viernes, 13 de diciembre de 2019

LA ÑATA CONTRA EL VIDRIO


Freddy  me vió llegar a la distancia. Clavó sus ojos en mis mocasines, miró el reloj y  mi corbata. No dijo nada... salvo una extraña reverencia que posibilitó la apertura de la puerta y el ingreso al boliche
   
                         Son inimaginables las cosas que nos ocurren en el transito permanente por la vida. Son invariables los hechos que se van sumando hasta formar una colección de recuerdos a los que recurrimos a causa de la asociación permanente de ideas.

Los dorados setenta –como suelo denominar a la década- fueron una constante en donde las sensaciones de asombro y admiración marchaban al mismo ritmo descubriendo las misceláneas de un mundo en constante proyección, que se mezclaban entre culturas de las más diversas fuentes.

En aquel tiempo la Capital Federal nos parecía una lejanía inconmensurable, que se perdía en la magia de lo imposible, no solo por las distancias medidas en kilómetros, sino porque las imposibilidades de acceder a la vorágine de un modus vivendum que se renovaba permanentemente.

ROBERTO CARLOS tocaba en Mau Mau casi todos los veranos de los 70.
Desde allí se reflejaban las luces del gran orbe, en donde se construían expectativas impensadas y a donde arribaban las novedades relacionadas con el cine, la música, la pintura y todas las formas del arte en su más pletórica realización.

La emblemática boite de aquellos años, se llamó Mau-Mau. Esa glamorosa sala musical que recibió el mote de “in” a donde estacionaba el “jet-set” de aquellos años. Por alli pasaron: Liza Minelli, Omar Shariff, Philippe Junot, Cristina Onassis, en donde Roberto Carlos grabó un Log Play en vivo, Charles Aznavour, Alain Delon, Geraldine Chaplin, Antonio Gades, Omar Shariff, Rudolf Nureyev, Ornella Vanoni, Wilson Simonal.

Durante 30 años, Mau Mau fue sinónimo de noche "bien", diversión, moda y vidriera para mostrarse. No era para cualquiera. Para poder ingresar, había que pertenecer a cierta elite

No olvido al estadio del club Central Córdoba, cuando desde la platea “Pucho” (1) alentando a los jugadores exclamaba a viva voz:  “lata liste, lata liste” Eran pocos quienes lo interpretaban al hincha más entusiasta de los aurinegros.  Traducido decía: “baile-baile”.

No sé de cuál sería la fuente de inspiración de los hermanos José y Alberto Lata Liste (1) para bautizar con esa extraña expresión, al lugar elegido por generaciones de argentinos, para deleitarse con la noche porteña. 

En la calle Arroyo, entre Suipacha y Esmeralda, estos hermanos mellizos y oficiaba de socio Federico Fernández Bobadilla, inauguraron el 10 de abril de 1964, ese lujoso boliche para unas 350 personas aproximadamente, con tapizados y pieles de cebra, mesas ratonas y cabezas de animales embalsamadas en las paredes.
Ese lugar se asemejaba a un portensoso estar de un jeque arabe habida cuenta de los elementos que decoraban el lugar.

Como antecedente inmediato, según el nombre,  podemos asegurar que: “Mau Mau fue una organización guerrillera de insurgentes keniatas que luchó contra el Imperio británico durante el periodo 1952-1960. Sus miembros eran fundamentalmente de la tribu kĩkũyũ con algunos elementos Meru y Embu.

Aunque militarmente el levantamiento Mau Mau fracasó, precipitó la independencia keniata y motivó la lucha contra las potencias coloniales en otras regiones africanas. La rebelión no tuvo éxito militarmente, pero ayudó a crear desconfianza entre los colonos blancos y el gobierno de Londres, lo que contribuyó a crear el clima que llevó a la independencia de Kenia en 1963.” (2)

Nunca imaginé que alguna vez podía ingresar por la puerta grande a ese emblemático portal que signó a tantas generaciones de argentinos. Y el sueño se hizo realidad, una noche cálida comenzando los noventa. La pasé a buscar por su casa con la idea de un café y mucho dialogo y sin quererlo nos detuvimos al frente de la discoteca soñada.
En la calle Arroyo, entre Suipacha y Esmeralda, los hermanos mellizos Alberto y José Lata Liste, y su socio Federico Fernández Bobadilla, inauguraron el 10 de abril de 1964, un lujoso boliche para 300 personas, con sillones tapizados con pieles de cebra, mesas ratonas y cabezas de animales embalsamadas en las paredes.
 El lugar simulaba ser el living de un millonario que organizaba fiestas todas las noches.

La musita estaba pergeñada por el famoso disk jockey Exequiel Lanús. Y la atención a cargo del maître ‘El tano’ Fabrizzi, tuteaba a los todos los habitués. En la puerta el Julio Fraga, los hombres sólo con saco y corbata y las mujeres, con vestidos de soirée. 
Nos miramos y sin acuerdo previo nos dirigimos en silencio hasta el boliche. El mítico morocho –que era parte del paisaje y de la casa-  nos dio las buenas noches decidiendo que las puertas se abriesen por intermedio de dos patovicas apostados en el lugar.
  
Después, todo fue  lo imaginado con el lujo de todos los detalles, desde las mesas individuales alumbradas con su velador mortecino, hasta los confortables sillones en los laterales destacando el estilo inconfundible del salón.

Bebí el champan más confortable de mi vida y escuché a mi corazón latir embravecido a causa del encanto, del aroma de una piel que por momentos me incitó a  levitar.
Mau Mau cerró en 1994. José Lata Liste, murió en junio de 2011, cuando tenía 78 años. Su hermano Alberto había muerto unos años antes.
En 1998 el edificio fue demolido y allí se construyeron dos torres. Alli se derrumbaron las noches del glamour, cuando se decia que Isidoro Cañones después de ‘reventar’ la noche allí terminaba, desayunando en La Rambla o en La Biela.


