miércoles, 9 de marzo de 2016

ACHO VIDAL OTRO AMIGO QUE NO ESTÁ

                                  
.                                    Otro amigo que fue, Salvador Ricardo Vidal, a quien con cariño le llamábamos Acho. Nos conocimos por los 70, cuando todos vestíamos con traje y corbata, Santiago del Estero era un pañuelo de cuatro avenidas lejanas y no había más de tres lugares para el encuentro.

Las noches aquellas de los sábados inevitables se repetían como de memoria. Tarde o más temprano nos teníamos que cruzar, si es que no coincidamos en la misma fiesta.

No había lugar nocturno en donde no se encontrara Acho. Lo mismo era Vinicius o la Jaula, Ruderico o el León de Oro, Valentino o Help. Nunca supe como se enteraba de las fiestas privadas con bellas visitantes de otras provincias. Tampoco la facilidad con que llegaba a las máximas autoridades provinciales, en tiempos difíciles en donde la incomunicación era moneda corriente.

Acho fue un entusiasta en todo y en aquel entonces una suerte de pionero de un porvenir que asomó cansino a una ciudad poco acostumbrada a las innovaciones repentinas. Pertenecía a la generación de la mitad de los 40, los tiempos del nacimiento del justicialismo revolucionario, que él recordaba en cada oportunidad que nos introducíamos en la arena política.

Simpático y cordial acaparó desde muy joven la noche de los santiagueños. En algún tiempo fuimos compañeros de radio, pero no compartimos micrófono. Animó fiestas y espectáculos, ejerció el periodismo, como empleado público pasó por la entonces Dirección de Turismo, la Casa de Gobierno y el Consejo Provincial de Vialidad.

La última vez que nos vimos fue en la presentación de su obra pictórica: “Salvados de la quema”. Se trataba de un paciente trabajo realizado en los basurales que bordeaban por entonces el Barrio Myski Mayu, en donde residía.

De allí extrajo una serie de objetos en desuso que fueron a parar al basurero, seguramente por inútiles, a los que dio vida imprimiéndoles algunas tonalidades elaborados sobre técnicas modernas de la arquitectura y la escultura.

-Yo pensaba –con semejante título- que me encontraría con algunos detalles de la quema generalizada de diciembre de 1993, le dije después de recorrer la muestra.

-No, hermano, respondió, esto es parte de algunas cosas que la gente arroja a la basura, porque de afuera, no saben mirar lo que tienen adentro.

En este espacio a la buena gente que pasó por nuestras vidas y por las de muchos otros, las despedimos de la misma manera y por siempre como a los artistas.         


Requiéscat in pace. 

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