martes, 5 de septiembre de 2023

EDUARDO FELLNER : ESPECIALISTA EN MANOSEAR LAS INSTITUCIONES.-


                                                  Hace más de dos años, cuando aun estaba fresco el tema de la "borocotización" en los ámbitos de la Cámara de Diputados, escribí un artículo titulado: ¿Debe Patti asumir como diputado de la Nación?. Similar análisis ya había realizado en otro articulo: ¿Quién juzga el caso Borocotó?
     
Ambos fueron publicado en mi portal: www.brevettarodriguez.com, como también en varios diarios y sitios en donde se analizan este tipo de cuestiones.

Con el tiempo, los fallos judiciales recaídos sobre las causas aludidas fueron en un todo, coincidentes con lo que había anticipado en dichas notas. Es obvio que en ningún momento ejercité el futurismo, como tampoco apelé al juego de las casualidades, ni a los beneficios de la "suerte" cuando fundamenté mis conclusiones. Solamente me asistí con el sentido común, que muchas veces aporta la coherencia.
     
También recurrí a la Constitución Nacional, y a los fallos plenarios, que son coincidentes con la Cámara Nacional Electoral y por supuesto al criterio reiterado de la Corte Suprema de Justicia, la misma que tiene el control de la legalidad de los actos públicos y puede poner freno a las desviaciones de algunos poderes, engolosinados u obedientes de los dictados del poder central.

Como debe ser, en todo país que se precie de serio, nadie puede alzarse en contra de los dictados de la ley, como así de las resoluciones provenientes de la justicia. Y es por ello que para quienes piensen o se manifiesten actuando a contrario sensu, el legislador ha previsto con natural consecuencia, una serie de penalidades que nunca fueron cuestionadas, ni puestas en discusión.

Por estas razones, entiendo que los "infames traidores a la Patria", al decir de Alberdi, no son diferentes de los sediciosos, ni de los que se revelan en contra de las instituciones y las autoridades legítimamente constituidas, ni de los que atentan en contra del sistema democrático, ni de los que no admiten la existencia de la división de poderes.  Los que reniegan de la resultante del voto popular, sin duda que deben ser inmediatamente sometidos a proceso, pues así lo dispone nuestro ordenamiento jurídico.
Eso, si es que existe algún Juez independiente o un Fiscal que tenga en claro los atributos de sus funciones.

EL COLMO DE LOS COLMOS

En efecto, puede existir un trasnochado que por el simple hecho de pensar distinto adecue su conducta a los tipos penales ya descriptos, pero que la temeraria imprudencia provenga del Presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, es decir, de Eduardo Fellner, ya se erige como el colmo de todos los colmos.
"… es imposible que Patti asuma su banca" "… no se puede poner otro asiento para darle una banca". (dixit)
Son palabras textuales de un hombre que se encontraba en el segundo lugar de la sucesión presidencial.

¿ Cómo es posible que "El impresentable de Eduardo Fellner" (al decir de Tribuna de Periodistas) se niegue ha acatar lo dispuesto por la C.S.J., nuestro máximo Tribunal de Justicia de la Nación ?
 ¿Puede un presidente de la Cámara de Diputados de la Nación - designado dedo mediante - ocasionar un conflicto de poderes que sin duda debilita el sistema democrático y desprestigia al País como República seria?
No puede este legislador de profesión abogado, desconocer las leyes que son obligatorias para todo el pueblo que representa. Sin duda, y ante la evidencia de los hechos, estamos ante un miembro de la Cámara de Diputados que carece de idoneidad intelectual, por ende inhábil, para ocupar el cargo que mal desempeña.

¿Existirá Juez, Fiscal, Presidente de Comisión ad-hoc en Cámara de representantes o Colegio de abogados que se anime a investigar y  juzgar la actitud imprudente asumida por éste miembro?

QUO VADIS ARGENTINA

¿Desde cuándo la prepotencia sumada a la intolerancia fue aceptada como modelo para gobernar nuestro país?
No puede ser que la ironía - encarnada en la figura de de Luis Patti - nos ocupe en ésta nota mostrándonos como defensores oficiales con quien nada tenemos en común, ni que compartir, ni por supuesto, coincidir.
Estamos por la defensa de las instituciones, del ordenamiento jurídico y jurisdiccional, del sistema democrático que se identifica con nuestro estilo de vida y es obvio que también estamos en contra del terrorismo estatal.
A nadie parece interesarle lo que pudiere acontecerle a cualquier ciudadano, habitante de este país generoso, que se atreva a desobedecer una orden judicial. O que cualquiera de nosotros sea juzgado por un poder distinto a los que se debe juzgar conforme a derecho.
Por eso mismo nos preguntamos: ¿Quién es Eduardo Fellner para incitar, adelantar opinión y desobedecer una orden emanada de la Suprema Corte de Justicia?
¿Hasta dónde cree éste ignorante que le alcanzan las facultades de su cargo para enjuiciar a sus pares?
¿Tendrá asumido los alcances del control de la constitucionalidad y los límites a las potestades concedidas a los poderes constituidos?
¿Habrá que ilustrarlo sobre la teoría de los derechos absolutos?

Sin duda alguna, este señor pareciera que aun piensa que se encuentra en Santiago del Estero y que estamos en el año 1994 en la dictadura de Juan Schiaretti , por sus aires de "emperador", época en que con una banda de rejuntados funcionarios provenientes de varias provincias asolaron las finanzas provinciales alzándose con un botín de más de 230 millones de dólares, hecho que aun no respondieron ante la justicia.

SERIEDAD Y CAMBIO DE RUMBO

Es preciso advertir a nuestros gobernantes que en estos días en el país, se está transitando por un camino sinuoso. Yo le llamaría, para ser más preciso por un "campo minado" -otra vez la ironía- que nos puede conducir a destinos impensados.

Hay funcionarios devenidos en mamarrachos impresentables que están conduciendo nuestros destinos con total impunidad y pareciera que no trabajan por la unión del pueblo argentino, sino para dividir la sociedad. Están manoseando cuestiones sagradas, como lo son nuestras instituciones. Y no sé si se dan cuenta de que nos están degradando como ciudadanos.
Están metiendo las manos en donde no deben hacerlo.
La tolerancia de los pueblos encuentra un límite en la dignidad de los miembros que la conforman.
Pienso que estamos a tiempo para ensayar un cambio de rumbo con seriedad y respeto.

En especial, con mucho respeto.

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