Recién me preguntaron por la suerte de aquel  local que fue venerado como único en su estilo y se me ocurrió contar en estas líneas, que alguna vez pasé por el lugar, y me sentí como si fuera el personaje discepololiano de aquel tango: 

                                    “ De chiquilín te miraba de afuera
                                      como a esas cosas que nunca se alcanzan...
                                      La ñata contra el vidrio,
                                      en un azul de frío,
                                      que sólo fue después viviendo
                                      igual al mío...”  (3)



FUENTE:
1- Los creadores de Mau-Mau
3- Cafetín de Buenos Aires, Tango (1948) autores:  Mores y  Discepolo 





miércoles, 4 de diciembre de 2019

CHAU ELSA...



Elsa Castillo Carrillo de Gimenez

      Seguro que me están sobrando las palabras para decirte adiós, pero no me resulta fácil, simplificar el tiempo compartido durante tanta vida. 
Pasaron sin querer cincuenta años, de andar y desandar nuestros caminos y en el medio aprendimos, entre tantas otras cosas, lo gratificante y sencillo que confiere el valor de la amistad, la grandeza del lazo familiar y el honrar el sentimiento, que la generosidad del Señor, nos mandó a ejercitar.

Qué triste es admitir que sin darnos cuenta, fuimos creciendo juntos y el destino nos fue repartiendo a veces, pesares y alegrías, olvidos y tristezas y un sin fin de entusiastas fantasías que nunca dejaron de asombrarnos. Fueron más las victorias, que las luchas perdidas, que al fin y al cabo se transformó en haber,  a la hora del balance.

Tu vocación por el estudio se plasmó en la enseñanza y fuiste portadora de la fuente, en donde abrevaron un sin fin de generaciones, que desde tu cátedra entendieron el alfa y el omega, la encubierta la raíz del verbo y el arcano que emerge del latín.

Muchos van a extrañar el oui o el mon amour de tu dicción perfecta, la gala tu excelsa simpatía y ese aire perfumado de Paris… aromando el paisaje de Santiago.

Esa elegancia innata que adornó tu franca bizarría, acumuló cadencias tras tus pasos y creció nostalgioso ese glamour pausado, que engalanó el nivel de tu presencia.

Quizá nunca advertiste los nobles sentimientos que dejaste arraigados en el corazón de tus alumnos, ese reconocimiento pleno, trasmitido por décadas, el mismo que seguirá resonando, tras cada evocación de quienes te conocieron.

Vivir es recordar, que duelen las ausencias, aunque quede el consuelo de esta amistad profunda, bordeando el medio siglo que no ha pasado en vano. Los años se nos fueron depreciando tras el alto compromiso de existir.

Ya no estas, no te veremos más, pero intuyo, que fuiste jubilosa a la casa del Padre a ofrendar tu humildad al pasar por el mundo.  Agradezco tu ahínco por advertirme siempre enmendar mis errores, desde la predica del deber y la enseñanza y en el nombre de todos, quienes fuimos tus alumnos, te damos las gracias por tanto… sin dejar de llorar por tu partida.

                  Requiescat in pace

sábado, 23 de noviembre de 2019

DETRÁS DEL MALEVAJE.

  A 11 años del triste episodio.
      
El Malevo Ferreyra, un personaje salido de un cuento de la belle epoc. Simpático, odiado y querido por su pueblo, se convirtió en leyenda.
                           
No se lo conocía, ni como personaje de la cultura mistonga, ni como policía provinciano de particular aspecto, metido en las profundidades de una vocación orientada a servir al orden con subordinación y valor.

Recién a partir de los ochenta su nombre y su apelativo, eran un murmullo apenas, por las orillas de un Tucumán que no logra curar las heridas que sintió, tras la crueldad de los años de plomo, como pocas provincias argentinas.

Una década más tarde su figura se tornó emblemática. La camisa negra, el sobrero blanco, las patillas pobladas, entornando unos ojos profundos, inquisidores y altaneros que sobresalían por sobre un rostro castigado por el sol y los vientos de la pobreza en su pueblo natal.

  "Nació en un barrio con malvón y luna
  por donde el hambre suele hacer gambetas"

La crónica periodística lo mostró después en su total dimensión, cuando se fugó del lugar en donde debía cumplir una condena -según él injusta y desproporcionada- no así para quienes firmaron la dura sentencia que lo convertía en un convicto de máxima peligrosidad.

 Pero, no se trataba de un delincuente más, empeñado en introducirse dentro de los tipos penales exponiendo su figura de espaldas a la ley.
El sentenciado era nada más y nada menos que un policía, al servicio de la protección de las leyes y de la sociedad, con el rango de Comisario, que no es poco y que no es fácil ostentar esa condición dentro de los cuadros de la férrea estructura policial.

Se supo que no había peregrinado su niñez entre los mimos y los juegos dorados, como que no creció sobre un lecho de rosas, esas que florecen lejos de los lamentos, los clamores y las necesidades por la supervivencia.

Y ello nos hace presumir que cuando adultos, nos convertimos en un pedazo de lo que fue nuestra historia, mezclada con el resto de lo que conseguimos en la edad madura.
Tal vez por eso la fantasía del sombrero alado, la camisa emblemática y las patillas desbordantes, para conformar la imagen de  aquellos "guapos" de la belle epoque sin miedos y sin límites como forma de asumir la vida.

Mario Ferreyra se mantuvo prófugo a principios de los noventa, después de conocer su cuestionada condena y no pasó inadvertido, ni para el país, ni para el mundo, pues su imagen recorría por los medios, mostrando una historia que se mezclaba con la tragedia, la impunidad, el descontrol judicial y una especie de ternura rosa que también exhibía a una joven mujer -que se mantuvo unida en el periplo-  pues había decidido ser su compañera para siempre, al mejor estilo de Bonnie & Clay.

 "Dicen que dicen que una noche zurda
  con el cuchillo deshojó la espera"


Alguien rememoró que a los doce años se enfrentó a una leona con un cuchillo y que por donde él transitaba con su estampa temida, no había robos, ni desmanes, y que su olfato esclareció innumerables crímenes ocurridos en su provincia.
Por lo que sabemos, no fue una persona que encarnara el mal, por lo que no hay razón valedera y responsable que nos lleve a juzgar -como hoy parece ser costumbre- lo que no se conoce.

