lunes, 24 de marzo de 2025

E L G O L P E


                                     
              (Recuerdo de una noche que cambió el rumbo de la historia)

       La noche del 23 de marzo de 1976 me encontró estudiando en compañía de Luís Marcelo Quiroga y José Antonio Uñates, dos queridos y entrañables amigos, lamentablemente fallecidos.

Recuerdo muy bien la teoría de los contratos, la locación, el mandato y un sin fin de especulaciones, que se mezclaban con el café cada media hora, los “jockey club” de Tito, los “colorado” de Tuky y mis clásico habanos que le aportaban al escritorio un aroma de púb nostálgico.

En Buenos Aires, la Sra. Presidente de la Nación Maria Estela Martínez viuda de Perón, recibía a los políticos del momento, los que pretendían salvar la democracia desde un sector y a los otros, que anhelaban seguir participando, pero desde la otra posición a la que estaban acostumbrados.

Mi poderosa radio de entonces Tonomac Platino, informaba por minutos los avances del noticiero de radio El Mundo, pero como éste no era confiable, sintonizábamos radio Colonia, emisora que aun transmite precisamente cuestiones de Argentina, desde Colonia, en la República del Uruguay. 
Aproximadamente a las 20 y 30 Oscar Alende el legendario presidente del partido Intransigente declaraba: “Tengan confianza los argentinos estamos lejos de un golpe”... Y nosotros nos mirábamos sin opinar. No discutíamos sobre los acontecimientos nacionales, pero cada uno sabía, desde su óptica, que las cosas no estaban bien en las esferas del Poder central.

En Santiago del Estero, como no podía ser de otra manera, gobernaba el Dr. Carlos Arturo Juárez, secundado por su compañera Mercedes Marina Aragonés quien por entonces se encontraba a cargo de la Subsecretaria de Desarrollo que dependía del Ministerio de Bienestar Social. Arturo Frondizi informaba que: “Es necesario consolidar el FREJULI para aventar los rumores golpistas que tanto daño le están haciendo al tejido social”. Nosotros estábamos atentos y continuábamos estudiando, pero con la radio prendida.

En ese tiempo la inflación se hacía sentir como nunca, digamos como ahora. La sensación de que existía un “vacío de poder” estaba presente en todas las conversaciones de los argentinos. La caída de los salarios, la devaluación del peso, los reclamos sindicales, el aumento de las tarifas en un 100 x 100, colocaban a los trabajadores en un estado de angustia permanente. A ello se sumaban los constantes crímenes de la Alianza Anticomunista Argentina, conocida como la “triple A” conformado un clima expectante y no precisamente, para alentar la continuidad democrática.

Los nombres de José López Rega, Casildo Herrera, Celestino Rodrigo y otros,  se reiteraban en las mesas de las acusaciones contribuyendo al descontento generalizado. 
El uso de una “licencia por salud” -más provocada que solicitada- por la Presidenta, el atildado Italo Luder como la contra cara de Lastiri y sus miles de corbatas, los efectos del “rodrigazo” y los movimientos nerviosos en Campo de Mayo recalentaban un ambiente tan elocuente y propicio, que no resultaba extraño ni para el más democrático de los argentinos.

YO NO TENGO SOLUCIONES

Cerca de las 23 de ese día 23, se anunciaba la palabra de Ricardo Balbín, el jefe del partido radical. En mi escritorio se hizo un silencio elocuente. Esta vez nos miramos ansiosos, preocupados, porque sabíamos que el  radical disponía de mayor información y era conocido como un hábil negociador.

Ya habíamos escuchado a los voceros del optimismo que se mantenían reunidos en los despachos de la presidencia. Este era el último de los oradores.

No habló mucho, como era su costumbre, sus discursos estaban confeccionados dentro de una síntesis bien definida. “Yo no tengo soluciones” –dijo- sentenciando el fin de la democracia y se cortó la comunicación.

Cerca de la media noche, como era habitual en la época de exámenes, salíamos a a comer los tan mentados “panchitos con licuado de banana y leche” sobre la entonces acequia Belgrano, al frente del Automóvil Club.  Al volver –como éramos tres- varios militares y presuntamente civiles que ya habían ganado las calles, nos interceptaron - con evidente ganas de subirnos al camión estacionado a la vera- sobre Libertad y 25 de Mayo. Felizmente pudimos zafar por obra y gracia de las credenciales policiales que identificaban a mis compañeros.

