sábado, 27 de septiembre de 2025

C H A Q U E T E R O S

           

     

 

Los Chaqueteros: La Plaga Inmortal de la Política Argentina"

En septiembre de 2008, el bloguero y analista político español Ramón Cotarelo publicaba una reflexión incisiva sobre los "chaqueteros", ese fenómeno de los políticos que cambian de chaqueta ideológica con la facilidad de quien se ajusta un abrigo viejo. En su nota, Cotarelo se preguntaba: "¿Qué lleva a una persona a cambiar sus convicciones políticas o, cuando menos, a decir que las ha cambiado? ¿Qué lleva a alguien a 'cambiar de chaqueta', a ser un 'chaquetero'?"

Nosotros en Barcelona les llamamos 'chaqueteros' porque cambian de saco en todo momento", decía Antonio Banderas en un programa de televisión, refiriéndose a esos personajes sin escrúpulos que niegan a sus líderes antes de que cante el gallo.

La Real Academia Española lo define con precisión quirúrgica: "que cambia de opinión o de partido por conveniencia personal". En Argentina, esta especie no solo abunda, sino que ha convertido el transfuguismo en un arte, una industria de traiciones que prospera en el lodazal de la política criolla.

Son los escorpiones de Esopo, incapaces de resistir su naturaleza venenosa, aun cuando cruzan el río sobre la espalda de la rana confiada. No tienen norte, no respetan jerarquías, ni siquiera a sí mismos.

Como canta Joan Manuel Serrat, son "hombres de paja" que ocultan "oscuras intenciones" bajo la colonia del honor. Recuerdo que en 2008, cuando el conflicto del campo estremecía al kirchnerismo y la crisis global asomaba, los chaqueteros ya eran una plaga. ¿Cobos?

Diecisiete años después, en 2025, no solo persisten: se han multiplicado como una pandemia sin antídoto. La historia política argentina está plagada de anécdotas que ilustran su descaro. Son los que juran lealtad a un partido, a sus bases, a la Patria y los Santos Evangelios, para al día siguiente invocar un "impedimento moral" que justifique su salto al bando opuesto.

Son los que agitan banderas de una ideología en campaña, convenciendo al electorado de su compromiso, y tras ganar el voto, renuncian al cargo o traicionan sus promesas por un puñado de favores. Son, en fin, los que transforman la política en una farsa, indignando a una ciudadanía que ya no cree en nada.

¿Quiénes son estos personajes? No son simples oportunistas ni infiltrados torpes. Son profesionales de la mentira, émulos del dios Jano, con una cara para el pueblo y otra para el poder. No llegan al poder por error: son hábiles simuladores que saben cuándo dar el golpe de timón, cuándo cambiar de rumbo para quedarse solos en su auto proclamada razón.

Juan Schiaretti: El Rey del Chaqueteo

Si buscamos un ejemplo vivo, un chaquetero de manual que encarne esta plaga en 2025, Juan Schiaretti se lleva la corona.

Exiliado durante la dictadura, regresó para trepar en el peronismo cordobés junto a José Manuel de la Sota, forjando la Unión por Córdoba (UPC), una coalición que mezclaba peronistas, radicales y vecinalistas para dominar la provincia desde los '90. Schiaretti se agarro de la mano de Domingo Cavallo al asumir como Interventor de Santiago del Estero en 2003.

En 2007, con el respaldo explícito de Néstor y Cristina Kirchner, ganó su primera gobernación. Pero el idilio duró poco: en 2008, con el conflicto de la Resolución 125, Schiaretti volteó la chaqueta sin pestañear, alineándose con el campo contra el kirchnerismo que lo había apadrinado.

"Se la jugó por el campo desde el primer momento", dicen sus defensores, pero el gesto fue un cálculo frío: Córdoba, anti-K por excelencia, le dio su bendición electoral en 2011, 2015 y 2019.

El chaqueteo de Schiaretti es un arte de precisión. En 2019, rebautizó su espacio como “Hacemos por Córdoba”, sumando socialistas, demócrata cristianos y hasta retazos del PRO y la UCR, logrando un aplastante 57% de los votos.

En 2023, soñando con la Presidencia, creó “Hacemos por Nuestro País”, una ensalada de peronismo no K con Randazzo, Urtubey y fuerzas centristas. Coqueteó con “Juntos por el Cambio”, acercándose a Horacio Rodríguez Larreta, pero cuando Urtubey lo acusó de traidor, Schiaretti no se inmutó: en las PASO sacó un 3,7% nacional, pero en Córdoba le robó votos clave a JxC, favoreciendo (¿intencionalmente?) a Sergio Massa.

Derrotado, no se rindió: en 2024, transformó su espacio en “Hacemos por Argentina”, consiguiendo personería en 14 distritos y pescando en los restos de JxC y el peronismo desencantado.

Para 2025, renunció a la presidencia del PJ cordobés tras 50 años de militancia, pasándole la posta a Martín Llaryora mientras arma un "pentágono federal" con gobernadores, olfateando una alianza con el mileísmo para las legislativas de octubre.

Lo acusan de usar votos peronistas para aliarse con la derecha, de ser un "entregador" que hace del federalismo una careta para su ambición. Comparado con Randazzo o Scioli, Schiaretti los supera: su chaqueteo no es solo táctico, es existencial. De peronista de izquierda a gobernador anti-K, de aliado de Milei a posible candidato de un nuevo tercio electoral en 2027, su trayectoria es un catálogo de oportunismo.

Como los "hombres de paja" de Serrat, el inefable Schiaretti cambia de colonia según la ocasión, pero el olor a traición no se disimula.

El Antídoto Pendiente

En estos días la invasión de chaqueteros crece en progresión geométrica, como una plaga sin freno. El "camaleón" de Chico Novarro, el "saltimbanqui" o la "borocotización" ya no alcanzan para nombrarlos.