Lo cierto es que una multitud despidió sus restos. No faltaron sus compañeros de armas, ni sus amigos de siempre, ni aquellos allegados al Poder para quienes sirvió.
Es que en síntesis, la policía no es más que eso, una institución al servicio de los que mandan, bien o mal.

No conocí al personaje popular, salvo su imagen mitad romántica, mitad leyenda que escogió los montes de Santiago del Estero para hacer un alto al asedio judicial y que valga la paradoja por la jueza que lo mandó a detener, quien también pasó por la función publica en mi provincia, sin resultar ser de las mejores.

Pero, no acostumbro a opinar sobre estos casos, sin expediente en mano. Y en verdad, no es aventurado a veces,  guiarse por indicios o por pequeños gestos que a los ojos de la objetividad, nos devuelven un conocimiento inmediato de lo que puede resultar verdad. A pesar de todo, no puedo ocultar que la figura del "malevo" siempre me resultó simpática.

¿Y cómo definir a un hombre que decidió dejar este mundo por causa de la incomprensión de los que no conocen los grados del poder? 

Llamó a un sacerdote y pidió su absolución poco antes del tremendo desenlace. Y fue absuelto, por la justicia divina, pues a pesar de todo, tuvo el tiempo reflexivo para pensar en Dios.

Y antes del estampido final, balbuceó sus últimas palabras desde el corazón: "Hasta siempre, María…"  Era el triunfo del amor sobre los infortunios.

"…y entonces sólo, como flor de orilla,
   largó el cansancio y se mató por ella."



Nota: Los subtítulos pertenecen al tango: "Te llaman Malevo" Letra de Homero Expósito y Música: Aníbal Troilo.

Mario Oscar Ferreyra, "Malevo" nació el 17 de junio de 1945, en Los Pereyra, Cruz Alta, al este de Tucumán. 

El 21 de noviembre de 2008, el ex comisario  ponía fin a su vida delante de las cámaras de Crónica TV.

domingo, 1 de septiembre de 2019

LA MUERTE NO ES TAN MALA NEGRO TROILO



In memorian a Troilo Maldonado

El tema de la muerte nos despoja de todo. Pareciera que nos vuelve diferentes. Es como si nos acercara o convocara a mirarnos por dentro atrapando el pasado y el futuro en una sola imagen que fue o no lo fue. Quizá la muerte cuando es temprana, nos parece más injusta que nunca y pocas son las veces en que la comprendemos sin dolor.

Generalmente, nos suele sorprender en una esquina cualquiera, cuando menos nos la imaginamos, en el momento justo en que más nos aferramos a la vida, cuando aún nos queda mucho por hacer por decir.

Una muerte cualquiera nos hace pensar en serio, nos sobresalta y nos enternece, indicándonos como a propósito, un camino a seguir o un futuro inmediato que tarde o temprano a de acontecer con todos, sin importarle la ventura de un momento o la desdicha de una existencia permanente.

No hay imagen posible, ni palabra certera para evocar al “negro” Troilo. Con él se fue un pedazo de historia, una porción de tiempo y de dolor –que no por ser reciente es menos valida-  lo que seguramente signará su paso por un tiempo de glorias y de brillos.
Grorioso equipo mil rayas del Club Atletico Union 

No hace mucho tiempo nos encontró, a él la juventud y la pujanza y a mí una niñez llena de asombro y entusiasmo, cuando acostumbrados al sol de alguna practica con las manos marcadas y anhelantes por la presión de la tela de alambre y la nariz sobresaliendo por el rombo de su forma, palpitando la inquietud de una gambeta al fragor de la ansiedad por gritar uno de esos goles de factura inigualable como los que solo él producía.

A veces me pregunto: ¿qué fue de aquellas tardes de tribunas repletas, sin odios, ni violencia de corazones pletóricos de júbilo deseosos de alentar al equipo mejor? Los tiempos de empapar la camiseta, sin precio, ni contrato, de la garra incipiente en camino hacia el triunfo, señero y sin igual.
Todo parece un cuento de un tiempo imaginario, incrédulo y esquivo pero que fue mejor que lo que nos ocurre ahora,  de domingo en domingo, cuando vamos en busca de aquellas emociones que también se murieron ajenas, como vos.

Ayer fue la alegría pintada en fondo blanco con mil rayas azules. Fuiste más que talento, una augusta presencia que marcaba el estilo de una estampa de corte personal. Erguido y orgulloso desde siempre, trotabas la cadencia de un amague, que si no se hacía un centro, seguro que era un gol.
¿Cómo te has muerto tanto Negro de mirada alargada y cabellera plena de gomina y brillo sin igual? Parece fantasía que todo haya pasado a ser la circunstancia de un momento, donde vivimos tanto tu ingenio merecido, que aprendieron muy pocos a lucir como vos.

El futbol no es lo mismo que la vida aunque parezca verso. No sé lo que sentías ese otro tiempo tuyo, sentado en la tribuna como testigo mudo deseos años pasados. No estabas en la cancha, corriendo con el ocho adherido a tu espalda, entonces habitaban tus ansias presurosas por tomar la pelota y dormirla en la red.

Si pudiera contarte que en tu Unión, cambiaron muchas cosas desde que vos te fuiste a intentar el aplauso en nuevos y lejanos horizontes y también se marcharon a fuerza del destino los muchachos de entonces.

Ya no están en la cancha, ni Paco, ni Cañita, ni el Mono, ni los Lotos, ni Buriki, ni Kent, las cosas de Éibar Ríos han quedado latentes, pero ya no es lo mismo, pues no se han repetido, ni el Polaco, ni Polo, ni Camus, ni García, ni el Beco, ni los Betos volver a ingresar.

Esta absurda ironía que te relato a medias es parte de una historia que me duele contar. Que nos alcanza a muchos que andamos todavía detrás de una esperanza por un futbol mejor.

Morirse no es tan malo, Negro Troilo… si alcanzamos la dicha de vivir una vida tan llana, como fueron las tardes de en canto y de esplendor.

