SCIOLI EL ELEGIDO…?
Del otro lado de la contienda se postuló el entonces
motonauta Daniel Scioli encabezando la Lista No. 2 quien había resultado ungido
por el dedo del entonces todopoderoso presidente Carlos Menem, como una manera
de representar su pensamiento “cholulo” que a posteriori se diseminó por todo
el territorio nacional.
Sin lugar a dudas que las encuestas no le favorecían al
deportista, en atención a que competía nada menos que con los “pesos pesados”
de un peronismo en ascenso. Semanas antes de los comicios, Toma recibió la
llamada de su oponente solicitando una entrevista personal para exponer una
propuesta que él mismo había pergeñado. Desde el balcón del cuarto piso de la
Avda. Quintana lo vi estacionar su impecable auto deportivo, vino solo,
ataviado de un jean camisa clara y campera negra.
Fui quien lo recibió y lo invitó a esperar en el escritorio
a quien admiraba por ser uno de los dirigentes más importantes que acreditaba
el peronismo en el distrito capital. Después se supo que Scioli traía la
propuesta de consensuar una lista de unidad, para evitar así la elección
interna, pro poniendo a Toma como candidato en primer término y él en segundo
lugar. Pero ya no había tiempo material para acoger tan desinteresado gesto,
habida cuenta de que las listas habían sido oficializadas.
Al anochecer del día de la elección, el cómputo electoral
distinguió a Scioli con el 49,8 por ciento de los votos, y contra todos los pronósticos, había triunfado
en los comicios internos del justicialismo porteño, frente al actual diputado
nacional Miguel Ángel Toma, el favorito hasta la jornada de ayer.
Lo demás resulta ser historia conocida, salvo que ya no
figuran los personeros de entonces, que lo acompañaron en la lista como Javier
Mouriño e Inés Perés Suárez, ni la banda del Tula, animador de las principales
reuniones masivas del menemismo. Esa
noche Daniel Scioli junto a su esposa Karina Rabollini se trasladaron a la
residencia presidencial de Olivos donde continuaron los festejos junto al
Presidente
Recuerdo que días antes
Miguel Ángel Toma reiteró que un extraño sortilegio presagiaba que
Scioli iba a dar una sorpresa y que se había cumplido, reconociendo que
"la logística que movió el oficialismo fue imposible de superar".
Roberto Digón y Eduardo Rollano, - que lo acompañaban en la lista- le
atribuyeron el triunfo "al aparato oficialista".
Al día siguiente de la elección se especulaba con que: “Scioli evalúa qué hacer: ¿asumir su banca
en la Cámara de Diputados? ¿Continuar como gobernador para en 2011 competir por
la Casa Rosada? ¿O ahora que Eduardo Duhalde amaga con subir al ring optará por
perdurar en La Plata e intentarlo en 2015? Mientras afloran estas y otras
preguntas, Pérez fue quien trazó la línea: "Este es un proyecto para ocho
años". Quizá sea hora de conocer un poco más del Mascherano y el Solomon
de la política nacional.” (1)
Desde allí se marcó un selecto derrotero tras una diputación
nacional, Secretaria de Turismo, Vice Presidencia de la Nación, Gobernación de
la Pcia de Buenos Aires y ahora la candidatura a la Presidencia de la Nación.
¿Cómo llegó a esta instancia electoral, sin militancia
partidaria conocida, ni preparación científica para el desempeño del arte de
gobernar?, se preguntan muchos. Lo cierto es que como una sucesión de cargos se
fueron entrelazando en su trayectoria durante estos últimos diez y siete años y
otra vez el dedo presidencial lo vuelve a colocar en la dura tarea de
confrontar.
Sortilegios, presagios, magia, unciones, suerte,
hechizos y todo tipo de conjeturas se
murmuran a su paso. Lo cierto es que nunca perdió una elección. ¿Sería un
elegido? ¿O es que falta sortear el maleficio que impide a los gobernadores
bonaerenses, sentarse en el sillón de
Rivadavia?
Esta vez no será fácil por más que el “aparato” apriete las
clavijas imponiendo y vaticinando la era del miedo para el caso de una derrota
electoral. En la calle se trasunta la necesidad de conocer nuevos horizontes,
el fin de una época y la llegada de un nuevo ciclo que como Violeta Parra
expresa en su poesía:
Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo…
(1)
Diario La Nación, 16 /6/1997
Nota publicada en Tierra Política, el 10/10/2015
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