Cuando llegue a mi casa, me informaron que habían llamado los doctores Vicente Solano Lima y Alberto Fonrouge, para alertarme sobre la inminencia de un golpe de Estado.

A la semana siguiente me visitó mi padre, pidiéndome prudencia en mis actos, pues gente de los “servicios” le habían comunicado que desde el Ministerio del Interior habían requerido mis antecedentes, pero que no me preocupara.  ( para que en realidad me preocupe)

Antes de fines de abril recibí el decreto en donde me dejaban “prescindible” en mi cargo del PAMI local, de donde era su Jefe.

No rendimos en ese turno del trágico marzo. Mis amigos con exceso de trabajo. Yo desocupado, como tantos. Y... después llegó el miedo y una angustia permanente.

Desde la terraza de mi casa observaba casi todas las noches, movimientos de combate, gente corriendo, a veces gritando, todo a oscuras, en silencio… como el de los sepulcros.

Hoy se celebra el día por la Memoria, la Verdad y la Justicia instituido por la Ley No. 25.633. Pasaron 49 años desde esa noche que sirvió de prologo al 24 de marzo de 1976, cuando un genocidio inútil y perverso, acentuó una vez mas el desconcierto entre los argentinos.

Suscribo nombre y apellido
y ruego a Ud. tome partido
para intentar una solución
que bien podría ser la unión
de los que aun estamos vivos
para torcer nuestro destino
saluda a Ud. un servidor.

(V. Heredia)

viernes, 21 de marzo de 2025

RESPECTO DEL DENOMINADO SECRETO BANCARIO

            


        Este viejo instituto del mundo de las finanzas que con mayor propiedad debiera llamarse: “secreto de las entidades financieras”  ha creado una inusual expectativa en nuestro medio a causa de las serias denuncias formuladas desde la Cámara de Diputados sobre sospechas de irregularidades reiteradas por parte de las autoridades del Banco de la Provincia.
         Ante el formal pedido de informes solicitado por ese cuerpo legislativo, la máxima autoridad de la institución cuestionada respondió con fecha 26/3/90 que “el banco esta impedido legalmente de revelar las operaciones que realice, ni las informaciones que reciba de sus clientes, en virtud del “secreto bancario”, abundando después en leyes y consideraciones que mejor abonaron su actitud.
         Los legisladores no satisfechos con la respuesta interpuesta, hicieron comparecer al Síndico, al Auditor Externo y al propio Presidente del banco sospechado, sin que surgieran de sus exposiciones, una uniformidad de criterios que satisfaga a los interpelantes.
         Al margen de ello, se ha formulado denuncia criminal por ante la justicia provincial, intentando igual procedimiento ante el fuero federal. Hasta el momento nada se sabe de lo actuado por la justicia, al parecer otro secreto será el que reemplace al bancario, tal vez el judicial?

FUNDAMENTO LEGAL
         Tal como lo expresa Nahum Bergstein en su obra “El delito de violación del secreto bancario”, en nuestro país, tuvo consagración en la legislación específicamente bancaria, a través de los artículos 33 y 34 del titulo V de la Ley No. 18061 de 1969, en la forma dada por los artículos 39 y 40 de la Ley No.21.526, posteriormente ampliada por la Ley Nº 23.721 de 1985, por cuanto el secreto no regirá frente a la Dirección General Impositiva.
         La doctrina en general es coincidente con la postura de Supervielle, cuando sostiene que; “el secreto bancario no constituye sino una modalidad especifica del secreto profesional”, por cuanto uno y otro reposan en los mismos fundamentos y tienen similares alcances, esto es cuando su naturaleza reposa en la protección de la intimidad del individuo.
         Tanta es la importancia que se ha dado a éste instituto que algunos países han legislado específicamente sobre el tema, concediéndole una inusual protección y un tratamiento autónomo, tales como Suiza, Argentina, Noruega, Líbano y otros.

         En EE.UU., donde también rige el secreto, le imponen varias excepciones, como el caso de que un litigio involucre al cliente con la autoridad publica.
La ley libanesa lo elimina, cuando hay requerimiento en acciones relativas a enriquecimientos ilícitos, es decir, que la legislación comparada fue acomodando en su ordenamiento jurídico, distintas causas eximentes del deber de sigilo, sobre todo cuando se pudieren afectar los intereses del Estado, o se vislumbre la posibilidad de un delito.
         Nuestro país exime del secreto bancario, solo en causas judicialmente determinadas, a los efectos impositivos y cuando interviene el Banco Central, todo sobre ciertas y determinadas condiciones, lo que hace imposible en los hechos, que se investigue con celeridad y premura, la posible comisión de un ilícito.
         Quizás con mucha razón Supervielle en su obra, “El deposito Bancario” pág. 225, se pregunta: “cómo se explica que la mayoría de la doctrina y jurisprudencia no exima al banquero de prestar testimonio, sin embargo, que choca con el instinto moral y el sentimiento de justicia, que un delincuente puede obtener la protección de un banco, escudándose este ultimo en el secreto profesional a sustraer pruebas de un delito o para ocultar una parte de su patrimonio obtenido, por una acción ilícita”.

