A solo meses de cumplir los
100 años, falleció el Dr. Marcelo Sánchez
Sorondo (17/9/1912- 24/6/2012) un referente clásico de la corriente
nacionalista-conservadora argentina, quien en su dilatada vida pública dirigió tres
míticos semanarios de actualidad política denominados: "Nueva Política" (1940), "Azul y Blanco" (1956), que fue
clausurado durante la presidencia de Onganía, y "Segunda República" (1961). Analista político, abogado,
periodista, fue presidente del Circulo del Plata entre 1973 y 93 y desde
entonces presidente honorario.
Publicó "La revolución que anunciamos"
con prologo del padre Leonardo Castellani, "Teoría política del federalismo",
"Libertades prestadas" y la vasta síntesis histórica, "La
Argentina por dentro". En los años 90 creó la revista "Fundación.
Política y Letras" y en 2001, apareció su última obra: "Memorias.
Conversaciones con Carlos Payá".
Conjuntamente con el Gral. Carlos
Augusto Caro, y el Cnel. Joaquín Correa fundaron el “Movimiento de la
Revolución Nacional”, contando en la mesa directiva a personalidades de la
talla de Carlos María Lascano, Nimio de Anquin , Joaquín Díaz de Vivar y Luis
Rivet, entre otros.
El partido tuvo su sede en la redacción del semanario Azul y Blanco en la
calle Charcas 684 en la zona de Retiro de la Ciudad de Buenos Aires. En 1973 Cuando
su amigo Vicente Solano Lima resultó electo Vicepresidente de la Nación, formó
parte del FREJULI resultando ser electo Presidente y candidato a Senador
Nacional en segundo término por la Capital Federal, perdiendo en segunda vuelta
contra el Dr. Fernando de la Rúa de la Unión Cívica Radical.
Su ideario político estuvo impregnado de un fuerte tinte nacionalista, propio
del tiempo de su militancia, cuando la Argentina vivía sofocada por los
reiterados golpes institucionales, los que se produjeron en forma sistemática y
en periodos cada vez más cortos.
Sin que se pueda afirmar que perteneció a un partido político determinado, -atendiendo
su actividad circunscripta al campo del pensamiento y del análisis
intelectual- .no resulta aventurado
sugerir que fue el partido Conservador
Popular el que mejor contuvo sus convicciones, desde la militancia cultural
al derrotero histórico cuando bien define evocando a su fundador dentro del
“partido de la intermediación entre el viejo pasado federal y sus ulteriores
encarnaciones, cortado en el molde de Adolfo Alsina y que no persistieron ni
exageraron las prevenciones ideológicas” (1)
Tal vez por ello
se pueda coincidir en que: “Marcelo no se pliega al conservadurismo paterno.
Desde la intimidad de aquella gran clase dirigente, eficientista y
sustancialmente liberal, intuye y analiza los peligros de un cosmopolitismo
extranjerizante. Comprende al denostado Rosas y ve en los combates de la Vuelta
de Obligado, la expresión de una patria profunda. Su ideario será el del
nacionalismo militante y la búsqueda fórmulas políticas que puedan preservar lo
nacional como valor prioritario. Queda alejado por igual de la izquierda
satelital y del liberalismo que, por la puerta de Buenos Aires, abre el camino
a la subculturación desde el exterior y a la dominación económica.” (2)
No hace mucho, el diario La Nación por intermedio del periodista Bartolomé
de Vedia, recogió su pensamiento de los años lucidos, del reposo y la
investigación desde donde predijo los males de un país que día a día nos
muestra una faceta distinta, mientras trata de acomodarse en el sitio de la
estabilidad, sin que nos deje de asombrar.
“Se está viviendo un régimen de oligarquías partidarias que ha
sustituido y corrompido a la genuina democracia, los argentinos vivimos una
crisis sociocultural angustiosa, de modo tal que "la política gira en el
vacío". La desaparición de la clase dirigente tradicional de la Argentina
ha dejado un espacio que aún hoy continúa vacante, mientras el país necesita
encarar la reconstrucción de su sistema político de partidos. Para eso será
indispensable -advierte- la creación de fuerzas nuevas que se identifiquen con
las raíces históricas del país. “La
antigua clase dirigente no ha sido reemplazada en la tarea del Estado. En su
lugar actúan las oligarquías partidarias, que no son una clase ni son
dirigentes.”
“Desde la muerte de Perón,
la estructura del poder internacional ha variado radicalmente. Perón, que se
anticipó a la globalización, definida por él como "mundialización",
no tuvo que lidiar con su concreción en un escenario de una única
superpotencia, como es el que hoy tenemos. En el justicialismo actual, lo que
se echa de menos es, precisamente, la idea de la comunidad organizada. Y lo que
divide a sus distintas tendencias es el criterio sobre la posición de la
Argentina en el mundo”
“Por el otro lado, hay sectores en los que
asoma cada tanto la nostalgia de un sedicente peronismo setentista, que se
invoca en los discursos, pero pasa a segundo plano a la hora de las decisiones,
salvo en los temas en los que el sesgo ideológico no afecta a intereses
concretos. Estos sectores ideologizados no tienen ya referente internacional,
porque el bloque soviético se hundió.” (3)
Sánchez Sorondo,
en sus aciertos y sus errores, quedó siempre indemne ante los ojos de todos
porque jamás lo guió otro interés que no fuera el patriótico. Acompañó al siglo
y entra con nosotros en el que se inicia. El dolor actual de la Patria, en su peor
momento histórico, es el espejo de errores que Marcelo señaló como un desvío
cultural profundo.
En esta circunstancia la discreta pero incorruptible voz de
Sánchez Sorondo lo eleva a esa categoría perdida en el desvarío argentino: la
de un Maestro. (4) Que seguramente será recordado de aquí en más, por su
particular estilo de estar presente siempre en la mesa del debate, cuando el
país más lo necesitó.
FUENTE:
1- Vicente Solano Lima, en Carta Política, por Vicente Yofre
2 y 4-
Crónica de un caballero solo, La Gaceta, Abel Posse 22 de noviembre de 2002
3- LA NACIÓN 06 de marzo de 2004
No hay comentarios.:
Publicar un comentario