Volverás como siempre en el recuerdo, con tu más caro estilo de pasear tú figura, alegre y triunfador. Sentiré que el domingo  volverás a la cancha fugaz e iluminado a imponer tu presencia de recio goleador, pero yo sin el niño asombrado de entonces, evocaré tus goles diciendo una oración.

Publicado en el diario El Liberal el jueves 25 de abril de 1985.-

sábado, 10 de agosto de 2019

JUSTICIA A CONTRAMANO
















                 A pesar de la constante evolución que se observa en materia de  derecho procesal, los meditados estudios de tinte constitucional que se aplican con éxito, a la hora de reformas de fondo en la mayoría de los países desarrollados, el hemisferio sur del planeta, parece estar aislado o distraído a la hora de revisar sus instituciones que por años han permanecido incólumes, de espaldas al crecimiento y mutación del comportamiento social.


El mundo no es estático, tampoco el hombre un ser inanimado. Ya Heráclito (535 a. C 475 a. C)  nos informó el fundamento de que todo está en el cambio incesante. “El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa”. Y el Derecho no es una excepción, como para que se mantenga estacionario y pasivo en un mundo en constante movimiento.

Llama la atención que a pesar de las tantas e ingratas experiencias vividas en las luchas por la libertad, entendida ésta como un valor superlativo en la vida del hombre, se insista en el mantenimiento de figuras rancias y en desuso, tendientes a restringir el derecho a permanecer en libertad a quienes afrontan un proceso de corte penal.

El Estado -garante del debido proceso-, no cumple con tamaña obligación, cuando no provee los elementos esenciales para la realización de la justicia e incurre en omisiones severas que atentan en contra de su propia integridad y siembra un germen de la desconfianza, en una comunidad que observa absorta los vaivenes en que se someten a sus instituciones.

Cárceles atiborradas, sin insumos elementales, comisarias que ofician de presidios que se grafican como verdaderas jaulas humanas, donde no se asiste al prevenido que afronta un encierro en la soledad de cuatro paredes, sin nada. Cuando no se sabe si es culpable o inocente.

Un declamado art. 18 que luce en la Constitución Nacional diciendo que consagra las garantías de la defensa en juicio, estableciendo que las cárceles deben ser “sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas”, haciendo responsable a los jueces por los derechos de los presos. 
¿Qué está sucediendo en la Argentina que últimamente apareció disfrazada de progresista, pero mostrando la hilacha cuando se le acabó el carnaval?  Resultó un contrasentido la predica de la vanguardia en cuanto al juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad producto de la dictadura militar, tanto en América Latina como en el mundo entero, y al mismo tiempo mirando para otra parte, cuando su propio sistema carcelario está a punto de estallar.

MIRANDO HACIA ADENTRO

La justicia en un letargo, se conduce a contramano. Nadie dice nada de la lentitud de los tribunales, del peligroso hacinamiento que produce la superpoblación carcelaria en todo el país, el constante maltrato y las vejaciones que casi sin excepciones se multiplican como políticas penitenciarias.

Nuestra provincia no es una ínsula –al decir de un ex gobernador- que se pueda destacar, para bien, en el contexto nacional. Aquí repercuten los mismos males y nadie quiere asumir responsabilidades. 
No hace mucho, tres jueces del crimen “destituidos” y detenidos por supuestos hechos de corrupción, promueven el estancamiento de las causas en curso y el relegamiento de quienes se encuentran privados de libertad produciéndose un estrepitus de puertas adentro en juzgados y comisarias, que seguramente avisaran del colapso en cercanías al fin de año.

Y la lista continúa. Resulta patético verificar que en los pasillos de tribunales hay más extraños que propios. Nadie controla el ingreso y egreso de personas que permanecen merodeando los despachos, sin actividad que justifique su permanencia en el lugar. 
Se instalan en las ventanillas de mesa de entradas interfiriendo la labor de los profesionales.

El dantesco trajinar de policías conduciendo a detenidos que transitan esposados por las calles, sin cumplir con los protocolos de seguridad, entre otros desatinos, poniendo en riesgo de vida no solo a los prevenidos, sino también a quienes caminan desprevenidos por la misma senda.

No pasan por esta zona, los vientos del “cambiemos”. Tampoco se escuchan voces que alienten tiempos de reformas o cambios estructurales. 
 Por ahora, todo está como era entonces.

Publicado en Revista La Columna No. 1339  22/8/2019

sábado, 20 de julio de 2019

LA ÚLTIMA CARTA DE DALMIRO CORONEL LUGONES.-



       Narrador puntual. Advertó los mínimos detalles de los temas que abordó. Conocedor de lo más profundo de la historia argentina. Dejó por la mitad del camino, la toga del derecho, que había intentado en la Facultad de Derecho. (1), porque sin dudas se impuso, la vocación de cantarle a su tierra gris y agreste, que tanto nombró y amó.
       
    Nos conocimos en un encuentro-debate, en los salones de la Sociedad Italiana, en oportunidad de una charla que abordé, sobre: "La poesía santiagueña de hoy" (2)
       Recuerdo que su presencia en el salón no pasó inadvertida para ninguno de los asistentes, pues ya era considerado como una especie de "monstruo sagrado" de las letras, como se definía por entonces a los escritores consagrados.

       Elegante, de hablar pausado -con voz ronquilla- y de mirada penetrante, se confesó siempre un servidor de la poesía. Admirado y reconocido por todos, jamás dejó de alentar a los jóvenes, ofreciéndose para realizar correcciones a sus trabajos, aconsejando o sugiriendo las formas y el contenido que se debía aportar a cada creación.

       -" La poesía o el canto que no transmite un mensaje, no es canto, ni es poesía"- repetía en todo momento y en toda oportunidad en que se lo consultaba.

       Recuerdo su vieja casona de la Calle Alberdi en la ciudad de la Banda. Y en especial aquel "jardín autóctono" del que se sentía orgulloso por haber logrado que pudieran convivir en su patio, casi todas las especies arbóreas del monte santiagueño.