SECRETO: PROTECCIÓN U OBSTÁCULO
         Creemos que ante situaciones especiales se debe equilibrar el derecho y si éste debe inclinarse hacia un lugar determinado, debe ser sin duda, hacia el Estado y la sociedad que lo compone, nunca a favor de intereses particulares.
         Corresponde proteger la intimidad y los bienes de las personas, pero también estos privilegios deberán ceder ante valores éticos y morales, pues hay que contemplar también otros intereses que son legítimos.
         Por ello Carzola Prieto opina que: “En doctrina aparece enfrentado el interés privado -refiriéndose al secreto bancario- con el interés publico inherente a la búsqueda de la verdad en el proceso jurisdiccional, para lo cual el secreto puede erigirse como un obstáculo”.
         Por ello, cabe preguntarnos ¿Cuál es la razón para legislar con tanto rigor un instituto que trae “insitu” tanta peligrosidad y cuestionamiento? ¿Porqué tanta impunidad y misterio para el capital y tanto obstáculo para la justicia? ¿La moral y la ética deben ceder ante el dinero?
         El deber de discreción por parte de las entidades financieras y su personal, deben ceder ante situaciones anómalas, pues su obligación es la de: “no revelar las operaciones que se realicen, ni las informaciones que reciban de sus clientes”, por lo que no están obligados a ocultar u callar ilícitos o irregularidades que se cometen dentro de la institución que representan, pues: “la banca no puede invocar el secreto profesional cuando los clientes aparecían indicados como autores de determinados delitos”.(I-JU: casos: 4056, 4071).

EL MUNDO ESTA CAMBIANDO
         Occidente ha decidido levantar el secreto bancario, así el “Grupo de los Siete” (EE.UU., Alemania, Japón, Francia, Inglaterra, Italia y Canadá) concitó la adhesión de Austria, Bélgica, Holanda, España y Suecia, al igual que Suiza, Austria y Luxemburgo, países que hasta ahora habían guardado celosamente sus secretos bancarios.
         El senador nacional por el Partido Conservador Popular, Julio Amoedo, solicitó la creación de una comisión que entienda el tema de la corrupción, mientras el Sindicato Bancario de Uruguay (AEBU), amenaza con revelar las operaciones bancarias que allí se realizan porque permite “encubrir lícitos económicos” sobre todo porque hay 3.000 millones de dólares “fugados” de la Argentina y Brasil y pretenden que “el pueblo argentino sepa cual es el destino que le dan al dinero sus dirigentes políticos y empresarios”.
         El malestar, la incertidumbre, la desconfianza y el descreimiento que estamos viviendo los argentinos, tienen causas muy serias y profundas que deber ser atendidas de inmediato para que podamos salir de la postración en que nos encontramos, en relación con el mundo civilizado.
         Los países del desarrollo ejercen la autocrítica y avanzan hacia una etapa superior. Nosotros pareciera que pensamos que la impunidad es un “estilo de vida” y desde las esferas del poder, un significativo silencio avala el curso irregular de muchos acontecimientos que necesitan ser esclarecidos. ¿Otra vez escucharan al silencio? ¿O todo quedará en secreto…?.   


Publicado en el diario El Liberal, 21 de mayo de 1990.-

lunes, 17 de marzo de 2025

EL PECADO POLÍTICO TAMBIÉN ES SOCIAL

 

                             Desde hace tiempo estamos viviendo un clima enrarecido con permanente estado de tensión y nerviosismo creciente, pareciera que una especie de psicosis colectiva se moviliza sin dirección previsible y urgencia extrema. Mientras desde el Poder, un gesto vacilante e indolente se desliza ante las reiteradas denuncias sobre corrupción e ineptitud en el ejercicio de la función publica, ambiciones desmedidas de poderío, retribuciones para pocos que llegan a la exageración, en comparación con el salario popular, traiciones varias a los mandatos encomendados y tantos otros desatinos, que extenso seria enumerarlos.

