domingo, 10 de septiembre de 2023

ALGO SOBRE LA INSEGURIDAD JURIDICA...

Editorial del día 19 de Febrero del 2.008

El "gordito" Busti y Carlos Juarez , Angela Ledesma, juez Lugones, Fellner y tantos otros, en Santiago, se creían dueños de la verdad
   El tema de la inseguridad jurídica, adquirió  particular notoriedad en nuestro país, tras las múltiples denuncias que realizara durante la década del noventa el ex Presidente Raúl Alfonsín, sin que en su origen se comprendiera su alcance y significado, que hoy se fundamenta en resonantes casos de corrupción ampliamente publicitados, de los que somos testigos involuntarios todos los argentinos.

Es obvio que la “seguridad” es lo contrario a la “inseguridad” y el avance de este flagelo en el seno de un Estado moderno, o que se precie de tal, no podrá resistir tamaña imputación, especialmente cuando  está dirigida hacia uno de los departamentos de poder más sensibles y cuestionados, como lo es el judicial.

Pero éste tema no es nuevo, ya Su Santidad Pío XII aludió a esta temática cuando reconoció la existencia del: "inalienable derecho del hombre a la seguridad jurídica", dando sustento a la necesidad imperiosa de proteger a quienes conforman una organización civilizada que aspira al liderazgo latino americano.

       ¿Pero, sobre quiénes recae el compromiso de garantizarnos la seguridad jurídica?

En principio es el Estado quien debe velar por los intereses morales, sociales, personales y económicos de los ciudadanos, pero son los miembros del Poder Judicial sobre quienes reposan los mandatos tutelares para que la justicia adquiera seguridad.

Y para ello, no se exige otro requisito que la idoneidad y la independencia de sus integrantes, para que esa finalidad tutelar cumpla con su cometido, pero pareciera que no siempre las cosas son como debieran ser.

      Atilio Alterini sostiene que "la crisis de juricidad genera inseguridad jurídica por falta de certidumbre. Porque se carece de certeza cuando las normas son fugaces e inestables, convierten lo anormal en normal y lo excepcional en general, u son habituales los rescripta contra jus, que dan prevalencia a los hechos y avasallan lo jurídico transgrediendo expresas garantías constitucionales. Sin una administración judicial eficiente, el Derecho no re­sulta aplicado (no hay seguridad jurídica por medio del Derecho); ni brinda certeza (no hay seguridad como certidumbre del Derecho); ni tiene permanencia no hay seguridad como estabilidad del Derecho.

En esta situación la libertad es puesta en jaque, cuando no abolida, y por ende los derechos individuales quedan estropeados''

Pero la Seguridad Jurídica, no solamente es responsabilidad de los juzgadores, conforme ya lo anticipáramos, es el Estado el que debe garantizar conforme con la Constitución Nacional la permanente seguridad a los habitantes de un país que viven en democracia y que confían en sus instituciones.

SANTIAGO: UN MAL EJEMPLO

La seguridad jurídica, es inadvertida cuando los organismos reguladores de la función jurisdiccional se ejercitan con eficiencia, pero cuando no es así, surge en la colectividad un sentimiento intuitivo de carácter colectivo que promueve la inseguridad jurídica.

         En Santiago del Estero hay ejemplos suficientes para graficar el tema tratado, así se han configurado situaciones publicas y notorias que sirven de elementos para dar cuenta cuando la inseguridad proviene del Poder Judicial y cuando ésta emana del Poder Ejecutivo.  Por ejemplo este ultimo, resulta ser acusado en forma permanente de realizar nombramientos de jueces que no cumplen con los requisitos exigidos por las leyes locales, nacionales y la propia Constitución de la Provincia.

         En la épocas negras de Santiago del Estero, cuando gobernaba la banda de Juan Schiaretti quien fuera Ministro de Gobierno, el Dr Jorge Busti que fue también Ministro de Justicia, declaró, a poco de su asunción, que: ``él mismo ordenará la captura en todo el país''(sic), de un imputado que había sido excarcelado, conforme a derecho, sin tener el menor de los conocimientos sobre la causa de su libertad. Este funcionario también se alzó en contra de una sentencia de la Cámara Primera del Crimen, emitiendo calificativos impropios fuera de toda consideración y dando muestras acabadas de una irresponsable intromisión de un Poder en otro, que le resultara absolutamente ajeno, al margen de la bravuconada.

         También el entonces Interventor Federal Juan Schiaretti manifestó públicamente y a boca llena, antes de conocer la provincia donde lo envió su amigo Cavallo que: ``llenará las cárceles de Santiago del Estero''.  Ello conforme con la misión que le habían encomendado, para justificar un plan económico que, por entonces, hacía agua por todas partes.

