A 31 años del vandalismo organizado
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Los sueños revolucionarios del lumpen dirigido. |
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El gran responsable del hecho vandálico que pudo ser una tragedia |
Hace
31 años, en Santiago del Estero, una banda de facinerosos, comandados
por grupos de afuera y de adentro, quemaron las estructuras de la Casa
de Gobierno, la Cámara de Diputados, Tribunales y una quincena de
domicilios particulares, entre ellos la casa de mi madre, y algunos
comercios de la zona.
Este
hecho vandálico trajo una nueva Intervención Federal a la provincia,
que ya estaba pergeñada de antemano, a la espera de una oportunidad como
la descripta. (1)
Ipso
facto, surgieron los críticos, analistas, agoreros, maniqueos, seudos
investigadores, historiadores, exegetas, columnistas, especialistas y
cuanto improvisado aventurero, pasaba por los medios de comunicación
dejando un aporte de lo sucedido, según su propia visión de los hechos, y
de paso afirmando como cierto, una numerosa cantidad de absurdas
calamidades, surgidas de la mente febril de algunos oscuros personajes,
como otras leyendas sin otro sustento que el imaginario popular.
Sabemos
que para contribuir con la historia, como se debe, hay que pasar previo
por el laboratorio. Ello es: investigar, comprobar, comparar,
analizar, reflexionar, entre otros pasos necesarios para concluir con un
aproximado acierto objetivo, que nos lleve a sostener un acontecimiento
que tenga como cimiento o base, un acertado criterio de verdad en donde
apoyarse.
Se
escribió, se publicó, se conjeturó, se afirmó y se mintió tanto sobre
lo acontecido el 16 y 17 de diciembre de 1993, que a veinticinco años luz de
esa absurda circunstancia, son muchos los que quisieran que ardieran
nuevamente los archivos colectivos -no para parodiar el hecho- sino para
que dejen de existir para siempre lo que se firmó y convalidó con total
irresponsabilidad y sin ningún elemento probatorio que tenga por cierto
lo manifestado.
Estos
cinco lustros transcurridos lo vienen a confirmar, pues al fin y al
cabo, lo dice la Biblia: "No hay nada encubierto que no haya de
descubrirse; ni oculto que no haya de saberse" (2)
El "lumpen" en banda, que arrasó y destruyó con cuanto encontró a sus pasos, hizo más daño, que lo que obtuvo como beneficio.
Es verdad, que al mejor
estilo "militares del 76" ingresaban a los edificios públicos, quemando y
saqueando a sus arbitrios lo que consideraban de algún valor económico
que pudiera favorecerlos, pero ello es la nada si comparamos lo
cuantioso de las pérdidas ocasionadas, cuando incendiaron los archivos
de la provincia, los expedientes en tribunales y los antiguos
mobiliarios de todas las dependencias publicas.
El
mismo mal ejemplo, para contabilizar tras el saqueo a los domicilios
particulares, como la quema de bibliotecas privadas con incunables
incluidos, las fotografías, filmes, videos, manuscritos y objetos
históricos de notable valor, con los que no se contarán jamás, lo que
hoy lamentan propios y extraños.
Muchos
me preguntan respecto de los juicios resarcitorios impetrados por todos
los damnificados y muchos son los que fantasean con las cifras
demandadas y los beneficiarios de los cobros.
Fueron
dieciséis las causas iniciadas en contra de la Provincia y de la Nación
en forma conjunta. La totalidad de los sumarios tramitaron por ante la
Corte Suprema de Justicia de la Nación quien se arrogó competencia
originaria y concluyeron después de la apertura probatoria en la mayoría
de los casos, pero el Tribunal se declaró incompetente antes de dictar
sentencia y ninguno de los demandantes cobro un solo peso. (3)
Pasaron
quince años de ese triste y lamentable suceso que arrojó más "debe" que
"haber" al cierre del balance de los santiagueños.
Algunos, por suerte muy
pocos, pretendieron levantar banderas de los restos calcinados del
latrocinio, confundiendo delincuencia con revolución. Y obtuvieron
tristes resultados, que hoy esconden, porque no pueden exhibir.
Linda
fecha para recordar que existen las instituciones, que vivimos en un
estado de derecho y que estamos obligados a consolidar la democracia que
es nuestro estilo de vida.
Cuando nos apartamos del debido camino, ocurren cosas que terminamos por lamentar. Y como siempre terminamos perdiendo.
Creo que ha llegado el
momento de deponer actitudes mezquinas y transitar por la vida sin
agravios, pero como dice Borges: "a veces tengo miedo a la memoria".-
FUENTE:
- (1) Diario El Clarín, martes 26 de octubre de 1993, pag. 14.-
- (2) (Lucas, Cap.12, 2) .
- (3) Causa: MBR y RL c/ Estado Nacional s/ Daños y perjuicios
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