Nota Editorial del 3 de febrero de 2010
Hace
unos meses algunos medios de prensa publicaron el sofisticado método
que eligió un funcionario público, para conocer la opinión del
electorado de su país, respecto de sus gobernantes, él incluido.
Precisamente
fue el Ministro de Vivienda sudafricano, Mosima Gabriel Sexwale, quien
tomó la insólita decisión de dormir de incógnito, con los pobres en una
casilla de chapa en un barrio marginal de Johannesburgo.
"Se
trata de un empresario multimillonario, conocido como Tokyo Sexwale
quien decidió hospedarse en la casilla número 124.691 del barrio
Diepsloot, apenas provisto de una vela y una frazada.
Según la prensa local, el funcionario del gabinete del presidente Jacob Zuma es dueño de viñedos y de una isla en el Océano Indico. Su fortuna la levantó gracias a sus habilidades en el mundo de los negocios.
Según la prensa local, el funcionario del gabinete del presidente Jacob Zuma es dueño de viñedos y de una isla en el Océano Indico. Su fortuna la levantó gracias a sus habilidades en el mundo de los negocios.
Sexwale, de
56 años, es un ferviente activista anti-apartheid y ex prisionero
político. Carismático, estuvo detenido en Robben Island junto a figuras
de la política como Nelson Mandela. Asumió su puesto en el gobierno de
Zuma en marzo pasado" (1)
También
se supo que el presidente Jacob Zuma, visitó desde el anonimato,
(digamos a escondidas) un barrio pobre en el que hace pocos días su
población manifestaba su rabia con disturbios y piquetes.
Se
trata nada menos que del país anfitrión del próximo mundial de fútbol,
que será el escenario obligado al que observará todo el planeta y de
quien se conocerán hasta los más mínimos detalles de su existencia
pasada, presente y futura.
¿Qué
impresión, de tamaño contacto con la realidad, habrán asimilado tanto
el Ministro como el Presidente ambos embarcados en esa especie
"conocimiento aventura"?
Podemos
asegurar que esa travesura, no es nueva. Basta recordar, por ejemplo, cuando el actor Arturo de
Córdoba, se disfrazó de mendigo (2) y con las limosnas que recogió en esa
actividad, se convirtió en millonario y así desdoblando su
personalidad, pudo transformándose en un hombre poderoso que vivió con
lujos en su palacio, mientras que por las noches, mutando a pordiosero
llega a conocer a los hombres y a medir sus verdaderas intenciones, como
sus afanes.
Infinidad
de películas biográficas, nos mostraron a ciertos reyes travestidos de
mendigos y mezclados entre la plebe, para así poder conocer el
pensamiento de los súbditos para con la realeza. Claro, sólo una
inveterada desconfianza entre familiares, funcionarios y allegados
-propio de lo acontecido en la antigüedad- podía inducir a un monarca a
descender a las entrañas de la fuente popular, para conocer el valor de
su imagen o la estabilidad de su gobierno.
Hasta
el mismo Maquivelo observó que la treta del disfraz resultaba idónea a
la hora de la toma de conocimiento directo del propio monarca y su
plebe.
Ahora, bien,
no dejo de preguntarme: ¿Qué comentarios escucharía la señora presidenta
o su marido, si por ejemplo concurrieran camuflados a la tribuna del
club Chacarita un domingo de clásico?
Lo
mismo para el ministro De Vido o el gobernador Schiaretti. ¿Si
tropezaran con una marcha de Castell o en un piquete de su propia tropa.
¿Qué escucharían sobre sus gestiones?
Resulta
peligroso para la democracia, el ejercicio temerario por parte de las
actuales autoridades, de concentrarse en una especie de política
autista. En estos momentos en que desde algunos medios de comunicación
se viene fomentando el accionar de algunos que prefieren, "la justicia
por mano propia", que el debido proceso legal, hace sin lugar a dudas,
peligrar la paz social.
En
Santiago del Estero, son varios los funcionarios que debieran emular
tanto al ministro como al presidente sudafricano, al solo efecto de que
conozcan por boca de la comunidad, lo que el pueblo opina de
determinadas gestiones.
Ejemplo valido también, para algunos magistrados, concejales, diputados, intendentes y responsables del área cultural.
En fin, tarde o temprano, lo oculto sale a la luz, por lo que resulta vano esconder la tierra bajo el lienzo de disimular.
Fuente:
(1)- Diario El Clarín, 7/8/2009
(2) Del film: "Que Dios de lo pague" (1948)
(2) Del film: "Que Dios de lo pague" (1948)
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