Llamarlos "garcas",  es tentador por su crudeza, pero quizá el término se queda corto ante la magnitud del daño. Estos autómatas despersonalizados, que traicionan principios y electores con la misma facilidad con que cambian de saco, requieren un antídoto urgente.

Revisar el Derecho Electoral, podría ser un camino: sanciones al transfuguismo, límites a las coaliciones oportunistas o mecanismos que obliguen a los electos a respetar su mandato. Pero el verdadero remedio está en la ciudadanía: un voto más consciente, que castigue a los chaqueteros y premie la coherencia.

Juan Schiaretti, con su medio siglo de piruetas políticas, es la prueba viviente de que el chaqueteo no solo sobrevive, sino que prospera. En un país donde la política se ha convertido en un circo de caretas, él es el gran maestro del volteo de chaqueta.

Como diría tu tía, este mundo está loco, pero mientras los Schiaretti sigan en escena, la locura no hará más que crecer.

lunes, 22 de septiembre de 2025

La Justicia en Santiago del Estero: un sistema estancado en busca de reforma

 Por Miguel A. Brevetta Rodríguez


I- Introducción.

La justicia santiagueña parece estar enfrascada en un contorno de estancamiento sin dar señales claras de pronta normalidad en el diario devenir tribunalicio. Esa realidad no escapa a la advertencia de propios y extraños, actualmente se expande hacia las aulas universitarias con la guía de docentes, que advierten a sus alumnos la existencia de una crisis que afecta a la institución y que es preciso trabajar promoviendo ensayos sobre el flagelo.

Desde  las cátedras de Derecho Procesal de la UCSE, por ejemplo, se está estudiando ya no solo los efectos de la lentitud crónica, sino el impacto de la digitalización a medias que promete agilidad,  pero en los hechos, las buenas intenciones se pierden en la maraña de expedientes, dejando a los estudiantes con un diagnóstico amargo ya que la reforma técnica avanza a paso de tortuga, mientras las estadísticas informan, que las causas civiles superan los cinco años en primera instancia.[1]

Es decir que los círculos áulicos no son indiferentes sobre la inercia que tiene paralizado al Poder Judicial. Se observa una morosidad significativa en los despachos de los juzgados de primera instancia, lo que provoca que los juicios se tornen interminables y excedan los límites de lo previsible en cuando a la duración y finalización de los mismos.

II La labor judicial

Y no se trata de un mal aislado: publicaciones varias reseñan que en el ámbito nacional, la Corte Interamericana de Derechos Humanos registró en 2024 un promedio de doce años para procesos contenciosos en Argentina. Los justiciables, en su mayoría de bajos recursos, ven cómo sus reclamos laborales o familiares se evaporan en el tiempo, fomentando una desconfianza que se traduce en soluciones extrajudiciales, a menudo precarias o violentas.

Los juzgados de segunda instancia, tampoco escapan a la regla de la lentitud, apoyados en el mismo discurso de siempre, que repiten los dependientes de mesa de entradas, como si fuese un dogma: aquí los jueces no tienen plazo para resolver, una frase que se repite como excusa para la inacción.

¿Nos preguntamos hasta cuando la incertidumbre, sin fecha cierta, que pueda mitigar las agónicas expectativas?  Lo cierto es que ese departamento de poder del Estado provincial se encuentra sumido en una crisis, en la mira de los que aguardan justicia, que sufren el tedio de una dilación, que para nada le es imputable, por lo que resiente las estructuras de la credibilidad pública.

¿Acaso son los jueces quienes sostienen la causa de la espera intemporal? ¿O los auxiliares del despacho, quienes no actúan con la debida premura en la celeridad de las causas?  Pero, no solo hay responsables del mostrador para adentro, a la inversa, se encuentran los abogados, que no hallan mejor tarea que abusar de los recursos que les provee el ritual, descifrando a la apelación, como un mágico negocio.[2] La morosidad no es exclusiva de Santiago del Estero, pero en la provincia se siente con particular intensidad.

Así las cosas, entre la indiferencia del sistema y el abuso procesal de los temerarios litigantes, logran desnaturalizar las bases de la justicia, disputándose como propios el sentido de la equidad. Y así una y otra vez, el juego del gran bonete introducido dentro del aparato judicial, que no da respuestas inmediatas a la maraña de causas que se adormecen en los estantes, ahora agravada por la sobrecarga post-pandemia y la falta de integración y modernización que se requiere.

El fuero de familia que aglutina un sinfín de litigantes a diario, produciendo resoluciones que se estiran como chicle, nos advierte con claridad que el servicio se encuentra resentido. ¿O faltan empleados a cargo del despacho diario, o no se cuenta con personal idóneo, o no hay conciencia que procure terminar con el estancamiento?

El Código Procesal Civil provincial, con su mediación obligatoria desde 2008 (Ley 6910), pretendía descongestionar el abarrotamiento, pero el abuso prosigue: en el Plan Piloto de Mediación Familiar de 2011-2012, de 2.702 ingresos solo se tramitaron 2.064, y hoy, en 2025, informes de fuentes seguras, señalan que el 30% de las apelaciones en Cámaras son por "dilaciones maliciosas", un eufemismo por lo que los foros académicos, le llaman "estrategia de desgaste".

IV Sobran los responsables

Los hechos son patéticos, pero también advertimos que no solo hay responsables del mostrador para adentro; a la inversa, se encuentran ciertos abogados, que no hallan mejor tarea que abusar de las ventajas que les concede el ritual. Esta práctica se ha tornado endémica: incidentes dilatorios y recursos infundados que multiplican plazos, convirtiendo el proceso en un filón para honorarios perpetuos, mientras el cliente —a menudo vulnerable— acumula deudas emocionales y económicas.

