Cuando
estudiábamos respecto de la posición escéptica de Kirchman, relacionada
con la variante y mutación de la ciencia del derecho, nos parecía que se
trataba de una teoría más, dentro del vasto campo de lo jurídico, aunque
con el tiempo, el escepticismo del filosofo se acercaba más a la
realidad que la ficción. Sin duda la influencia de Heráclito con su
teoría: “del devenir constante de la vida”, no deja de asombrarnos
todavía, pues al fin y al cabo, el factor sorpresa es la variante en
constante proyección, que algunas veces hasta llega a la decepción.
Hace unos días un Juez de la Corte Suprema
del Estado de Connecticut en los Estados Unidos, opinó a modo de
sentencia que “ el feto no es un ser humano” y de ahí en mas- de no ser
apelado este fallo o de ser confirmado- un giro distinto a de tomar la
humanidad regida por ésta nueva pauta de conducta.
Tarde o temprano llegaran los efectos de los
males del mundo, sentando supremacía, como siempre, en el seno de los
países subdesarrollados, los que se muestran contentos y conformes por
adoptar siempre las imposiciones que dictan estilos de vida totalmente
opuestos, a la realidad e idiosincrasia de los receptores de ese foráneo
estilo.
Nosotros no nos oponemos a la penetración de
la influencia, siempre y cuando nos convenga, ya que sabemos también que
no es posible la originalidad en todos los campos, conscientes de que
siempre tendremos algo nuevo que aprender.
Lo que nos disgusta es que nos traten de inculcar extraños procederes, que lejos de beneficiarnos, nos sumen cada día más, en el abismo de una subcultura que no trae otras cosas, que la postración y la miseria vista ésta desde lo económico o humanitario.
Lo que nos disgusta es que nos traten de inculcar extraños procederes, que lejos de beneficiarnos, nos sumen cada día más, en el abismo de una subcultura que no trae otras cosas, que la postración y la miseria vista ésta desde lo económico o humanitario.
EL DERECHO A LA VIDA
Alguna vez hemos observado que nuestro texto
constitucional, no incluye en forma expresa el derecho a la vida, aunque
lo entendemos como no enumerado. Y ésta observación no es otra que la
que surge de la ansiedad por asegurar la permanencia de nuestra especie
sobre la tierra, a contrario sensu, sería como permitir la negación de
nuestra propia existencia.
Sin duda entrar a analizar un tema de esta naturaleza, en los tiempos que vivimos, escapa a toda lógica pues seria permitir o aceptar que vamos en franco camino a una involución.
Sin duda entrar a analizar un tema de esta naturaleza, en los tiempos que vivimos, escapa a toda lógica pues seria permitir o aceptar que vamos en franco camino a una involución.
Algunos profesionales de la medicina opinaron
que: “el niño no nacido no tiene derecho porque no es persona”, nuestro
Código Civil expresa que: “la existencia de la persona comienza con la
concepción en el seno materno”. Y es ahí donde surge el interrogante:
¿quién nos da la vida y quien nos la quita?.
Al respecto el filosofo español Julián Marías
dijo: “la expresión interrupción del embarazo me parece una hipocresía
semejante como llamar a la horca o al garrote, interrupción de la
respiración”.
Sin duda todo se trata de una cuestión de
interpretación, en donde no solamente debe jugar una norma del derecho
positivo, para lograr un resultado, sino que a ésta debe adosarse el
dispositivo del derecho natural, los postulados de la ética, los valores
de la moralidad, el criterio del deber ser y si se tiene a mano, y
algún tiempo nos queda, escuchar la voz de la conciencia que suele ser
buena consejera.
EL TIEMPO DE NO INNOVAR
Nuestro país- felizmente es otro distinto al
norteamericano- está transitando por un camino de peligro sin advertir
las imprevisibles consecuencias, y los nefastos efectos que pueden
producirse cuando se trata de innovar en materia de férreas y vitales
instituciones.
En breve se trataran varios proyectos que
proponen la vuelta a la implantación de la ley del divorcio en Argentina
y otra vez volveremos a someternos a ensayos que engendran in situ una
peligrosidad que supera los grados de la imprevisión, mientras tanto no
podemos menos que elogiar el estoicismo de nuestro pueblo, que sumido en
la desesperación del hambre y de los míseros salarios con que debe
subsistir, aguarda silencioso un cambio de rumbo, que nos lleve a la
prosperidad prometida.
“El divorcio – dijo Monseñor Quarracino – es
un elemento más para ir creando una sociedad permisiva que conduce
también a la debilidad social: mi gran temor es que junto con el
divorcio, o poco después, venga la criminal ley del aborto...”
En fin, un fallo judicial contra la vida, se
produce justo en el momento en que la humanidad se encuentra proyectada
hacía el cosmos en busca de conquistar el Universo, mientras que un
sector importante de esa misma humanidad se está muriendo por falta de
alimentos, en la postergación de la ignorancia y en la impotencia por no
encontrar los medios idóneos para encausar la subsistencia por el cause
de la dignidad.
Me pregunto: ¿quién le teme a la vida...? y ¿quién le teme al hombre...?
Me pregunto: ¿quién le teme a la vida...? y ¿quién le teme al hombre...?
Publicado Diario El Liberal 28 de junio 1986.
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