        Pero… ¿Llenar las cárceles?¿Con quiénes? ¿Cómo? ¿Con qué atributos que no sea la suma del Poder con que el Estado nacional,  mal inviste a sus representantes? Es éste otro caso de intromisión irresponsable de un Poder en otro.

         En ese tiempo el Colegio de Abogados observó impávido como algunos profesionales del medio denunciaban la existencia de una perversa ``inseguridad jurídica'' que afectaba a la comunidad, pero –como ya es costumbre-  nada se intentó para revertir esa situación.

         Si continuamos analizando las imprudentes manifestaciones que se hacen publicas de parte de quienes ejercen el Poder Ejecutivo podríamos llegar a confeccionar un libro, aun que no seria un libro serio.

         Ángela Ledesma, quien se encontraba al frente del Superior Tribunal de Justicia a quien se confió la responsabilidad de la reorganización del Poder Judicial, manifestó a un medio de prensa un conocimiento acabado sobre causas judiciales en etapa de instrucción, las que estaban lejos de ser de su conocimiento.

          Al margen de resultar declaraciones impropias de una magistrada, -como ya es publico y notorio- también mentía por partida doble.

       Todos se preguntaban por entonces: ¿Cómo puede saber detalles del expediente, si los autos nunca habían llegado hasta la Presidencia del Superior Tribunal?

         ¿O es que ésta magistrada, al mejor estilo de la dictadura, con especial interés, instruyó a los jueces inferiores para que gestionen una persecución implacable en contra de políticos y ex funcionarios?

        Así es  como promovió la modificación ad-gustum del Código de Procedimientos en lo Penal y Correccional, para evitar las excarcelaciones de ex funcionarios, desconociendo que aplicar leyes penales con efectos retroactivos es una “monstruosidad jurídica”, y a sabiendas que ello daría lugar a nulidades que tarde o temprano debían ser reparadas.

         Esta ex funcionaria fue reiteradamente denunciada por ante la justicia local – sin que se sustancie ningún sumario- y el gobierno nacional la premió disponiendo que en la actualidad integre la Cámara de Casación Penal en la Capital Federal.

EL PEZ POR LA BOCA MUERE

         Tampoco podemos olvidar la gestión Carlos Juárez en nuestra provincia, sus decisiones personales propias de un emperador y los avatares de su Cámara complaciente, la que no dudó en implantar por abrumadora mayoría la llamada “ley mordaza” para frenar cualquier critica alusiva a su gestión de gobierno.

         O cuando impidió –censura mediante- la presentación en nuestro primer coliseo de la obra IL Postino (El Cartero) cuyo argumento está centrado en la vida de Pablo Neruda. En esa ocasión el fundamento para cerrar el teatro ante el inminente estreno fue que: “ …se podría disparar alguna hormona…de alguna jovencita desprevenida” (sic) Ese papelón que disgustó a todo el país, fue el principio de la caída del régimen autoritario que gobernó la provincia dándole la espalda a la cultura.

         De estos casos se pueden citar docenas, anécdotas que felizmente ya son parte del pasado.       

         Muy pocos funcionarios de las aludidas gestiones resignaron el  protagonismo personal, casi todos transitaron por la senda del vedetismo, en una comunidad especialmente sensibilizada por hechos escandalosos que no viene al caso analizar. Y ello resulta más que peligroso, pues como diría el jusfilosofo Luis Recasens Siches:  ``sin seguridad jurídica no hay Derecho, ni bueno, ni malo, ni de ninguna clase'' y lo que Santiago esta reclamando, es precisamente sinceridad, seriedad y seguridad jurídica.

         Aquí no se trata de cazar ``fantasmas en lugares santos'', ni de salir a encarcelar a quienes por derecho no corresponde, por el solo hecho de tener a un “perejil” para poder exhibir como trofeo de guerra, o como justificativo de una gestión eficiente, exhibir una vitrina con políticos presos, tal como inauguró Schiaretti en su improvisada gestión por estos pagos.

         Creo que para bien de la comunidad se debe realizar un sinceramiento  que tenga en cuenta el  reconocimiento de los errores del pasado, como primera medida.

        Así en el caso de realizarse una investigación seria de donde surjan responsables de algún ilícito, es justo que se cumpla con la ley, pero es más que justo reconocer también  e informar a la sociedad como corresponde, cuando de una investigación no amerite la comisión de delito alguno.


         Mientras tanto, la inseguridad jurídica, resulta ser moneda corriente por estos lados, en donde aun existen algunos funcionarios que no advierten que casi siempre :"el pez por la boca muere".

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