Ante el cumulo de evidencias y los lamentables resultados que arroja la estadística, no podemos mirar para un solo lado a la hora de señalar a los responsables de tanto desconcierto, por lo que resulta imprescindible que se aporten medidas urgentes para revertir esta realidad.

No se puede ser víctima de profesionales inescrupulosos quienes, ante la evidente demora en la tramitación, proponen soluciones extrajudiciales, generalmente precarias, abusivas o incluso violentas, colocando al oponente bajo la acechanza de una particular extorsión siempre en perjuicio del más necesitado.

V- Una mirada reparadora

Así las cosas, entre la indiferencia del sistema y el abuso procesal de los temerarios litigantes, se están desnaturalizando las bases protectoras del valor justicia; disputándose como propios el sentido de la equidad.

Y en este tablero viciado, es menester acercarse a los pasillos del TSJ a quienes –desde estas líneas-  le estamos arrimando la propuesta de sanciones éticas por "litigio temerario", inspirada en reformas nacionales, por lo que se podrían establecer ejemplares condenas y multas importantes, sobre los honorarios de quienes prolonguen causas sin sustento.

Un ejemplo práctico seria adoptar pautas positivas, como la Ley 24.240 (LDC) que promueve los llamados daños punitivos o sanciones civiles, que se imponen al responsable de una conducta reprochable y grave, a fin de punir dicho hecho y prevenir la reiteración predecible de situaciones fácticas similares en el futuro.[3]

Se las puede imponer independientemente del resarcimiento del daño efectivamente sufrido, devolviendo al ritual su esencia reparadora, en lugar de su rol de laberinto.

 



[1] según estimaciones del Mapa de Acceso a la Justicia de la CSJN.

[2] Ver Miguel  Brevetta Rodríguez “De la mora judicial y la apelación como negocio” Ed.Microjuris.com      

Fecha: 06-08-2018 Cita: MJ-DOC-13643-AR||MJD13643

[3] Ver Miguel Brevetta Rodríguez. Ed. Microjuris.com  ¿Multa Civil o Daño Punitivo? 05-05-2021 Cita: MJ-DOC-15939-AR||MJD15939; )Cámara 9a C.C. Cba. Expte. 2229879/36, 9-2-15, Sent. N°1. Revista Foro de Córdoba N° 178, Sección Síntesis de Jurisprudencia, Reseña N° 10, pag. 202.

EL TONGO SCHIARETTI: CRÓNICA DE UN FRAUDE ANUNCIADO


       
                
Nadie se explica la razón por la que este siniestro personaje continua gobernando la provincia de Córdoba. Amigo del fraude y de las cosas ajenas, lo colocan en el primer puesto de los funcionarios que siguen en el poder desde el comienzo de la ultima democracia.
                                      
       
                   Desde hace bastante tiempo venimos anunciando que la reiterada conducta de tendencia delictiva que caracterizan los actos políticos de Juan Schiaretti  y su banda, mas tarde o mas temprano requerirán  de la acción judicial, toda vez que están dadas objetivamente las condiciones para ello, ante la existencia de numerosas denuncias sobre ilícitos penales cometidos en el ejercicio de sus funciones las cuales inexplicablemente se mantienen en carácter y categoría de “cajoneadas” porque éste individuo continúa amparado en los fueros que lo inmunizan desde el comienzo de la vida democrática.

La calamitosa gestión que lo tuvo como Interventor Federal en Santiago del Estero 1993/1995 en complicidad con Carlos Menem, Jorge Busti, Eduardo Fellner y su “gestor” Domingo Cavallo, entre otros dejaron al desnudo a éste “camaleónico” y permeable funcionario, en cuanto al malicioso y temerario accionar que suele imprimir a las gestiones administrativas que se le encomiendan, pues ya es sabido que a su paso siempre queda una estela delictual  que huele a ocultamiento o impunidad.

¡Basta ya de este circo político! Juan Schiaretti, el eterno superviviente de la política cordobesa, no se conforma con haber gobernado Córdoba durante casi dos décadas, ni con haber orquestado un fraude electoral en 2007 que aún apesta a impunidad.

No, este camaleón del poder, que ha tejido una red de delfines y aliados para perpetuarse como un rey feudal, ahora pretende saltar al Congreso Nacional como candidato a diputado por Provincias Unidas, con las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2025 acechando como su próximo botín. ¿Su excusa? "Defender el interior productivo". ¡JaJAJA!

 Lo que busca es más influencia, más fueros y más control, disfrazado de estadista moderado, mientras Córdoba sigue ahogada en deudas municipales impagables y empresas huyendo como Mercado Libre, que abandonó la provincia por la asfixia impositiva de su "modelo exitoso".

Un legado de fraudes y manipulaciones: del "tongo" de 2007 a la maquinaria actualRecordemos el escándalo de 2007, que denunciamos sin tapujos: un escrutinio opaco, resultados "mágicos" anunciados por Schiaretti como si fueran un guion de telenovela, y un pueblo en las calles gritando "¡tongo!" frente a la Casa de Gobierno.

Aquel fraude, blindado por un Poder Judicial adicto al oficialismo, fue solo el comienzo de una saga de perpetuación. Schiaretti, en complicidad con José Manuel de la Sota, construyó un feudo peronista que confunde democracia con monarquía hereditaria. Pasó de interventor en Santiago del Estero (1993-1995), dejando una estela de corrupción con Menem y Cavallo, a gobernador por tres mandatos, y ahora, tras entregar el sillón a su títere Martín Llaryora en 2023, arma un partido nacional llamado Hacemos Argentina para invadir provincias como San Juan, Catamarca y Jujuy.

 

¡Ambición desmedida!

En 2024, ya pavimentaba su regreso con reuniones en Santa Fe y Entre Ríos, tentado a radicales y PRO, todo para consolidar un frente anti-K que huele a anti-Milei oportunista.

