Nota Editorial del 16 de enero de 2008.-
Estamos
a 14 años desde que irrumpió en nuestra provincia la Intervención
Federal con Juan Schiaretti a la cabeza, la gestión de gobierno mas vil y
corrupta que se recuerde a lo largo de nuestra larga y penosa historia
en la materia.
Quizá deba preguntarme si gobernar Santiago del
Estero no es una cosa fácil. ¿Será por ello la causa de tantas
Intervenciones Federales a lo largo de estos últimos años? Sea como
fuere, el remedio que nos ofrece nuestra carta magna resulta a veces,
como en el caso que tratamos, más pernicioso que la enfermedad.
El paso del tiempo, nos va enseñando a
comportarnos con paciencia y moderación y a no “machacar” en caliente
como lo hacen los herreros y algunos desprevenidos auto llamados
“historiadores” que suelen escribir la crónica al otro día de los
hechos, sin análisis, ni causa-consecuencia, que los convierten en
inimputables cuando el paso de los años les muestra la otra cara de la
moneda. Es por eso que en el devenir constante de los tiempos se torna
más clara la radiografía de lo que fue una etapa triste para los
santiagueños.
Nadie puede mirar para otra parte, ni rasgarse
las vestiduras cuando expresemos que Carlos Arturo Juárez introdujo el
“amiguismo oficioso” en el palacio de tribunales y Juan Schiaretti
instaló, en ese mismo lugar, el germen de la “prostitución obediente" lo
que no va a resultar fácil de erradicar.
ANTES DEL NAUFRAGIO
Lo cierto es que antes de que este siniestro
personaje desembarque en nuestras tierras, el gobierno de la democracia
de entonces, trataba de llevar a delante la pesada carga burocrática
enquistada en la administración pública, ante la ausencia de fabricas o
empresas ajenas a las dadivas del Estado.
Pero desde el Poder central la presión
“Cavallo”, insistió con hacer cumplir su teoría del achicamiento
estatal, mientras que por otra parte éste se endeudaba con la banca
extranjera, y exigía que desde el gobierno provincial se dejara en la
calle a la mitad de la planta administrativa, para que no se desmorone
su plan estratégico de enderezar la economía a cualquier precio.
Estos aprietes produjeron un desfasaje
financiero de aproximadamente unos 60 millones de pesos, lo que motivó
un arrastre de dos meses de atraso en el pago de sueldos.
El malestar reinante, por ésta causa generó una
agitación orquestada por otro “innombrable” Julio Cesar Araoz (por
entonces auto proclamado Interventor Federal) consistente en la quema y
saqueo de edificios públicos y domicilios privados.
Tras estos hechos, para justificar ante la
Asamblea legislativa una Intervención Federal, el entonces Presidente
del Senado Carlos Ruckauf tuvo que mentir que había varios muertos en la
casa de gobierno, según el Diario de Sesiones de fecha 17 de diciembre
de 1993 y los titulares del diario Clarín del día anterior.
Así se hizo presente el remedio(¿?) federal que
llegó más tarde que temprano, para las exigencias de los “caballistas”
de entonces, mientras que para nosotros fue lo peor que le podía suceder
a esta castigada provincia, que se endeudó por 60 millones, que fueron
girados por el Estado nacional y cuando se fue Schiaretti, que traía la
solución, endeudó al erario provincial en mas de 320 millones de pesos
(fuente: Ministerio de Economía), sin que se sepa, a la fecha, el
destino de los fondos que el Estado provincial tuvo que reponer.
PROSTITUCIÓN JUDICIAL
El arribo de Juan Domingo Schiaretti escoltado
por una troupe de improvisados funcionarios, rejuntados desde distintas
latitudes geográficas, (Busti, Fellner, Pedicone, Del Campo, Senn,
Ledesma, Civarello etc.) pretendieron introducir un cambio profundo e
inmediato sobre los destinos de la administración judicial, la que a
poco se fue desmoronando cual casilla de arena frente a las manos de un
niño incauto y travieso.
