él incluido.
       Precisamente fue el Ministro de Vivienda sudafricano, Mosima Gabriel Sexwale, quien tomó la insólita decisión de dormir de incógnito, con los pobres en una casilla de chapa en un barrio marginal de Johannesburgo.

       "Se trata de un empresario multimillonario, conocido como Tokyo Sexwale quien decidió hospedarse en la casilla número 124.691 del barrio Diepsloot, apenas provisto de una vela y una frazada. 
         Según la prensa local, el funcionario del gabinete del presidente Jacob Zuma es dueño de viñedos y de una isla en el Océano Indico. Su fortuna la levantó gracias a sus habilidades en el mundo de los negocios.
Sexwale, de 56 años, es un ferviente activista anti-apartheid y ex prisionero político. Carismático, estuvo detenido en Robben Island junto a figuras de la política como Nelson Mandela. Asumió su puesto en el gobierno de Zuma en marzo pasado" (1)

       También se supo que el presidente Jacob Zuma, visitó desde el anonimato, (digamos a escondidas)  un barrio pobre en el que hace pocos días su población manifestaba su rabia con disturbios y piquetes.
       Se trata nada menos que del país anfitrión del próximo mundial de fútbol, que será el escenario obligado al que observará todo el planeta y de quien se conocerán hasta los más mínimos detalles de su existencia pasada, presente y futura.

       ¿Qué impresión, de tamaño contacto con la realidad, habrán asimilado tanto el Ministro como el Presidente ambos embarcados en esa especie "conocimiento aventura"?

       Podemos asegurar que esa travesura, no es nueva. Basta recordar, por ejemplo,  cuando el actor Arturo de Córdoba, se disfrazó de mendigo (2) y con las limosnas que recogió en esa actividad, se convirtió en  millonario y así desdoblando su personalidad, pudo transformándose en  un hombre poderoso que vivió con lujos en su palacio, mientras que por las noches,  mutando a pordiosero llega a conocer a los hombres y a medir sus verdaderas intenciones, como sus afanes.

       Infinidad de películas biográficas, nos mostraron a ciertos reyes travestidos de mendigos y mezclados entre la plebe, para así poder conocer el pensamiento de los súbditos para con la realeza. Claro, sólo una inveterada desconfianza entre familiares, funcionarios y allegados -propio de lo acontecido en la antigüedad-  podía inducir a un monarca a descender a las entrañas de la fuente popular, para conocer el valor de su imagen o la estabilidad de su gobierno.
       
       Hasta el mismo Maquivelo observó que la treta del disfraz resultaba idónea a la hora de la toma de conocimiento directo del propio monarca y su plebe.
Ahora, bien, no dejo de preguntarme: ¿Qué comentarios escucharía la señora presidenta o su marido, si por ejemplo concurrieran camuflados a la tribuna del club Chacarita un domingo de clásico?
       Lo mismo para el ministro De Vido o el gobernador Schiaretti. ¿Si  tropezaran con una marcha de Castell o en un piquete de su propia tropa. ¿Qué escucharían sobre sus gestiones?

       Resulta peligroso para la democracia, el ejercicio temerario por parte de las actuales autoridades, de concentrarse en una especie de política autista. En estos momentos en que desde algunos medios de comunicación se viene fomentando el accionar de algunos que prefieren, "la justicia por mano propia", que el debido proceso legal,  hace sin lugar a dudas, peligrar la paz social.

       En Santiago del Estero, son varios los funcionarios que debieran emular tanto al ministro como al presidente sudafricano, al solo efecto de que conozcan por boca de la comunidad, lo que el pueblo opina de determinadas gestiones.
       Ejemplo valido también, para algunos magistrados, concejales, diputados, intendentes y responsables del área cultural.

       En fin, tarde o temprano, lo oculto sale a la luz, por lo que resulta vano esconder la tierra bajo el lienzo de disimular.


Fuente:


(1)- Diario El Clarín,  7/8/2009
(2)  Del film: "Que Dios de lo pague" (1948) 

martes, 5 de febrero de 2019

LOS TÚNELES DEL TEATRO 25 DE MAYO. (nota I)



         

                                                De los tiempos del “Barquito Bar” en horas de la siesta, hasta bien entrada la tarde, asoman los fantásticos relatos de entrañables amigos que por entonces, parecían saberlo todo, desde don Gaspar  Villarreal,  el periodista Segundo Osorio,  el actor Justo José Rojas hasta el maestro Victoria, quienes narraban sus encuentros –no sé de qué tipo- con los misteriosos fantasmas que habitaban en los túneles y en el propio recinto del teatro 25 de Mayo.

A fines de los años sesenta no era mucha la información verificada, sobre los insólitos acontecimientos que – por dichos de los amigos- se reiteraban en nuestro primer coliseo. Se trataba de una especie de amena coincidencia con “Los fantasmas del Roxy” que no hace mucho inspiró Joan Manuel Serrat. (1)

Por ese entonces el edificio de la calle Avellaneda, no había festejado sus sesenta años y eran tantas las anécdotas que cobijaba, que superan a las más febriles mentes de la época, cuando solamente algunas publicaciones aisladas,  confirmaban la existencia de los recónditos túneles, mientras que otras lo negaban sin más explicaciones.

Al poco tiempo de aquellas amenas charlas de café, asumí como Director General de Cultura de la provincia, (2) con competencia sobre bibliotecas y museos, más el teatro de las mil anécdotas.  Como no podía ser de otra manera en ese organismo, no existía presupuesto para iniciativa alguna. Se trataba de una dependencia dentro de un organigrama sin planificación, ni proyectos, centralizada, pero con una caja afectada, solo para el pago de sueldos al exiguo personal.