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Hoy, encabecza la lista de diputados por Córdoba en Provincias Unidas, un bloque de gobernadores del interior que él impulsó para oponerse al ajuste de Javier Milei. Encuestas recientes lo muestran liderando en la capital cordobesa con un 30-35% de intención de voto, por encima de los libertarios que pierden fuelle.

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Pero no se equivoquen: esto no es liderazgo, es cálculo frío. Schiaretti, el "tiempista silencioso", cultiva el bajo perfil mientras sus intendentes lo bancan a capa y espada contra Milei, gritando que "hay que evitar que tenga el poder absoluto". Descripción: https://pbs.twimg.com/profile_images/1380256050327265281/XdZNWy6F_normal.jpg

¿Poder absoluto? ¡Mira quién habla, el que ha monopolizado Córdoba por 25 años!La farsa del "modelo Córdoba": mentiras, evasión y un ajuste cruel disfrazado
Schiaretti presume de "equilibrio fiscal con equilibrio social", pero es una estafa. Su gestión acumuló deudas que asfixian a los municipios –tasas impagables que ahuyentan inversiones– y un IVA provincial que penaliza la producción, tal como él mismo critica ahora a nivel nacional.

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Propone eliminar retenciones al campo en dos años, llamándolas "robo al interior productivo", pero ¿dónde estuvo cuando Córdoba aportó 35 mil millones de dólares en retenciones desde 2003? ¡Cobrándolos para su caja chica! Y su "lucha contra la evasión" es hipocresía pura: mientras Milei los llama "héroes", Schiaretti glorificó evasores locales con exenciones que beneficiaron a sus amigos.El colmo: en plena campaña, el 19 de septiembre de 2025, Milei lo tildó de "adicto al gasto" en la Bolsa de Comercio de Córdoba, acusándolo de elevar el déficit en 7 puntos del PBI con su plan fiscal. ¿La respuesta de Schiaretti? Un tuit incendiario: "El presidente Milei miente descaradamente".

 

¡Descarado es él, que en 2020 prohibió al padre de Solange Musse, una joven terminal de cáncer, abrazarla tras 1.200 km de viaje por el COVID, priorizando su "control" sobre la humanidad! Descripción: https://pbs.twimg.com/profile_images/1257022243290386434/OkI9hcDg_normal.jpg Ese episodio, revivido en redes, Descripción: https://pbs.twimg.com/profile_images/1257022243290386434/OkI9hcDg_normal.jpgmuestra al verdadero Schiaretti: un tirano insensible que usa la crisis para blindarse. Críticas llueven en X: "20 años en el poder, empresas huyendo, y ahora da cátedra sobre producción", tuitea un usuario indignado. Descripción: https://pbs.twimg.com/profile_images/651650873899286529/TKi89xjK_normal.jpg Otro lo acusa de "cara de piedra" que "le encanta el poder".

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Hasta La Voz de Córdoba, otrora neutral, se vendió a su pauta y se convirtió en panfleto. Descripción: https://pbs.twimg.com/profile_images/1694053374952439808/IdiJSlSA_normal.jpg

El veredicto del pueblo:

¿Fin de la dinastía o más "tongo"? Schiaretti ataca al kirchnerismo como "máquina de hacer pobres" y a Milei como "ajuste a hachazos",

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posicionándose como el "centro" que supera la grieta. Pero el pueblo sabe: es el mismo que confundió democracia con su reinado personal. Con el 16% de indecisos en encuestas y un descontento social creciente, el 26 de octubre podría ser su Waterloo.

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Córdoba clama alternancia, no más perpetuación. Como en 2007, el soberano dirá: "¡Fuera el tongo!". Si Schiaretti gana, será por maquinaria sucia; si pierde, que se vaya de una vez. ¡El poder no es hereditario, Pibe!

viernes, 19 de septiembre de 2025

SCHIARETTI, MENEM Y EL JUEGO DE LA ASOCIACION ILICITA


 











 Carlos Menen y Juan Schiaretti, dos personajes inescrupulosos que echaron mano a la figura de la Asociación Ilícita, para perseguir adversarios políticos.- El primero ya probó esa medicina, el otro ya esta cerca de experimentar en carne propia 

    Últimamente el Poder político encontró una peculiar herramienta para deshacerse de opositores molestos, partidarios desagradecidos, morosos en el pago de acuerdos convenidos o simplemente para sacar de la cancha a cualquier candidato con aspiraciones propias o proyección de futuro.

El manejo arbitrario que se ejerce sobre funcionarios de niveles inferiores, desde el avance del Poder Ejecutivo sobre el Legislativo y en especial el Judicial, no le hacen ningún favor a la vigencia del sistema democrático que afronta una crisis de credibilidad sin precedentes, por lo que si no se corrige el rumbo, estas actitudes perniciosas podrían traer consecuencias más que imprevisibles.

El mundo y en especial el eje económico, del cual dependemos, no miró con buenos ojos que el ex Presidente Carlos Menem fuera citado a petición del Fiscal de la causa, a comparecer ante el juez que investigó el supuesto delito de contrabando de armas, para prestar declaración indagatoria con el cargo de supuesto jefe de una Asociación Ilícita.

Es poco seria la costumbre de que en nuestro país, los Presidentes democráticos deban ser enjuiciados al final de sus mandatos, por hechos que no devienen justiciables por la naturaleza en que se sustentan o bien por la carencia de elementos probatorios para ser inculpados.

En la historia de nuestro derecho no fueron pocas las controversias relacionadas con el entendimiento, la comprensión y la aplicación de este instituto inserto en el art. 210. del Código Penal. Si bien hay que reconocer que en un principio la interpretación fue confusa, hoy tanto la doctrina como la jurisprudencia y la consciente aplicación judicial son pacíficas al coincidir sobre las características de este instituto.