  Su escritorio, su preciada y nutrida biblioteca y el sinfín de pergaminos, premios y reconocimientos que colgaban de las paredes (desde el piso hasta el techo)  como resumen de una vida fecunda y productiva dedicada al arte de contar historias, escribir libretos, guiones para el cine, cuentos, canciones, composiciones de las más variadas, relatos, leyendas y mucha, pero mucha poesía.

       Una tarde de septiembre, me llamó por teléfono y acordamos en encontrarnos cerca de la glorieta de la Plaza Libertad, porque le había surgido una idea que quería compartir. No quiso adelantar su pensamiento. Prefería trabajar sobre la marcha, no por improvisado, sino porque apelaba al factor sorpresa y porque todo lo planificaba previamente.

       -"Con este fondo de la nueva fuente con sus chorros multicolores haremos un espectáculo que se denominará: "Los poetas cantan a la primavera"  ¿Qué tal la idea?- comentó risueño.
       Al día siguiente ya estuvimos  trabajando en la organización, con la participación de la casi totalidad de poetas locales.  El resultado fue una masiva concurrencia que colmó la plaza en su totalidad aquel día de la primavera de 1969.-

       Al poco tiempo se radicó en Buenos Aires, desempeñándose en un cargo administrativo en la Casa de Santiago, desde donde se comunicaba sin pausas - mediante carta o por teléfono-  con sus más allegados.

LA CARTA DEL ADIÓS

       Días antes de su partida, me dejó una carta, tan insólita, como lacerante y profunda en donde me habló del valor y la trascendencia de su amistad, del profundo cariño que sentía por mis padres, me colmó de consejos, al tiempo que se auto inculpaba… (¿?) nunca supe de qué.

       " Yo quedaré tan solo como un recuerdo lejano. Me hundiré en el silencio. Ve con tu juventud a buscar la juventud que te comprenda. Quizá me quede poco tiempo de vida, por ese mal incurable que me persigue. O la muerte en un accidente, como ya me lo han vaticinado. Adiós Miguel, mi pequeño amigo, hermano y compañero. Si muero en algún accidente de automóvil es porque Yo mismo busqué mi muerte. Adiós. Dalmiro. Hoy 20 de septiembre de 1969."

       Nunca entendí esa carta colmada de dolor y desconsuelo. ¿Lo habré ofendido sin quererlo? -me pregunté durante años- sin respuesta. Sin embargo, nunca comentamos la misiva  en las esporádicas conversaciones telefónicas que se sucedieron con el tiempo. Ambos guardamos silencio, sobre esa carta herida y premonitoria.

       Siempre pensé que a los amigos solo hay que comprenderlos, sin pedirles explicaciones, ni aclaraciones que no están dispuestos a develar.
       El 29 de julio de 1971, recibí el prologo de un libro que nunca publiqué, que llegó acompañado de una breve esquela, con la tarjeta personal del amigo:
       "De mis cosas hay mucho que contarte… (¿?) Solo dándote mis cordiales saludos de amigo y hermano en la poesía. Mis afectos respetuosos para tus padres. Tu siempre amigo. Dalmiro."


       El 20 de septiembre de ese mismo año se escuchó una voz acongojada, decir por la radio: "murió el poeta laureado Dalmiro Coronel Lugones." La profesia se había cumplido.


REF
(1) Fue alumno libre en la Universidad Nacional de Tucuman
(2) Auspiciada por el Centro de Escritores Santiagueños, en 1969.-

Nota: Publicada en Patio Santiagueño: 
https://www.facebook.com/alfredo.pelaez.9678/posts/444023395796311 

DALMIRO CORONEL LUGONES: MÁS ALLÁ DE SUS TARDES AMARILLAS..


Dalmiro Coronel Lugones es sin dudas el mas grande poeta santiagueño de los últimos tiempos. Su poesía clara y sencilla pinta su tierra como ninguno.


        Con los ojos vivaces e inquietos, erguido e impecable para siempre, mostraba su elegancia y su pulcritud al grado de la exageración.

Sabia que su nombradía había superado los límites provincianos y una prueba de ello, fueron las muestras de afectos y reconocimientos que recibía constantemente de parte de su pueblo.

Ganador permanente de cuanto concurso de poesía existiera, citado siempre, como el referente principal de la poesía santiagueña por estudiosos de las letras, reconocían en él a un buceador de las profundidades del lenguaje, debido a la singular adjetivación con que elaborara su obra.

Vivió la amistad, como un estado permanente de cordialidad, en su andar de bohemio y caminante sin reparos. Quizás hoy pueda arriesgar, que nunca antes había conocido, a un ser dotado de un lirismo tan puro que llegaba a desbordar en cada uno de sus actos, que hasta parecía mágico que de sus gestos y palabras no brotasen otra cosa encendidas rimas nombrando a su pueblo y su paisaje.

Simple, sencillo pero con una profundidad sin par, elaboraba constantemente su prolifera producción, proyectada a un universo de figuras reales y seguramente observadas hasta el detalle.

¡Siento que soy mi tierra,
sal, arcilla, arena, mapa,
sol, paisaje, nervio, vida.
vuelo, leyenda y vidala;
         Que hundo en sus senos raíces
      y en sus cielos hecho ramas
           y en el quehacer de mis versos
             siento que en mí vive su alma...!

Una natural franqueza -no vacía de una hondura sin igual- se había asociado a su poesía en tal magnitud que para él no existieron secretos para lograr una obra tan desconocida, como dispersa, por el imperio mismo de su generosidad sin par que lo llevo a escribir en cualquier parte, sin destino, ni tiempo, que pusieran limites a su inagotable erudición.

En 1953, el gobierno de España lo condecoró con la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel Católica, en mérito a su trabajo constante de acercamiento y difusión de las culturas Hispano-Argentina, de ahí en mas, fue solicitado por notables instituciones que pretendieron en vano desarraigarlo de su tierra a la que tanto amó y con quien se identificó definitivamente.

Su orgullo de santiagueño está marcado a fuego en su vocación, sus razonamientos y sus expresiones vivénciales y es por ello, sin lugar a dudas, su posterior condición de investigador del folklore.