Claro, que no dejé pasar la oportunidad de llegar al fondo de la trama y me avoqué de inmediato a develar los misterios que escondían esas solidas paredes de las que se decían, albergaban una de las “acústicas” mas ponderadas de América.

En el mes de septiembre de 1973, por intermedio del periodista Cesar Leonino Suarez y el poeta Dardo del Valle Gómez convoqué a todo el personal de maestranza de la casa, para que colaborasen con el proyecto de averiguar sobre la existencia de los comentados túneles existentes en el subsuelo del teatro.

También solicitamos la colaboración de los bomberos voluntarios, quienes pudieron descender hasta la parte baja del escenario, desde donde extrajeron varias camionadas de polvo puro, previo a lograr transitable el lugar.

Iluminamos mediante poderosos reflectores la zona acicalada y se avanzó hasta aproximadamente lo que sería la fosa, previa a las primeras plateas, hasta que se detuvo el trabajo por falta de oxigeno. No contábamos con máscaras especiales, para lograr el cometido, tampoco con otros elementos de iluminación.

Hacia la izquierda, es decir con vista paralela hacia calle Avellaneda, pudimos divisar dos túneles o galerías de reducidas dimensiones de aproximadamente un metro y medio de alto por igual tamaño de ancho, ambas podrían orientarse hacia la plaza principal y de allí bifurcarse hacia otros destinos.

Estos túneles, se encontraban franqueados por rejas de medio punto, gruesas cadenas y un candado de significativo tamaño. Sin intentar ingresar por el reducido pasaje, iluminamos la zona y advertimos que a escasos metros se elevaba –franqueando el paso- una construcción de tipo medianera, con ladrillos vistos, sin evidencia de vieja data.

REF:

(1) Álbum “Bienaventurados”
(2) Agosto de 1973


lunes, 4 de febrero de 2019

LOS TÚNELES DEL TEATRO 25 DE MAYO. (nota II)


Volvimos al día siguiente, pero detectamos que había sofocación en el ambiente por lo que el aire resultaba escaso, los voluntarios temían la posibilidad de un derrumbe, y sin contar con las herramientas adecuadas, la aventura podría tornarse azarosa. 
                                    
                                                                                                                                                                       
Oscuridad y perspectiva. Los contornos de los portones están a la vista.  Solo coincidencias?    Así, de inmediato, se interrumpieron las tareas.  Por la tarde lo interesé al Gobernador (3) sobre el hallazgo y la significancia para el ámbito de la cultura de proseguir en el intento. Me pidió un presupuesto y prometió que lo estudiaría.

Estábamos ante un hecho singular, porque pretendíamos desmitificar más de medio siglo de rumores, dimes y diretes, en torno a pretendidos sucesos de nuestra historia provinciana que de una u otra manera, ayudarían a comprender la razón del proceder de nuestros próceres.

Al mes siguiente se llamó a elecciones imponiéndose el Partido Justicialista con Carlos Juárez  a la cabeza, sobre la sigla MID –frente de partidos anti juaristas- que presentó a Francisco López Bustos como candidato a la primera magistratura.
Obvio que el resultado electoral  significó el fin de mi gestión al frente de la Dirección de Cultura y el desinterés total por lo realizado y por la proyección de nuestra cultura popular.  Pero nuestras intenciones nunca claudicaron y con el tiempo me di cuenta que habíamos dado el punta pie inicial para que se continuase  con la búsqueda de la verdad real. 

Recuerdo aun las conversaciones mantenidas con el Fray Cesar Acosta, quien sostenía que debajo del altar mayor de la Iglesia La Merced se encontraban ambos túneles, de iguales dimensiones y en las mismas condiciones que los que descubrimos en el Teatro 25 de Mayo. Sugiriendo que el recorrido de estos pasadizos secretos de comunicaban con la casa del Gobernador Ibarra y con la casa de gobierno, entonces situada frente de la Plaza Libertad.
Más de un amigo dependiente de la policía provincial, me ilustró al respecto, mencionando la existencia de dos aberturas “tipo túneles”  que se encontrarían situados a la altura de los calabozos que existían en la Jefatura de la Policía provincial –sobre calle Libertad- advirtiéndome que los jefes habían prohibido al personal policial merodear por la zona del misterio.

A poco de la publicación de la primera nota sobre los misteriosos túneles, recibí el llamado de una querida amiga, quien me manifestó que fue testigo desde niña, de la existencia de dos aberturas de similares tamaños y características que se encuentran en los fondos de la Iglesia La Inmaculada, a donde asistía en calidad de alumna en la escuela primaria, dato que no tenia registrado y que en realidad no me sorprendió.

Así las cosas, continúan todavía los relatos sobre la existencia y la razón de ser de esos anónimos y oscuros corredores, íntimamente relacionados con nuestro primer coliseo, que acaba de celebrar sus primeros cien años al servicio de la cultura santiagueña.

 Lo cierto es que pasaron ya, casi cincuenta años desde que emprendimos la búsqueda de la verdad, cuando sin nada, arremetimos en contra del basural existente debajo del palco principal de nuestro apreciado teatro y le corrimos la cortina a los rumores de entonces.

Casi cincuenta años de espera sin que se tengan respuestas ciertas a tanto rumor incierto, que de alguna manera, nos tiene como los precursores en busca de la verdad.

Ref.
(3) Prof. Juan Jiménez Domínguez interventor de la Provincia.