miércoles, 3 de enero de 2024

PALABRAS SIN ADIOS, PARA EL AMIGO QUE SE FUE

 

Alguna mañana de invierno en el cafe dela Caja Forense tras divertidos relatos de un narrador excepcional 

   Se fue el Puma. Y hoy son recuerdos gratos, aquellas caminatas en las siestas calientes por la vieja y la nueva costanera. El otro caminar, por las amplias galerías de la facultad orientando a los jóvenes sobre él toma y daca del derecho penal. Mas otro transitar, por los pasillos de los tribunales impartiendo justicia, a veces y al final ejerciendo el duro oficio de la litigación.

   Nunca un alto en la jornada, pues la vida  es un oficio a seguir sin pausas, empezando un camino, antes de la culminación de otro.

   Ese extraño don de gentes que lo caracterizó, se fue alargando en el tiempo hasta que se hizo un símbolo en su personalidad. Anfitrión como pocos, ofrecía su casa como sede, de cuanto  acontecimiento se refleje en donde estuviera presente la cultura, el derecho y la juventud.

   El Puma, fue un hombre justo con corazón de niño que abrazó al derecho, no solo desde su condición de abogado, pues fue más allá, desentrañando hasta sus últimos días, la letra fría de la norma jurídica, para que fuese interpretada con sabiduría social.

   Nunca dejó de ser un soñador que se veía reflejado en el porvenir, de una administración de justicia independiente, en donde Ulpiano, pudiera hacer verdad su norma de equidad, dando a cada uno lo que le corresponde, sin distinciones de ninguna especie.

   Su familia fue su norte, sus hijos la verdadera razón de su vida. Siempre valoró la amistad, quizá por ello, no fuimos pocos quienes  buscamos en él, la palabra oportuna y el apoyo afectivo, sabiendo que respondería con la inteligencia y la sensibilidad que siempre lo distinguieron.

   ¡Cuántos diálogos se hilvanaron en el tiempo!. Profundo y criterioso, sabia poner paños fríos a situaciones candentes. Siempre se ingenió, al sugerir y buscar las mejores resoluciones, para evitar el conflicto antes que sobreviniera una crisis.

   Generoso hasta la prodigalidad, siempre pendiente en la rueda de amigos, para ofrecer algún servicio o dar la bienvenida a quienes se acercaban a compartir las anécdotas de su extenso trajinar en la labor tribunalicia, de los secretos y vicisitudes en torno de la profesión o los conocimientos adquiridos por el paso de los años, en su rol de hombre ante los misterios de la vida.

    Se fue el Puma, el profesor, el consejero, el compañero, el amigo… Tremendo luchador por las causas justas y emblema al servicio de un Santiago de pie, ante toda adversidad.

            Dr. Ernesto Antonio Jesús Vital.

                          requiéscat in pace,

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