Que mejor testimonio de su obra: “Tiempo de zamba y malambo” para evocar de una forma magistral todas las danzas conocidas en el país, desde lo tradicional de antaño, pasando por la Pampa, el Litoral, el Centro, Cuyo, el Noroeste y finalmente el Antiplano, quizá una pieza única en su genero, para la consulta permanente de nuestro patrimonio cultural.

No se equivocó el folclorólogo Felix Coluccio cuando dijo: “ha compartido largas jornadas con este hombre santiagueño, que es como decir, he estado al lado mismo de la pasión santiagueña. Lo he escuchado hablar de su tierra, de sus pobladores, del pasado y el presente de su suelo; de su historia y de su presente y de su futuro; de su dolor, de su tierra campesina y de las esperanzas tantas veces fallidas... Santiagueño hasta los tuétanos, Dalmiro Coronel Lugones, cuando escribe o cuando habla, su palabra tiene resonancia de bombos, violines, y guitarras...

“Y aquí estoy en mi Santiago
nutriéndome de su sabia
  Hombre y poeta afirmado 
honda raíz en su drama
bajo los soles ardientes
    quemándome las espaldas
bajo el disco vidalero
        de las lunas trasnochadas.”

Vivió con desmedida intensidad su vocación de viajero, conocedor de todas las expresiones del arte nativo, e incursionó en todos los géneros con conocida suerte. Nombrado constante de nuestras leyendas, inquieto investigador de las esencias de nuestro idioma y nuestra historia, proyectó sus conocimientos en audiovisuales y libros cinematográficos. Colaboró siempre con el docente del interior de quienes obtuvo innumerables testimonios de reconocimiento.

Pensaba -al igual que nosotros- que la base, desarrollo perspectiva del hombre está en la fuente de la educación y en el estudio y difusión de la cultura de los pueblos.


Ingresando al cementeriio de la Banda. Foto diario el Liberal. 23/9/1971

Lejos quedaron aquellos cuatro años en la facultad de derecho en la universidad de San Miguel de Tucumán, quizá por que la vocación muchas veces, es mas fuerte que las realizaciones. 
El destino no lo quiso abogado, reservándole el titulo de “poeta laureado” para el beneplácito de todos y en especial el regocijo del espíritu de quienes lo conocimos.

Nunca dejó de nombrar a su hermana Lidia y en especial a su madre muerta, por quienes sentía una desmedida admiración que pudo reflejar en su poesía:

     “¡Ella fue madre, amiga y compañera
      guía en la lucha, en el ideal bandera
         voz de siembra de paz, en las jornadas
       mies de fe madurada en las esperas...
                 Cuantas veces “no me importa”- me decía -
si no eres otra cosa que poeta
pues no todos en la vida saben
          vivir en comunión con las estrellas...!

Su actitud creadora no entendía de limitaciones y su capacidad organizativa contribuía para que nada quedase el azar. Juntos logramos un espectáculo inédito en la provincia de reconocido éxito denominado: “Los poetas cantan a la primavera”(1969) fiesta popular en nuestra plaza Libertad con la participación de todos los poetas de la provincia, juntamente con músicos, folclorista, que daban gala ante un espectacular marco de público.

Tenía todo a lo grande, que misteriosamente armonizaba con su corazón de niño. Anfitrión permanente -en su casa paterna- de destacadas personalidades del arte, la música, y la política, recordado patio solariego, en donde mostraba orgulloso su jardín autóctono que el mismo diseñara. De arraigadas convicciones nacionalistas, no dejaba de ilustrarnos sobre el coraje de nuestros patriotas -en especial los caudillos provincianos- en cada oportunidad en que ele arte nos convoca.

Hoy, al repasar parte de su obra, pienso, que su riqueza idiomática, conjugada con la armonía y la cadencia de su verso, aun no ha sido superada.

“Me siento cuerda y madera
delirando en las guitarras,
tiempo de lunas crecidas
        soñando insomne en las cajas,
parche legüero de bombos
     golpeando en las Salamancas
y desvelado sonido
en el perfil de las arpas...

Tenía una obsesión que fue premonitoria; era la primavera.

Tras su viaje a Buenos Aires por razones de trabajo, en cartas que conservo, me expresaba: “…quizá me quede poco tiempo de vida, por ese mal incurable que me persigue. O la muerte en un accidente, como ya me lo han vaticinado. Adiós mi pequeño, amigo, hermano, y compañero... esta mañana luminosa de primavera de 1969. Hoy 20 de septiembre...”

No volví a verlo en persona, pero nos comunicamos mediante alguna esquela o cartas y algunas llamadas por teléfono. Exactamente dos años mas tarde, lloré junto a mi pueblo la muerte del amigo y del máximo poeta, que hasta el fin de sus días, le canto a su tierra como ninguno.

Había llegado el momento de “las tardes amarillas”. Casualmente era la primavera de 1971.

        ¡Como he de extrañar entonces
Calor de tierra y de vida
Como he de sentir la ausencia
De mis tardes amarillas
Mientras los parches legüeros
Se alarguen de lejanías
Y los yanarcas me atajen
Presintiendo mi partida...!


Publicado en el diario El Liberal, 20 de septiembre de 1987.-

miércoles, 19 de junio de 2019

NOTA A FALLO: REPRESENTACIÓN Y MANDATO UNA FORMALIDAD INEXISTENTE


NOTA A FALLO:  

“ENRIQUEZ ABASTO MIRIAM NOEMI C/ MASCOVETRO RAMONA MARIA Y OTROS S/ESCRITURACION” Causa Nº MO-11768-2015 R.S.268/2018 ///la Ciudad de Morón, Provincia de Buenos Aires, el 06 de Noviembre de 2018, reunidos en la Sala de Acuerdos del Tribunal, los Señores Jueces de la Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala Segunda, del Departamento Judicial de Morón.-
                               

             REPRESENTACIÓN Y MANDATO UNA FORMALIDAD INEXISTENTE


I-Introducción
Próximo a cumplirse cuatro años desde la ultima reforma al Código Civil de Velez Sarfield, algunos jueces no quieren estudiar los cambios promovidos en el nuevo texto, haciendo realidad la frase que expresa que "la justicia es ciega y no quiere ver"
En primer término tenemos que la Sra. Juez Titular del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial No. 10 Deptal dispuso que: "deberá el peticionante elevar a escritura pública el mandato que invocara, a los fines de su representación en el presente proceso". Por ello la parte actora se agravió por tal anacrónico decisorio, interponiendo recurso de apelación, el que le fue concedido en relación.

