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Ella se fue prácticamente dando el portazo. El llegó sin darse cuenta de la herencia que recibiría sin anestesia. El pueblo ahora quiere saber de que se trata |
Se
dibujó la perplejidad en el rostro de Macri, cuando le acercaron las primeras
carpetas de lo que se iba encontrando en los ministerios. Le pareció que por
“arte de magia” la documental principal había desaparecido, hasta que le
dijeron que en verdad, los muchachos que se fueron, no dejaron nada en los
escritorios.
Miles
de designaciones confeccionadas en tiempo récord, en todos los rubros de la
administración pública, desconcertaron a las estadísticas. Millones de millones
de pesos que no se encuentran donde debieran, gastos inútiles sin justificar,
comprobantes adulterados o mellizos, viáticos y gastos reservados no
correspondidos, amén de la ausencia de mobiliario, maquinaria, informática,
archivos y demás elementos de propiedad del Estado, desaparecidos sin causa
aparente, ni justificación.
Esto
escapa a todas las previsiones realizadas -se escuchó murmurar a un ministro - mientras realizaba anotaciones de lo poco que iba encontrando. Tenemos que recibir
el gobierno con beneficio de inventario acotó uno de los asesores. Todos lo miraron. ¿Será?
En
el derecho, el “beneficio de inventario”, consiste en una declaración
de voluntad con el objeto de conocer en qué condiciones se encuentra una herencia, a través de la realización
de un inventario de los bienes que
componen la misma, y en especial de las cargas que recaen sobre ellos.
Al aceptarse una herencia a beneficio de
inventario, el heredero, no queda obligado a pagar a los acreedores del
difunto –léase gobierno saliente- , más que con el montante de la herencia, siempre que realice un
inventario formal de los bienes del mismo y exprese que la acepta con este
beneficio.
Quizá sea esa la razón por
la que el presidente Macri -escuchando a sus asesores - no quiere informar en detalle a la ciudadanía, de
lo que encontró como parte de la herencia, precisamente porque ese beneficio no
se aplica a una gestión de gobierno y solo pertenece al ámbito de las
sucesiones, que no son políticas.
Pero esa información no es
de propiedad exclusiva de quienes asumieron la manda constitucional, es más,
por imperio de ese derecho, es que deben dar cumplimiento al principio
republicano que ordena dar a conocer los resultados de la administración
saliente, en cuanto a lo que arrojó el inventario de lo realizado.
Es el pueblo quien se
encuentra interesado en conocer lo hecho por el mandante y si éste cumplió con
el mandato o si se le debe exigir una detallada y prolija rendición de cuentas,
ante las públicas sospechas de la existencia de delitos, cometidos por imperio
de la función encomendada.
No se trata de una cuestión
de criterios, ni de si es o no conveniente, dar a conocer en un totum la herencia recibida, tampoco del
análisis sobre los efectos políticos que la noticia repercutirá en la
ciudadanía. Estamos hablando de lo que manda el sistema democrático, los
principios republicanos de gobierno y la propia constitución nacional.
Es preciso recordar que la
nueva administración, no accedió al gobierno como a una herencia recibida a beneficio de inventario y que está obligado a
pagar las deudas y demás cargas que produce la herencia, solo hasta donde
alcanzan los bienes de la herencia. Es decir que el Presidente tiene que hacerse cargo de lo que le dejó la administración saliente. En la política, no existe el beneficio de inventario.
El
ejercicio del Poder es otra cosa y aunque muchos piensen que los cargos
públicos son hereditarios y que los gobernantes asumen el poder en carácter de
emperadores, están equivocados.
Es
el pueblo quien reparte los cargos y decide quien ha de gobernar, pero también
exige una rendición de cuentas de todo lo actuado, las que deben ser publicadas al mínimo
detalle.
Es
precisamente lo que estamos esperando.
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