Necesidad
de reforma
La
implementación de la Boleta
Única en todo el país como solución al rumor de fraude electoral que proponen
los partidos políticos alineados con la oposición, colocan sobre la mesa del
debate mucho más que una discusión entre los allegados al oficialismo y los que
no lo son, y proponen una fuerte reforma
al Código Nacional Electoral, como si el cambio acelerado de la letra, trajera
consigo la mágica solución de la transparencia y la celeridad en ordenar los
resultados, al final de los comicios.
El
Foro para la Reforma
Política , dueño de la iniciativa no quiere que el Ministerio
del Interior intervenga en la organización, el control y la dirección sobre el
acto, el escrutinio provisorio y el resultado definitivo de un acto cívico,
proponiendo que estas funciones sean ejercidas por la justicia electoral, sugiriendo
además que docentes y empleados judiciales tomen a su cargo la organización de
los comicios
Señalan
como antecedente inmediato a la provincia de Córdoba, quien hizo la punta y
adhirió a la reforma que prevé la
Boleta Única, que piensa poner en vigencia en la próxima
elección de recambio presidencial.
Desde
distintos sectores del espectro político se alzan las voces, a favor y en
contra, sobre la necesidad de reforma y las ventajas y desventajas que este
instituto podría traer aparejado al electorado nacional.
Las
alertas de fraude, no son voces que se escucharon al final del último
escrutinio de la elección presidencial como una novedad que hoy afecta al sistema. Desde
el origen mismo de cualquier contienda, en donde más de dos dirimen intereses,
la “trampa” o el “fraude”, suena como una constante y no creo que porque se
modifiquen uno o dos artículos del código respectivo, se terminará con el
flagelo que sin duda forma parte de los defectos invariables de todo articulado
legal.
Conforme el proyecto de ley que un grupo de partidos políticos propone como objeto de reforma consiste en que solo una boleta por cargo electivo se exhibirá en el cuarto oscuro: una para presidente y vicepresidente, otra para senadores nacionales y otra para diputados nacionales, según se trate.
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Para la elección de senadores, la boleta contendrá únicamente el nombre de los dos candidatos titulares; en el caso de los diputados, sólo el de los primeros tres candidatos titulares. El votante marcará en un casillero su preferencia electoral, conforme se muestra en la ilustración de esta nota.
Para la elección de senadores, la boleta contendrá únicamente el nombre de los dos candidatos titulares; en el caso de los diputados, sólo el de los primeros tres candidatos titulares. El votante marcará en un casillero su preferencia electoral, conforme se muestra en la ilustración de esta nota.
Pero:
¿Cómo conocerá el elector a los senadores suplentes? Y más aun a la nomina de
diputados titulares restantes y a la totalidad de los suplentes?
¿Cómo
sabrá el votante donde se encuentra el candidato que lo llevó a la votación, en
qué lugar y a cuál partido representa?
¿Dónde
está la transparencia si los candidatos no se dejan ver, por estar ocultos?
Entonces
podemos preguntarnos: ¿Cuál es la diferencia con la tan cuestionada “lista
sabana”, en que los candidatos –digamos con mala imagen- aparecen camuflados
entre los prestigiosos de los primeros puestos?
En el
caso de la Boleta
Única –sin lugar a dudas- participaran del acto electoral también, debajo de
los primeros puestos, con el agravante que no podrán ser detectados por ningún
elector precavido, porque a diferencia de la lista sabana, sus nombre no
aparecerán de manera alguna.
También
le atribuyen como ventaja al sistema de la Boleta Única el ahorro en el costo de impresión
de boletas y no es ese un justificativo de peso como para cambiar el sistema,
toda vez que cada agrupación política que participa en la contienda corre con
los gastos de impresión de boletas, que para nada resultan gravosas.
Pienso que los argentinos tenemos que dejar de copiar modelos de países que no responden a nuestras características. Primero se debe conocer el vasto interior argentino, su cultura, idiosincrasia, estilo de vida, nivel cultural y socio económico, etc, para poder valorar recién lo que ocurre en Latino américa o en algún país de Europa.
Mal
se puede desde la Capital Federal
pretender imponer modelos de alcance nacional sin que se sepan, ni se adviertan,
los efectos que a posteriori podrían ocasionar a las provincias.
Es
verdad que la organización y dirección del acto electoral a cargo de la Justicia de aplicación,
no encuentra obstáculo de ninguna índole para que se ponga en vigencia en el
orden nacional, como la eliminación de las listas colectoras que solo sirven
para la confusión y el negocio de algunos pocos que adhieren al clientelismo y
a la manipulación electoral.
Pero
adherir al sistema de la Boleta
Única, como solución al fraude y al “ladroneo” de boletas opositoras, requiere por
ahora, mucho tiempo de discusión.-
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