II- Contradicciones anacrónicas 
La Cámara II de Apelaciones, entendió  que esta cuestión ya fue analizada, aludiendo al voto del Dr. Roberto Camila Jorda, al resolver en la causa anterior[1] "El tema ha sido objeto de algunos pronunciamientos jurisdiccionales y análisis doctrinarios, si bien unos y otros se han expedido en sentido divergente, el enfoque del que participa y en el que se expide, considera que la falta de una directiva concreta en el art. 1017 del nuevo C. Civil, no implica la derogación de la norma antes contenida en el inciso 7 del art. 1184 del C. Civil, sino que la exigencia de la escritura pública para la instrumentación de los poderes judiciales, se mantiene vigente.- (sic)

¿A qué directiva se referirá no prevista en el art. 1017? Obvio que no se advierte ninguna exigencia porque el artículo 1184,  fue especialmente derogado. Y no existe ningún requerimiento de escritura pública para estar y obrar  en juicio.

“En el Título II de los Contratos en General, Capítulo VII, el art. 1015 el nuevo texto se refiere a la libertad de formas estatuyendo que: “solo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada”. Es decir que si no hay una disposición legal expresa, las partes -la voluntad de cada una de ellas- son las que han de convenir las reglas del mandato.”[2]

Sin lugar a dudas el fallo partió de una premisa falsa, que tiñó de incongruencia todo el decisorio, de principio a fin, pues las contradicciones conceptuales se vieron al descubierto en cada  una de las expresiones que al efecto se destacan: “Este recaudo surge ahora del inciso "d" del propio artículo 1017, en cuanto establece que además de los actos jurídicos mencionados en los tres primeros incisos del precepto, también deben ser otorgados en escritura pública aquellos actos que por decisión de las partes o disposición de la ley deban ser instrumentados con tal solemnidad”  

Aquí y ahora son las partes quienes deciden como instrumentar el mandato. La ley no ordena y tampoco surge  como condición sine qua non la exigencia legal, solo se impone el “acuerdo de partes” previo a la instrumentación. Es decir que, para que un acuerdo entre partes, sea considerado válido, no hace falta dar cumplimiento a ninguna formalidad, y en consecuencia, resulta idónea la libre manifestación de voluntades, en que se realice el consentimiento.

Digamos que los contratos son no formales como regla, tan solo deben cumplir exigencias de forma por excepción, cuando ellas provienen impuestas por ley o por el acuerdo de las partes. Mientras que la manifestación de voluntad de la parte otorgante de ser representada por el abogado en el juicio, sea clara y libre, no hay impedimento para que el instrumento se revista de validez”.[3]

III- Sin formas, ni ataduras
Párrafo siguiente, el fallo se refiere a  la imagen del Mandato, argumentando que: “al regularse, el artículo 1320 del C.C.yC.N. Indica que cuando el contrato conlleve el ejercicio de la representación del mandante, resultan de aplicación las normas de los artículos 362 y siguientes de ese cuerpo legal y así el apoderamiento debe ser otorgado en la forma prescripta para el acto que el representante debe realizar (art. 363).  De estas pautas se sigue que el poder para ejercer la representación en juicio deberá otorgarse con las formalidades que la ley contemple al efecto y no hemos de perder de vista que no existe una libertad absoluta de formas en la medida que distintas normas procesales o sus nuevas regulen la cuestión (conf. Rivera - Medina, "Cod. Civil Comercial de la Nación Comentado H, TO I, pág. 812).  

Una vez más se argumenta sobre una hipótesis, que para nada requiere la confección de una escritura pública, pues como la nueva redacción del CCyCN lo dice, será de  su normativa de donde provenga la exigencia de la aludida formalidad. Pues tenemos dicho que: “ Con la llegada de la “libertad de formas” (Sección 3 Forma y Prueba del acto jurídico. Arts. 284/285/363/1319) el cliente o poderdante determina con libertad las reglas de su mandato, salvo los casos en que la “escritura pública” se exige por imperio de la ley. (art.363)” [4]   

Es decir que, “el poder debe cumplimentar las mismas solemnidades que el ordenamiento jurídico requiere, para el acto que el apoderado va a realizar en nombre del poderdante. La forma en que deba realizarse el apoderamiento, estará dada por el acto que el representante deba realizar, de modo que ata la suerte de la formalidad del poder a aquella prescripta”[5]

El fallo de Cámara se niega al aggionamiento normativo, desconociendo peligrosamente las nuevas reglas preceptivas introducidas en la reforma. Parece no comprender que el viejo código fue derogado y que son otros los preceptos vigentes que han venido a sustituir antiguas formalidades, por el concepto amplio de la libertad de formas. 

Sostiene el fallo que: “Las disposiciones que regulan en forma puntual el tópico no se hallan en la ley de fondo, sino en la de forma.  De este modo las cláusulas normativas abiertas que contiene la primera, deben articularse con las previsiones de la segunda, integrando las disposiciones de ambos cuerpos normativos.”  De manera alguna se puede incurrir en este tipo de elucubraciones, toda vez que resulta imposible en la materia que nos ocupa, integrar el fondo de la norma, con el mero proceso ritual, como si fuesen elementos que  pueden ser mensurados como de igual peso y jerarquía. Queda claro que, para el caso de un mandato judicial, “con el objeto de la representación en juicio, ya sea por poder general o especial y al solo efecto de ejercer los actos procesales necesarios, resultaría suficiente con la manifestación de voluntad de la parte otorgante, de ser representada por el letrado que señale”[6]

