martes, 4 de enero de 2022

S A P O

 


 La vereda del Barquito Bar y las reiteradas sangrias del verano. Un clasico para esa mesa

   Inexorable caminante de las veredas del centro, quizá porque su casa familiar de Perú casi Jujuy se encontraba  situada a pocas cuadras de la legendaria  y adoquinada calle Tucumán, ruta directa a la plaza Libertad.

   Tranquilo, cauto, calmo paseaba su silueta coqueta por los pasillos atestados de gente presurosa que lo consultaba, porque a pesar de su juventud, trabajaba en un banco donde no era fácil ingresar en esos tiempos de exigencias y seca.

   Después arremetieron las luces del casino, de bohemia y festejo, de sol y amanecidas. Con las primeras canas se agrandó la figura, una nueva familia, después los desencuentros, pero siempre azotando por las calles del centro.

   El Sapo fue un amigo que tenía respuestas para todas las cosas y andaba entreverado por todos los rincones, que la imaginación conoce. Ciento un mil travesuras, en un rol protagónico, lo pintaban entero.

   Tampoco le fue ajeno el umbral cultural, y lo ganó la fiesta y con su agenda en mano, que tanto valoraba, se avocó al espectáculo y se nutrió de artistas produciendo un espacio que todos conocían. Representaba  artistas, engalanando la noche santiagueña con figuras de relieve, cantantes, bailarines, actores, modelos, e impuso una celebración que fue notoria y tradicional… La fiesta de los estudiantes y la celebración de los 15 años.

Calle Perú casi Jujuy, la casa solariega 

   Cordial, ameno e ingenioso centró sus oficinas en la vereda del Barquito Bar y desde su mesa poblada, de circunstanciales caminantes,  amigos, artistas y bohemios, contrataba, vendía, negociaba y hacía de las suyas, con el asentimiento y complicidad de todos por igual.

   Y los años se fueron multiplicando y aquel antiguo caminante por las calles del centro, dejó de lucir sus  privilegios, ofreciendo otra imagen, muy diferente a la de aquellos tiempos.

   Y no hace mucho, se fue silencioso diciendo: “cada uno con su cirquito” y cerró sus ojos verdes hasta quien sabe cuando.

 


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