La incompetencia flagrante escondida tras la
soberbia de inexpertos funcionarios judiciales, la ambición desmedida en
busca del relleno a los bolsillos flacos, el envío permanente de dinero
fácil – que con anterioridad no se disponía para el gobierno elegido por
el pueblo- no hicieron mas que debilitar el ya alicaído sistema
judicial.
Una sociedad esperanzada analizaba el discurso
de corte tedioso y “moralizador” del Interventor Federal, mientras que
un ignoto y falaz jefe de prensa de apellido Álvarez – cuñado de
Schiaretti ¿?- con un bolsón de mentiras –al mejor estilo Goebbels - se
dedicaba a abarrotar los escritorios del periodismo nacional y
provincial denunciando escandalosos casos de corrupción, que a la postre
resultaron disfraces de mal gusto, que en numerosos cuerpos de
expedientes concluyeron en necesarios y justos sobreseimientos.
Ni un solo caso de la mentada corrupción que
investigó la “justicia de Schiaretti” conforme se publicitó con bombos y
platillos desde la oficina de prensa oficial, obtuvo el resultado
esperado, pues nulas fueron las investigaciones realizadas durante el
año y medio de gestión foránea, salvo aquellos casos de menor cuantía en
que funcionarios debajo de la cuarta línea de mando, que resultan ser
inmanejables, llegaron a juicio oral.
LOS ELEGIDOS DE SCHIARETTI
El primer decretazo del Interventor fue el
descabezamiento de la totalidad del Poder judicial, al declararse en
comisión a los jueces de la constitución, designándose como presidente
del Superior Tribunal de Justicia a la Dra. Ángela Esther Ledesma, una
mística abogada porteña radicada en Santiago del Estero a mediados de la
década del ochenta.
De conocida militancia radical tuvo su paso por
una asesoría en el PAMI, en las épocas del Dr. Alfonsín, en la reforma
de la Constitución Provincial de 1985 y la cátedra de Derecho Procesal
Civil en la Universidad Católica.
Su primera incursión como flamante magistrada
fue la reforma ( a su gusto y paladar) del Código de Procedimiento en
materia Penal, cuya intención se orientó a evitar las excarcelaciones de
los ex funcionarios públicos, el típico caso de la irretroactividad de
las leyes, intríngulis jurídico que de inmediato, debió ser anulado
ante las contradicciones, encontronazos y colisiones con la
Constitución Provincial y Nacional.
Esta magistrada que fue denunciada públicamente
por el Dr. José Antonio Uñates bajo los cargos de Prevaricato, Violación
de los Deberes de Funcionario Publico y Privación Ilegitima de la
Libertad. (ver Diario el Liberal ) la misma que en la actualidad goza
como todos los que compusieron el elenco federal, de total impunidad e
inmunidad garantizada, pues como premio a su gestión se encuentra
juzgando en otra jurisdicción: La Cámara de Casación Penal en Capital
Federal.
Otro de los personajes notorios del entonces
Poder Judicial fue el Dr. Rubén Lafouret, a quien se puso al frente del
Juzgado Criminal de Quinta Nominación, fuero este en donde se hicieron
recaer todas las causas de resonancia durante la gestión oficial, al
solo efecto de que los entonces gestores del manejo publico pudiesen
contar con amparo judicial y protección especial.
Se trata de un oscuro abogado oriundo de la
ciudad de Córdoba, que como antecedente inmediato ostentaba haber
ocupado un cargo de menor cuantía en otra Intervención Federal
(Catamarca), en donde los militantes del justicialismo lo recuerdan muy
especialmente y no precisamente por sus buenos oficios.
Fue sobre el juzgado de este magistrado en donde
se concentraron las causas de mayor resonancia periodística y que
concluyó su misión, jaqueado por numerosas denuncias entabladas por el
Dr. José Antonio Uñates hasta que fue apartado de ese cargo. Así Rubén
Lafouret junto a Mariano Rodríguez, fiscal del Superior
Tribunal, Ángela Ledesma y Víctor Rotondo fiscal de primera instancia, entre otros,
resultaron ser los magistrados más cuestionados y denunciados, con
causas penales aun pendientes de resolución.