VI- Autonomía de la libertad de formas
Por otra parte reseña el fallo que: “En ninguna hipótesis se contempla la posibilidad de acreditar la personería en juicio mediante la presentación de un instrumento privado” (sic) Entendemos que no resulta necesario ninguna formalidad para “acreditar personería en juicio”. Surge del propio art 1319: “Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar uno o más actos jurídicos en interés de otra  Ello así porque, este contrato “puede ser conferido y aceptado expresa o tácitamente  y visto desde la representación voluntaria del nuevo art.362 y su  forma del art 363; “ el  apoderamiento debe ser otorgado en la forma prescripta por el acto que el representante debe realizar 

Es decir que la reforma del CCyCN no ha previstos instrumentos solemnes para actuar y estar en juicio, como mal interpreta el fallo en comentario. “ A mayor abundamiento, la enorme libertad que el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación les da a los ciudadanos para ser representados en juicio, lleva a ampliar el alcance del art. 19 de la CN, en tanto la ley contiene menos limitaciones que la anterior. En efecto, la ausencia en el texto del art. 1017 del nuevo CCivCom de una previsión igual a la del anterior art. 1184, inc. 7, del CCiv, se fortalece desde la perspectiva del artículo 19 de la CN. 

El Código sancionado mediante la Ley 26.994 es una norma adaptada a las nuevas realidades sociales, que se ha desprendido de formulismos que atentan, de distintas maneras, contra la agilidad propia de las relaciones y vínculos jurídicos actuales. Este es el sentido -y no otro- que expresa el art. 1015 cuando establece lo siguiente: “Libertad de las formas. Solo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada”.[7]

VI- lex posterior derogat prior 
Dice la Cámara, siempre con el argumento negatorio de la reforma última: “Hemos de subrayar, que las disposiciones procesales a las que nos refiriéramos precedentemente, no han de considerarse derogadas, ante la entrada en vigor del nuevo ordenamiento de fondo.”   “…se ha interpretado que el mentado inciso "d) del artículo 1017 del nuevo Código Civil y Comercial, en cuanto exige la escritura pública en los demás casos que la ley así lo dispone, obedece a una decisión de política legislativa que ha procurado respetar la costumbre arraigada en nuestro derecho de conferir a las provincias la facultad de legislar en lo relativo a los poderes judiciales por lo que las disposiciones rituales atinentes a la cuestión, no pueden, ni deben considerarse tácitamente derogadas” (conf. Lorenzini, "La forma de los poderes judiciales a partir de la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial H, J.A. 2016-IV, 37).-


Resulta altamente incongruente fundamentar un resolutorio judicial en franca contraposición de los postulados del derecho actual y vigente. Las normas, se entiende que fueron dictadas, desde la fundamentación e interpretación de un alto rigor científico, que objetivamente contempló las necesidades de brindarle a la sociedad un ordenamiento ágil y armónico, conforme a la natural evolución del contexto en que deben ser aplicadas.

Es por ello que resulta desacertado el  fundamento al que alude el juzgador, cuando expone que: “ En este cometido se inscribe la necesidad de la protección tanto del representado como del oponente, a los fines de que el contradictorio se realice con la real intervención de los interesados, recaudo que se hace efectivo a través de la actuación del notario en el instrumento público o, en su caso, la del funcionario judicial, garantizando de este modo la seguridad jurídica (del fallo "Grippaldiu de la Cám. Civ. y com. Mar del Plata).-

VIII- Mas contradicciones y la yapa
Finaliza la cuestión tras una sugestiva sugerencia del juzgador, que tira por tierra todo lo previamente analizado, discernido, mal interpretado, etc  cuando expresa: “la solución del tema -si se quiere obviar la escritura pública- pasa por la previsión del art. 85 del CPCC, pudiendo instrumentarse el mandato en cuestión, en la forma allí prevista o, en su defecto, concurrir la actora a ratificar la presentación” (sic)

De haberlo dicho antes, no resultaba necesario recurrir a tantos argumentos análogos y jurisprudenciales, si este mentado proyecto de solución, se hubiera expuesto antes del fallo, al solo efecto de no interrumpir el curso de la tramitación, con el planteo de la exigencia de una formalidad que ya no es requerida por la legislación vigente, pues con el poder o la ratificación de la parte interesada, cesaba el conflicto.
Y de yapa, agrega la ultima contradicción, quizá para no ser menos: “considero que se pueden zanjar casos como el presente, garantizándose así la seguridad jurídica, sin necesidad de recurrir al notario para formalizar la pertinente escritura pública (con los gastos que ello implicaría) y por el otro lado se evitarían eventuales planteos de la contraparte, que resultarían dilatorios para la prosecución de las causas”.-

ENVIO: En preciso dejar nota, en relación a este comentario, que no se analizó un resolutorio proveniente de un juez de paz (lego), sino lo resuelto por una magistrada titular de un juzgado, convalidado por una Cámara de Apelaciones. ¿No será hora de crear un comité de análisis de los fallos –que como éste- nos hacen dudar de la idoneidad de los magistrados?


Publicado en Revista La Columna No. 1330. 20 junio 2019.



[1] Causa: No. 17738, R.I. 12/17, de la Sala I de esta alzada, ídem en la causa MO 10.427, R.S.102/17.id. la causa N°-17738-2012.  
[2] Ver: Brevetta Rodríguez, Miguel A. Fecha: 28-jul-2017 . Algo más sobre las formalidades del mandato. Cita: MJ-DOC-11930-AR | MJD11930 Sumario: ED Microjuriis.

[3] Ver: Brevetta Rodríguez, Miguel A. ídem.
[4] Ver. Brevetta Rodríguez, Miguel A. Una lápida para los poderes por escritura pública.  Rev La Columna No. 1295 11/10/18.
[5] (Álvarez Julia, Luis y Sobrino Reig, Ezequiel, en Código Civil y Comercial de la Nación comentado, dirigido por Julio César Rivera y Graciela Medina, L. L., Buenos Aires. 2010 T I, p-811).

[6] (CACC, Dolores, causa N.° 94.293, «F., T. s/ Sucesión», 4/2/2016).
[7] Ver: Brevetta Rodríguez, Miguel A. ídem