En Argentina, la figura penal de la asociación ilícita (art. 210 del Código Penal) ha sido históricamente utilizada por políticos inescrupulosos, como una herramienta para neutralizar adversarios políticos, deslegitimar opositores o consolidar el poder de turno.

Desde los años '90, con casos emblemáticos como los protagonizados por el ex presidente Carlos Menem y el ex interventor Juan Schiaretti en Santiago del Estero, hasta las causas de alto perfil en 2025, esta práctica persiste, erosionando la confianza en el Poder Judicial y debilitando los pilares de la democracia.

En un contexto de polarización y crisis institucional, el uso arbitrario de esta figura pone en jaque la seguridad jurídica y la separación de poderes. Esta nota revisa su historia, analiza su aplicación reciente y propone un camino hacia una justicia más independiente.

La naturaleza jurídica de la Asociación Ilícita

No existe mejor fórmula para desentrañar lo complicado que pudiere ofrecer una norma jurídica, que investigar su naturaleza, determinando el bien jurídico que protege, que es quien da nacimiento a la ley.

El Código Penal de 1921 utilizaba el concepto de "orden público" para referirse al bien que protegía el delito que tratamos, pero más adelante la Ley No. 21.338 cambió el concepto por el de ``tranquilidad publica'' manteniéndose en la actualidad tras los alcances de la Ley No. 23.077 y a estar por su ubicación dentro del ordenamiento sancionador, se entiende con claridad que el legislador quiso proteger la paz social por tratarse de un típico delito de peligro.

El artículo 210 del Código Penal protege la tranquilidad pública, un bien jurídico esencial para la convivencia social. Según la doctrina (Carrara, Soler, Núñez, Fontán Balestra) y la jurisprudencia consolidada, el delito de asociación ilícita requiere una organización estructurada con permanencia y un plan plural de delitos que atenten contra el orden social.

Su aplicación histórica se limitó a casos de crimen organizado, como subversión o narcotráfico, donde la amenaza a la paz social es evidente. Sin embargo, su uso en contextos políticos ha generado controversias. La figura no debe aplicarse a decisiones legítimas de gobierno, como resoluciones de un gabinete, ya que carecen de la permanencia delictiva requerida.

Como señaló la Cámara Criminal y Correccional Federal en 1985, este delito "pone en peligro el orden social, sin el cual no es posible la convivencia"[1] Aplicarlo de manera arbitraria, especialmente por jueces subordinados al poder político, constituye un abuso que vulnera la seguridad jurídica.                                    

La naturaleza subjetiva del bien ofendido por los delitos contra la tranquilidad pública, son conforme con la naturaleza de los hechos que lo lesionan. De ello surge que ya no admite dudas la coincidencia doctrinaria y jurisprudencial que determinan con transparencia hacia el lugar en que apunta ésta figura delictiva, así Carrara, Soler, Nuñez y Fontan Balestra fueron consecuentes en sus apreciaciones y sobre estas bases y antecedentes, el criterio pacíficamente coincidente es el mismo que considera que: ``el delito de asociación ilícita pone en peligro el orden social, sin el cual no es posible la convivencia, y vulnera los sentimientos de seguridad y tranquilidad indispensables para el libre y completo desarrollo de las actividades humanas'' [2]

Si echamos un vistazo al articulado que le sigue al art. 210, que agra-va la figura que tratamos, entenderemos sin mayor complicación que éste delito está dirigido a combatir a verdaderas organizaciones criminales que atentan en contra del Orden y la Seguridad, pilares de nuestro orden jurídico, es por ello que la ``tranquilidad publica'' se muestra afectada ante la inminencia de un peligro permanente para su estabilidad.

Schiaretti... el pionero

Últimamente, conforme lo refleja la prensa, ciertos jueces vienen recurriendo en reiteradas ocasiones, en causas atípicas, a la aplicación abusiva de esta grave figura, con el solo propósito de impedir que los imputados fuesen puestos en libertad. 
En nuestra provincia, Santiago del Estero, no fueron pocas las veces que magistrados obedientes y dependientes del poder de turno, echaron mano indiscriminadamente, al art. 210, sabiendo de antemano, que a posterior, cualquier Tribunal de Alzada revocaría la calificación por tornarse atípica e improcedente.

El controvertido Juan Schiaretti en su época de Interventor de la provincia, se constituyó en el pionero en la aplicación de ésta figura, al ordenar la detención de la totalidad del gabinete provincial del entonces Gobernador Carlos Mujica en el caso archi conocido como: "Contrato de Publicidad", en el que todos los jueces de todas las instancias en aquel momento, miraban para otra parte, cuando se les recriminaba pública-mente que estaban incurriendo en el " manoseo " de sus propios actos, haciendo caso omiso a las apelaciones y a la crítica de la prensa, por haber caído en tamaño desatino, ello es imputar de Asociación Ilícita a un hecho político resuelto en reunión de gabinete.

Después se supo, según lo manifestaron algunos jueces foráneos de la época, que el Interventor provincial había venido a cumplir con las órdenes impartidas por el Presidente de la Nación, valga la paradoja, Carlos Menem quien creía que la insolvencia en que había sucumbido el gobierno provincial, que desencadenara los sucesos de diciembre de 1993, eran producto del accionar de una banda de delincuentes en el poder y no los efectos de un salvaje plan de ajuste implementado por su Ministro de Economía, el inefable Domingo Cavallo..

