sábado, 11 de agosto de 2018

CUANDO LA JUSTICIA MEA EN LA VEREDA



               
                No hace mucho tiempo la prensa nacional advirtió que un tribunal había recurrido a una cita de Dominicio Ulpiano (¿170?- 228 d.C.) para abonar su sentencia, lo que resulta un tanto extraño en atención al curso de la historia, los anales del derecho y el tiempo transcurrido. Pero, en materia judicial, en un país sin reglas de juego claras, nadie puede invocar sorpresa, cuando la realidad a diario, excede a la ficción.

Estos últimos años se han caracterizado por un desmedido manoseo institucional. La sucesión de dictaduras que gobernaron nuestro país –sin conciencia, ni formación jurídica- irrumpieron en el ámbito judicial desordenando y desnaturalizando el debido procedimiento legal, amén de las garantías constitucionales.

Y como no podía ser de otra manera, los más altos resortes jurisdiccionales, no tardaron en adecuar esos procedimientos vandálicos al deber ser, convalidando así actitudes ultra distantes con la naturaleza del derecho.

Superada la dictadura, parece que aún quedan resabios por desterrar, pues se conoce que más de un magistrado en lugar de juzgar con decoro e independencia, espera la orden “de arriba” previo al  dictado de la sentencia. 
Digamos, estos buenos muchachos, que se convirtieron en meros engranajes funcionales del poder que los colocó en sus asientos, para desvirtuar la esencia del derecho.

Muchas veces nos negamos a admitir como cierto, que estas cosas sean parte de este Estado de derecho, que no termina de acomodarse, dentro de los causes normales, por donde debieran transitar los justiciables.

Hace algunos años me sorprendí al leer que: “La Sala I de la Cámara en lo Penal Contravencional y de Faltas porteña confirmó la absolución de Luis D'Elía por el corte de la avenida Rivadavia que llevó adelante hace un tiempo, en un fallo en el que se comparó esa movilización con las puebladas a la Plaza de Mayo de 1811, en los albores de la Patria; el 17 de octubre de 1945 -Día de la Lealtad peronista-. La resolución a favor de D'Elía resaltó que en esas ocasiones los manifestantes tampoco pidieron permiso para movilizarse y exteriorizar sus reclamos y adhesiones.” (1)

                                       ENTRE LA RISA Y EL LLANTO
De estos fallos, que se cuentan por miles, se podrían escribir innumerables libros de “humor legal”, pues no causan más que risa, cuando se supera la indignación. Sin dudas que el tribunal, no analizó como se debe, la verdadera causa del sumario, es decir que el alboroto producido por el pionero del “pikete” en nuestro país, era en apoyo a la candidatura de Nestor Kirchner a diputado nacional, donde también se le exigía la colocación  de "más morochos" en las nominas de candidatos.

¿Cómo es posible asimilar estas “bravuconadas pagas”, con hechos históricos como lo fueron las dos únicas revoluciones populares de 1811 y 1945, que se conocen en nuestro país? 
¿Será necesario llegar a tanta obsecuencia para satisfacer los mandatos del mandamás de turno?

Lo triste de esta nota, es que no estamos en tratamiento de un hecho aislado, ni de un contratiempo realizado en solitario. Estas malas prácticas se reiteran a diario en toda la Argentina, como icono indiscutido de la sumisión de un poder ante otro, de iguales características y jerarquía. 

Tal vez la única diferencia sea, que el dominante dispone del efectivo, tal como lo estamos comprobando con las famosos "bolsas de la coima" en donde participan de manera reiterada todos los poderes nacionales.

Carlos Wagner, ex Presidente de la Cámara de la Construcción, en su declaración de ayer con el juez Bonadio, dijo: "Los Kirchner se llevaron y robaron del Estado u$s 15.000.000.000 (quince mil millones de dolares)" y no se puso colorado ante semejante confesión. (2)

El triste y bochornoso episodio en donde se muestra al ex juez federal Norberto Oyarbide, con la cabeza platinada -emulando a las legendarias rubias de New York- con bastón en mano, llorando por los pasillos de la antesala de Comodoro Py nos muestra como contra cara a una Argentina con rumbo incierto sin saber a donde va.

Descubrir que en nuestro ordenamiento judicial se convive con la “injusticia” es lo mismo que sorprender a un digno caballero orinando en la vía pública. 
¿Desde cuando la justicia esta meando en la vereda? Lo que causa, un poco de risa y un tanto de indignación.

Fuente:

1- Diario Perfil. 19/05/2009.-
2- Diario la Nación 11/08/2018

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