Nota editorial del 17 de abril de 2009
Al ex prepotente Busti, el incorregible Fellner y el jefe de la banda Schiaretti, no los detiene ninguna plaga a la hora del choreo, menos los detendrá un pobre mosquito. |
Están
pasando cosas insólitas en esta Argentina desconocida. ¿Adelantar las
elecciones por única vez? ¿Por qué? Docenas de respuestas de los más
variados matices responden el interrogante, pero nada es coherente.
Dicen por ahí que se benefician los que están en el Poder. No lo creo.
Vivimos en un
sistema democrático anémico, le faltan muchos ingredientes para
fortalecerlo y lo poco de rescatable que le queda, se empeñan en
vulnerarlo. No deben agredirse a los sistemas que son los que indican
las reglas del juego, por que se debilita la credibilidad.
Muchos se
preguntan. ¿Por qué arremeter en contra de la democracia con ocurrencias
torpes, impuestas mediante fórceps? ¿Hasta cuándo se puede tirar de la
cuerda, sin que ésta llegue a cortarse? ¿Cuándo se reconocerá que el
Poder transita de mano en mano y que debe transmitirse de tiempo en
tiempo?
Nos cansamos
de repetir que no se puede gobernar mediante comando doble, es
inadmisible y además inconcebible que nuestro ordenamiento jurídico sea
apuesto a prueba, como si se tratase de un laboratorio de ensayos. ¿Qué
la ley lo permite? Puede ser, pero a veces la ética y la moral lo
combate, oponiéndose a todas luces, cuando se argumentan que se puede
vivir con libertades prestadas.
¿Qué es ese
invento de "candidatos testimoniales"? De mover la costosa maquinaria
estatal que implica el acto eleccionario, para después hacerle
"pito-catalán" a los electores, renunciar al cargo para el que fueron
electos, permitir que asuman los de la cola de la lista sabana, volver a
retomar la función inconclusa e interrumpida a destajo, por el solo
hecho de fraccionar voluntades para el regocijo y la permanencia de uno.
Algo está
pasando en la Argentina, pero nadie se da cuenta, al menos eso es lo que
parece. Hace más de 20 años que en Santiago del Estero existen
programas nacionales para combatir el dengue, pero nunca se llevó a cabo
un operativo serio destinado a prevenir como es debido los efectos de
su propagación. Con tibios anuncios de su existencia, no se combaten los
males. Nada se puede desde la actitud de un tibio.
Pero ya es
tarde, el enemigo convive con nosotros y lentamente nos está atacando,
pero según aparece, mucho no importa todavía. No hay ningún centro de
atención en donde analicen con certeza, si fuimos atacados por el
insecto silencioso y contrajimos el mal ¿Qué estamos esperando? ¿La
pandemia?
En la Cámara
de Senadores de la Nación, tenemos tres representantes de la provincia.
¿Qué hacen? Ni se inmutaron cuando sonó un teléfono, dando la orden de
levantar la sesión en el justo momento en que se trataba una ley de
emergencia sanitaria. ¿Desde cuándo, en este país se gobierna por
teléfono?
Los que
gobiernan, parece que tienen su propio diario de Yrigoyen. ¿Se quedaron
en el tiempo? Estas no son las épocas de "tirar manteca al techo",
alguien debe avisarles, que estamos transitando los tiempos del dengue.
Con los mismos problemas de antes, algunas tonteras nuevas y los mismos
"salvadores de la patria", hoy devenidos candidatos testimoniales, un
poco menos para la risa y más para la lágrima.
Hay que
cambiar los cuadros dirigenciales que son los deficitarios, dejando al
sistema en donde debe estar. La política de la truchada, no acarrea
beneficios de ninguna especie, tampoco sirven los candidatos truchos.
Dicen que los
mosquitos no pican cuando están "llenos", a excepción de nuestros
candidatos-mosquitos que desde que se instauró la democracia llenaron
sus alforjas, pero siguen picando, porque siempre quieren más.
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