Así fue que, tal vez por primera vez en la historia de los anales jurisprudenciales locales, se calificó como asociación ilícita a un hecho legítimo del poder político, instrumentado y ejecutado libremente, por la totalidad de un gabinete provincial en ejercicio. Lo triste del caso es que esos jueces, designados con el dedo de Schiaretti, tuvieron detenidos por un tiempo prolongado a todo el gabinete provincial, para que al cabo de varios años después, la Cámara del Crimen resuelva la causa denunciando la inexistencia de delito y las numerosas "improlijidades" en que incurrieron los “justicieros” de la Intervención Federal 

Resulta atinado ilustrar que, para que esta figura penal pueda realizarse, la ley requiere pluralidad de delitos o mejor dicho de planes, con respecto a la indeterminación de delitos propuestos por la asociación que tratamos, según lo manifiesta el jurista Sebastián Soler. La jurisprudencia sostiene que no alcanza a configurarse el delito con el simple acuerdo de voluntades, si no aparece nítida la nota de cierta permanencia ínsita en el delito, caso que desde ningún punto de vista puede alcanzar a un gabinete gubernamental, por lo que resulta claro que ningún juez puede desconocer los alcances de esta norma y por la elevada penalidad que su figura contempla, no resulta idónea su aplicación cuando resulta ad-gustum del juzgador, pues de resultar así, se está poniendo en peligro una vez mas la Seguridad Jurídica, hecho repulsivo para una comunidad que requiere las bases firmes de sus instituciones.

Ahora, como si estuviésemos viendo una vieja película en blanco y negro, el ex Presidente Menem salió a pregonar a los cuatro vientos que su gobierno jamás pudo incurrir en los alcances de la figura en tratamiento y que su detención en la causa de las armas, es una burda persecución política, porque los actos de su administración no son justiciables. ¿Y cómo se podría interpretar lo acontecido en nuestra provincia en 1993.? Parece una reacción tardía la predica “menemista” de no advertir, que no se debe escupir para arriba, pues son previsibles las consecuencias.

En ningún tratado de Derecho Penal se sugiere la posibilidad de que los actos políticos de un gobierno -atendiendo a su personalidad político-jurídica - pudieren llegar a estar incursos dentro de las previsiones del art. 210. Ni que resulta ser un delito necesariamente perdurable, con el cual se diferencia de los eventuales permanentes y como tal es un delito habitual con lo que se distingue del delito continuado, por lo que requiere unidad del acuerdo y pluralidad de contextos delictivos a realizar sucesivamente.

De un chequeo completo realizado por medio de la informática sobre antecedentes de la aplicación del instituto que comentamos, surge que el mismo fue aplicado con éxito solamente ante los hechos de la subversión en donde se hicieron distingos varios sobre la competencia y la diferencia existente con el delito realizado en organizaciones o en bandas, que es otra cosa.

A nadie escapa que el ex Presidente Menem se siente al menos, nervioso, debido a los acontecimientos que nunca pensó afrontar, como tampoco la comunidad desconoce que existen jueces, que al filo de la malicia y la temeridad, realizan interpretaciones procesales carentes de todo sustento jurídico, pensando que la impunidad evitará un futuro juzgamiento.

Un pasado que resuena: Menem y Schiaretti

En 1993, durante la intervención federal en Santiago del Estero, ordenada por el entonces presidente Carlos Menem, el interventor Juan Schiaretti marcó un triste y serio precedente, al acusar de asociación ilícita a todo el gabinete del ex gobernador Carlos Mujica por el caso de un promocionado "Contrato de Publicidad".

Esta maniobra, según la prensa de la época, buscaba desarticular políticamente a la gestión depuesta en medio de una crisis económica agravada por las políticas de ajuste del ministro Domingo Cavallo.

Los jueces, designados por la intervención, mantuvieron detenciones prolongadas, pero la Cámara del Crimen de Santiago del Estero desestimó las acusaciones años después, denunciando "improlijidades" y la inexistencia de delito.

Este episodio, pionero en el uso político de la figura, evidenció cómo el Poder Judicial puede ser instrumentalizado para fines extrajudiciales.

La Ironía del destino, Menem enfrentó un destino similar.

En 2001, tras dejar la presidencia, fue citado a indagatoria por el caso de contrabando de armas, acusado de liderar una verdadera asociación ilícita. El ex presidente denunció una persecución política, argumentando que los actos de su gobierno no eran justiciables bajo esta figura. Aunque el proceso no derivó en una condena por este delito, el caso expuso los riesgos de aplicar figuras penales graves sin sustento probatorio, un patrón que persiste.

El presente: Asociación Ilícita en el centro del debate

En 2025, el uso de la asociación ilícita sigue siendo un arma de doble filo, tanto en casos políticos como en el crimen organizado. La polarización política y la práctica del lawfare (guerra jurídica) han intensificado su aplicación selectiva, generando críticas de organizaciones de derechos humanos y académicos. A continuación, algunos ejemplos recientes:

  • Causa Vialidad (Cristina Fernández de Kirchner): En 2024, la fiscalía ante la Cámara Federal de Casación Penal solicitó agravar la condena de CFK, de 6 a 12 años, incorporando la figura de asociación ilícita como jefa de una estructura delictiva en la adjudicación de 51 obras públicas en Santa Cruz. Aunque el Tribunal Oral Federal N°2 excluyó esta calificación en 2022, el caso, aún en revisión en 2025, ilustra cómo la figura se utiliza para intensificar acusaciones contra figuras políticas prominentes.
  • Cuadernos de las Coimas: Elevada a juicio oral en septiembre de 2025, esta causa investiga una supuesta red de sobornos entre funcionarios kirchneristas (2003-2015) y empresarios, con CFK acusada como jefa de una asociación ilícita. La demora en el proceso (iniciado en 2018) y la anulación de sobreseimientos en causas conexas (Hotesur-Los Sauces) reflejan la complejidad y el trasfondo político de estas imputaciones.
  • Asociación Ilícita Fiscal en Córdoba: En agosto de 2025, la Cámara Federal de Casación Penal revocó el sobreseimiento de seis acusados por evasión agravada y apropiación de tributos en el comercio de granos, confirmando la existencia de una asociación ilícita impositiva. Este caso, iniciado en 2009, muestra cómo la figura se aplica a delitos económicos, aunque la controversia surge por la interpretación de medidas fiscales paliativas (Ley 27.743, 2024).
  • Casos de Crimen Organizado: En 2025, la figura se ha usado en causas más alineadas con su propósito original, como la Banda de los Bomberos en Córdoba (extorsión a comercios mediante falsos controles) o la explotación sexual de menores vinculada a Marcelo Corazza en Buenos Aires. Sin embargo, incluso en estos casos, la falta de celeridad judicial (70% de las causas de corrupción superan 6 años en instrucción, según ACIJ) genera cuestionamientos.