Sin lugar a dudas vivimos un relativismo moral, agravado por una enfermedad de esta época materialista, que parece signar la vida del hombre indicándole un único camino: el monetarista. Lejos, en otros tiempos quedó la ética como forma de vida y proyección de generaciones futuras. El hombre esta mutando. ¿El cambio lo beneficia?

En política hay hechos que no son afortunados para la comunidad, los mismos que en variadas ocasiones traen perjuicios irreparables para el Estado. Los responsables no experimentan el castigo que prevee la ley, porque técnicamente no incurren en delito. En definitiva existe un daño no punible. ¿Será un pecado político?

Se entiende por pecado a todo hecho, pensamiento u omisión condenados por los preceptos de la religión. Es una trasgresión libre o deliberada de la ley de Dios, su naturaleza es la rebelión en contra del orden creado y es pecaminoso cualquier acto en el cual la voluntad humana se opone a la voluntad divina conocida por la conciencia.

JURAMENTO Y PERJURO

Desde siempre el hombre buscó reflejarse en un Ser superior, una especie de guía y rector de sus propias limitaciones, y encontró en el juramento la forma más sintética y confiable para advertir a sus semejantes que cumplirá con sus promesas. Dijo Cicerón que: “el que quebrante un juramento ofende a la Fe y merece la pena que los dioses inmortales han reservado al que miente y al perjuro, pues los dioses se muestran airados y coléricos con lo hombres, no tanto por la faltas a las palabras, sino porque estos hacen victimas a otros de los lazos que les tienden con su perfidia y maldad”.

Cuando se asume la función pública su titular debe cumplimentar el requisito constitucional, consistente precisamente en el Juramento y lo hace sobre Sagradas Escrituras, prometiendo desempeñarse con lealtad y patriotismo. ¿Cuándo ello no se cumple, se comete un pecado político? 

En la actualidad la practica del juramento esta perdiendo la eficacia que tuvo en otros tiempos, copiosa jurisprudencia se ha manifestado negativamente en el sentido de que no corresponde imponer a individuos que no profesan credos religiosos juramentos de  ningún tipo. Pero las constituciones que consagran como requisito previo la asunción de un cargo –tal el caso de la nuestra- exige someterse a ello y por consiguiente se debe entender que el que presta el juramento se identifica con la creencia religiosa consagrada en la invocación de la formula.

Es cierto lo expresado por Bielsa en su obra: Derecho Constitucional, criterio que compartimos, cuando expresa: “el juramento no constituye garantía alguna del buen cumplimento en el desempeño del cargo, ni de la veracidad o fidelidad del acto para el cual se jura, como lo prueba la experiencia. Lo que se hace es aumentar el número de perjuros. Tan poca seriedad se concede a este formulismo, que nadie se niega a cumplirlo. Lo cierto es que siendo de formalidad y no formulismo, se pueden hacer muchos perjuros, lo que no deja de recordarse en detrimento de la autoridad de la función misma”

LOS PECADOS SOCIALES

Recientemente el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Monseñor Primatesta, expreso que: “la usura es un pecado social”. En la Argentina no solo se da en préstamo el dinero, sino también cosas necesarias para la vida, los alimentos, los remedios y los servicios. Un pacto social debe ser para dar a la Patria nuestro esfuerzo, nuestro sacrificio, nuestra entrega. ¡No para cobrar réditos!

¿Hay conciencia suficiente y criterio adecuado cuándo se ejercita un acto político que sume en la desesperanza al pueblo que se gobierna?

Encender un “generador” de rumores advirtiendo un cambio de signo monetario, deslizar por intermedio de una infidencia, el posible perfil de un plan económico y luego transformarlo como por magia en un esbozo de contraria naturaleza, creando inseguridad e incertidumbre, ¿No es un pecado político?

El pecado político es también un pecado social, porque reconoce su fuente inmediata en la esfera del poder público y así,  un hecho que escapa a la sanción o castigo de la ley humana, no queda impune ante la ley divina.

En lo político, todo pecado, cualquiera fuere su especie –llamase actual, mortal, original, capital contra el Espíritu Santo, los que claman venganza del cielo o el venial- tarde o temprano impondrán su condena. Los que los cometen a sabiendas, tendrán que confesarlos, recordando quizá, para la ocasión, una bella canción que consagrara a los Plateros… Es pecado mentir.-


Publicado en el diario El Liberal, 12 de enero de 1990