Otra denuncia dormilona en ésta provincia fue la
promovida por el Dr. Fernando Gonzalo Miranda que se ventila por ante
el Juzgado de Crimen de Primera Nominación, sobre Privación ilegal de la
Libertad y Prevaricato, en contra de Ángela Ledesma, Lafouret, Rotondo y
Rodríguez, por haber éste permanecido detenido ilegalmente durante
varios meses junto a Carlos Mujica, Ángel Bagly, el autor de esta nota y
Ángel Gorostiaga, por un minúsculo caso al que el entonces Ministro
Busti – a quien el periodismo le llamaba gordito picaron- la denominó
“caso testigo” totalmente orquestada tras un impresionante despliegue
publicitario oficial, sin parangón en la historia judicial de nuestra
provincia.
A tanto llegó ésta causa promocionada por
Schiaretti que el Dr. Jorge Berardo, vocal del entonces Suprior Tribunal
de Justicia, manifestó al ser indagado en el sumario seguido por
Miranda, que la causa ``piloto'' que investigó la Intervención Federal
carecía de todo asidero legal, responsabilizando por ello a la aludida
Ángela Ledesma y Fernando Pedicone, también Vocal del alto cuerpo, como
los gestores de las arbitrarias detenciones, junto a Mariano Rodríguez y
Víctor Rotondo, éste ultimo como participe necesario al imponer un
procedimiento de revisión por ante el alto cuerpo judicial, que no está
contemplado en el código de procedímiento, que hicieron posible una
tercera instancia que a la luz de la legislación en vigencia, resultaba
inexistente.
TODAVÍA SIGUEN ESCONDIDOS
Este caso es recordado como uno de los más
grandes escándalos en materia judicial que desembocó en un arbitrario,
malicioso y temerario proceder de los entonces fiscales Rotondo (primera
instancia) y Rodríguez (auto llamado Fiscal General STJ) y la
aceptación de la maniobra por el máximo tribunal es decir el Superior
Tribunal de Justicia.
Y fue precisamente el voto del vocal Jorge
Berardo el que desbarató la maniobra ilegal orquestada por el “clan
Schiaretti”, por lo que fundó su renuncia en la “corrupción de un poder
judicial vicioso que pretendía sacralizar conductas sociales” por lo que
dignamente pegó el portazo y se fue de la provincia.
Por esta causa fueron imputados los elegidos de
Juan Schiaretti para avalar los desmanes de su gestión, prostituyendo
así al Poder Judicial.
Hoy se espera que termine la reticencia al
comparendo de los imputados, quienes ya fueron citados en varias
oportunidades sin que se presentaran a la indagatoria ordenada por el
Juez del Crimen de Primera Nominación, pues el pacto Juárez-Schiaretti
evitó, como no podía ser de otra manera, la orden de detención contra
estos ex funcionarios corruptos.
A partir de la caída del clan Schiaretti, el
miedo a que pudiera realizarse una investigación seria y responsable por
parte de algún magistrado probo, que pudiere desembocar en numerosas
detenciones, mantiene a los estos ex magistrados, callados y a buen
resguardo, lejos de ésta jurisdicción.
Pensamos que tal vez mediante la difusión de
éstas denuncias, no se descarta que se profundicen las investigaciones, y
alguna vez se haga justicia con quienes gobernaron por espacio de un
año y medio con la suma del poder publico, hasta ahora, en la total
impunidad.
No se si el tan cuestionado nuevo
Gobernador de Córdoba, siente al menos temor de Dios siendo el
responsable directo de tantas tropelías que aun continúan si ser
juzgadas, pues quiero recordarle lo que sentencia la Santa Biblia: “ no
hay nada oscuro que no salga a la luz, ni nada oculto que no se haya de
saber ” (Juan 12, 2 y 3) Esta nota es el comienzo.
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