En Santiago del Estero, la morosidad judicial sigue siendo un problema estructural, Causas como las mencionadas, que involucran acusaciones graves, a menudo se prolongan innecesariamente, alimentando percepciones de ineficiencia o manipulación.

Impactos en la democracia y la justicia

El abuso de la asociación ilícita tiene consecuencias profundas:

  • Deslegitimación del Poder Judicial: La percepción de que los jueces actúan bajo presión política socava la confianza ciudadana. En 2025, solo el 12% de las causas por corrupción llega a juicio oral, según la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ).
  • Erosión de la separación de poderes: El avance del Ejecutivo sobre el Judicial, como se vio en los '90 en Santiago del Estero, persiste en prácticas modernas de lawfare, donde figuras penales se usan para desacreditar opositores.
  • Inseguridad jurídica: La aplicación arbitraria de delitos graves genera incertidumbre para los actores políticos y la sociedad, afectando la estabilidad institucional.
  • Polarización social: En plataformas como X, las acusaciones de asociación ilícita alimentan narrativas de persecución, dividiendo aún más a la opinión pública.

Hacia una justicia independiente

La reforma del Código Penal en septiembre de 2024, que diferenció la asociación ilícita de la organización criminal, es un paso hacia una aplicación más precisa de la figura. Sin embargo, no basta. Para evitar su uso político, se necesitan:

  • Fortalecimiento de la independencia judicial: Designaciones meritocráticas y transparentes de jueces, libres de influencias políticas.
  • Celeridad procesal: En Santiago del Estero, donde la morosidad judicial es crónica (con causas civiles que promedian 5 años), la digitalización y plazos obligatorios son urgentes.
  • Sanciones éticas: Los abogados, a veces contribuyen a la dilación con recursos abusivos. Códigos éticos más estrictos podrían mitigar este problema.
  • Educación y debate público: Las universidades, deben seguir formando juristas críticos que cuestionen estas prácticas y promuevan un sistema judicial equitativo.

Pero lo justo, termina ganando cualquier contienda y no es aventurado advertir a quienes hoy tienen la misión de administrar la Justicia que, tarde o temprano habrán que rendir cuentas...“ Es que no se puede jugar y escribir al mismo tiempo las reglas del juego. El derecho, al fin se venga. El derecho fue creado para ofrecer estabilidad, para que cada uno, sepa hasta dónde puede llegar. Si lo desconocen es un tembladeral donde aquellos mismos que lo desconocieron, trastabillan y se caen. ( M. Grondona , Revista Noticias 29/5/94.) Más los debates actuales sobre el lawfare que estamos comentando

 



[1] (CCC.Fed. 29/10/85, LL. 144-287).

[2](CCC.Fed. 29/10/85; LL. 144-287; CCC. Sala I, 14/2/71). 

martes, 16 de septiembre de 2025

LAS CUENTAS SUIZAS DEL GOBERNADOR SCHIARETTI: 30 AÑOS DESPUÉS, LA VERDAD SIGUE GOLPEANDO

 

La verdad llega a golpear la puerta de todos cuando uno menos se lo imagina, a veces tarda décadas, pero llega. Esta vez, mientras el ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti se relanza políticamente como candidato a diputado nacional por la lista de Provincias Unidas –un espacio que aspira a posicionarse como "tercera vía" entre el kirchnerismo y el mileísmo, con el respaldo de gobernadores de Santa Fe, Jujuy, Chubut y Santa Cruz–, resurge el fantasma de las cuentas secretas en Suiza que lo vinculan a la desaparición de fondos públicos durante su intervención federal en Santiago del Estero (1993-1995).

En un contexto electoral donde Schiaretti busca "ordenar una oposición constructiva" y duplicar su 7% de 2023 para apuntar a 2027, es hora de actualizar esta historia que, lejos de resolverse, sigue acumulando sombras.

La noticia original que sacudió al mundo en 2011 –y que hoy, con filtraciones como los "Secretos Suizos" de Credit Suisse en 2022, cobra nueva vigencia– nos contó que Rudolf M. Elmer, ex responsable de las operaciones del banco Julius Baer en las Islas Caimán, entregó en Londres al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, dos discos con datos de 2.000 cuentas secretas.

Estas pertenecían a unos 40 políticos, "pilares de la sociedad" y hombres de negocios que habían amasado fortunas en "artes y conglomerados multinacionales en los dos lados del Atlántico". Aunque la filtración no mencionaba explícitamente a Juan Schiaretti, los analistas políticos argentinos no tardaron en orientar la versión hacia nuestro país, sospechado desde hace décadas por el secreto bancario global.

A nadie sorprende que políticos argentinos sean titulares de cuentas en paraísos fiscales, amparados en legislaciones permisivas que ocultan fortunas mal habidas en detrimento de naciones endeudadas como la nuestra. Argentina no es excepción: viejas historias de montos siderales en sociedades anónimas, testaferros multinacionales y republiquetas cómplices de dictadores persisten, alimentadas por filtraciones como los Papeles de Panamá o los recientes Secretos Suizos, que revelan cómo bancos como Julius Baer y Credit Suisse ignoraron alertas sobre clientes corruptos, desde hijos de dictadores hasta evasores fiscales.

El cinco de julio de 2004, presenté ante el Superior Tribunal de Justicia de Santiago del Estero una denuncia penal por impunidad, discriminación, prevaricato, denegación y retardo de justicia, violación de deberes de funcionario público, abuso de autoridad, enriquecimiento ilícito y asociación ilícita, entre otros, contra Juan Schiaretti, Eduardo Fellner, Rubén Lafouret, Jorge Busti, Mariano Rodríguez, Ángela Ledesma, Víctor Rotondo y otros responsables de los ilícitos durante la Intervención Federal (1993-1995).

Por extensión, solo trascribo la parte sobre las cuentas suizas, que ya entonces señalaban al socio de Domingo Cavallo en Santiago del Estero

.QUÉ PASÓ CON LAS CUENTAS SUIZAS?

Sin dudas, la intervención en Santiago del Estero –desencadenada por el "Santiagueñazo" de diciembre de 1993, un estallido social que derrocó al gobernador Fernando Lobo y llevó a Schiaretti al poder por decreto de Carlos Menem– fue el pretexto para que la "Asociación Schiaretti y Cía." lavara fondos provinciales a través de bancos offshore.

El miércoles 10 de junio de 1998, el diario Clarín titulaba en su página 16: "Escándalo Informático. Causa abierta en la Justicia de Santiago del Estero. Investigan a Schiaretti por una cuenta de 3 millones en Suiza", en relación al manejo de fondos entre 1994 y 1995.

La nota imputaba a Jorge Alladio, amigo íntimo de Schiaretti, subsecretario de Producción y ex director del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), por una cuenta personal en banca suiza. Se le encontró a Raúl Oliva Carreras, secretario privado de Alladio, una cuenta similar, responsabilizando a Schiaretti del mal manejo del erario público.

La investigación, en el Juzgado de Cuarta Nominación a cargo de la entonces jueza Cárdenas de Infante (destituida después), revelaba depósitos irregulares de unos 3 millones de dólares de fondos públicos provinciales, retirados sin control por Oliva Carreras pero nunca acreditados al Estado.

Ignacio Guastavino, director de la Casa de Santiago en Buenos Aires, actuaba de nexo con Alfredo Aldaco (ex Banco Nación) y Alladio, recibiendo fondos del Ministerio del Interior. La jueza planeaba diligencias en Buenos Aires e incluso un allanamiento a la Casa de Santiago, pero las actuaciones se cajonearon: nunca trascendió resolución alguna, pese a que Oliva Carreras ya estaba imputado por "fondos reservados".

Por esos días, una denuncia similar apuntó a Jorge Busti, entonces gobernador de Entre Ríos, por depósitos suizos de la época intervencionista. Busti reaccionó con un despliegue publicitario inusual, llegando a Santiago con 19 "patovicas" para negar todo y reivindicar sus "servicios patrióticos" a los santiagueños.

ACTUALIZACIÓN 2025: ¿QUÉ HA PASADO EN 30 AÑOS?

Treinta años después del santiagueñazo y casi tres de mí denuncia de 2004, el destino de los 320 millones de pesos-dólares desaparecidos durante la intervención sigue siendo un enigma.

Las causas judiciales contra Schiaretti y su pandilla, se estancaron en la impunidad crónica argentina: no hay condenas firmes, ni recuperación de fondos, ni avances significativos en la Justicia santiagueña o federal.

La nota de Clarín de 1998, que citaba fuentes del Palacio de Justicia provincial, prometía investigaciones sobre desvíos a Suiza, pero el silencio oficial prevaleció. Filtraciones globales como la de Elmer en 2011 o los Secretos Suizos en 2022 no han arrojado datos directos sobre Schiaretti, pero refuerzan el patrón: bancos suizos como Julius Baer protegieron a clientes "problemáticos" durante décadas, ignorando alertas internas sobre corrupción y evasión. Hoy, Schiaretti –quien en 2023 obtuvo solo el 7% en su candidatura presidencial con Hacemos por Argentina– busca revancha en las legislativas de octubre 2025.

Confirmó su postulación el 17 de agosto vía video en redes, encabezando una lista con Carolina Basualdo, Miguel Siciliano y otros, bajo el sello Provincias Unidas. Apoyado por su sucesor Martín Llaryora, aspira a retener bancas en Córdoba (donde Milei mide alto) y expandir su "federalismo productivo" nacionalmente, con miras a 2027.

Pero mientras desfila como "estadista" en actos con Randazzo y Monzó, la sombra de Santiago persiste: ¿dónde están esos 320 millones? ¿Acaso se lavaron en Suiza vía Alladio y Cía? Al fin de las reuniones legislativas de entonces, la barra popular gritaba: "¿Y la guita dónde está?".

Hoy, ante esta nueva postulación del "sinvergüenza", la pregunta resuena más fuerte. Solo resta esperar que, en esta "crisis terminal de las coaliciones" que Schiaretti denuncia, la Justicia –o una nueva filtración– revele de una vez la verdad sobre el latrocinio de la Intervención Federal.

Los argentinos y en especial los santiagueños merecemos respuestas, no más candidaturas impunes.

Publicado en Revista La Columna Edición No. 1651.   25/9/2025

Fuentes actualizadas:

El País (2011): [Enlace original sobre Elmer y WikiLeaks].

  1. Brevetta Rodríguez (2004): [Enlace original].
  2. Clarín (1998): [Investigan a Schiaretti por cuenta de 3 millones en Suiza].

  1. La Nación (2025): [Elecciones 2025: Schiaretti se prepara para ser candidato].

 

  1. Vía País (2025): [Schiaretti confirmó su candidatura].