"Solo escribo lo que entiendo por verdad, mientras lo pueda probar..."
martes, 29 de marzo de 2016
ALBERTO FONROUGE EL ÚLTIMO CONSERVADOR POPULAR
domingo, 27 de marzo de 2016
MARCELO SANCHEZ SORONDO
miércoles, 23 de marzo de 2016
LILICHA
Cuando la vi por primera vez cursando mi adolescencia, allá por los sesenta, su belleza singular y salvaje me deslumbró.
Fue una imagen que se grabó en mi memoria, de esas que parecen no tener origen ni destino, pero que se aferran al alma con una fuerza inexplicable.
Ella fue una figura inolvidable insertada en el paisaje
santiagueño.
Parecía que se movía por las calles de mi pueblo como una brisa fresca, altiva y armoniosa, capturando miradas y dejando susurros de admiración a su paso.
Su presencia semejaba un destello de luz, una chispa que iluminaba el entorno adornado con su simpatía clara y transparente, con esa mirada frágil y gentil que desarmaba a cualquiera.
Con los años, la seguí recordando y fue la vida quien me regaló el privilegio de acercarme a su ámbito a través de sus hijas. Y tuve entonces la oportunidad de confesarle algo que llevaba guardado en mi corazón.
Un día a solas, tuve la ocasión de expresarle que la conocí desde
hace un tiempo largo y que su belleza, y el garbo de su esencia, la habían convertido
en una especie de leyenda en Santiago
del Estero.
Sentí que debía decírselo, sin dudar, que para muchos fue una de las mujeres más bellas, que nuestra tierra puede destacar
Me miró un tanto sorprendida –quizá un tanto incrédula- y fue en ese instante, que sus ojos se nublaron deslizando alguna lágrima, hasta su mirada se perdió en un horizonte de júbilo, gratitud y sentidos recuerdos.
Aquella conversación me permitió descubrir a una mujer extraordinaria: franca, cordial, humana, generosa, con un amor de madre que lo abarcaba todo por eso no tarde tardé en sentirla y quererla como un hijo más, y ella, con su calidez, me acogió como tal.
Hablamos mucho, la escuché aún más, y en sus silencios prolongados hallé la síntesis de una vida plena, vivida con intensidad más allá del paso del tiempo.
Hoy, a un año de su partida, sé que no soy el único que la
recuerda.
Su memoria perdura como el eco de ese tango tan sentido y testimonial “Confesión” de Discépolo y Amadori que parece escrito para ella:
Ibas linda como un sol...
¡Se paraban pa' mirarte!
Stella Gladys Lucatelli de Azar, la llamaban: Lilicha
lunes, 21 de marzo de 2016
ARQUITECTO ENRIQUE RIZZO PATRON
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| Chuni observa sobre los escombros el sentido y la orientación que le dio a mi casa cuando la proyectó. |
viernes, 18 de marzo de 2016
SE FUE GABRIEL SAPAG UN ACTOR DE CAPA Y ESPADA.
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| Gabriel Sapag posando con mis hijos Miguel Alvaro y Maria del Huerto a fines de los años setenta en la plaza Libertad |
También en alguna oportunidad improvisé desde la
radio un pequeño papel en: "A puertas cerradas" de J.P.
Sartre, "El extranjero" de Albert Camus y "Bodas
de Sangre" de Federico García Lorca. Hasta ahí llegué a plasmar mis
"presuntas" condiciones actorales, por especial pedido de mi amigo,
el director de la compañía.miércoles, 16 de marzo de 2016
SE FUE CARLOS TITO LOBO… EL PENSADOR SILENCIOSO.
En tu cuerpo, tierra fiel.
Publicado 29/12/2008
viernes, 11 de marzo de 2016
MARIA ELENA WALSH REBELDE IMPENITENTE
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal,
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.
como la cigarra,
después de un año
bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui,
solo y llorando.
Hice un nudo del pañuelo,
pero me olvidé después
que no era la única vez
y seguí cantando.
como la cigarra,
después de un año
bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
tantas resucitarás
cuántas noches pasarás
desesperando.
Y a la hora del naufragio
y a la de la oscuridad
alguien te rescatará,
para ir cantando.
como la cigarra,
después de un año
bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
miércoles, 9 de marzo de 2016
ACHO VIDAL OTRO AMIGO QUE NO ESTÁ
martes, 8 de marzo de 2016
EL “GORDO” ÁNGEL ARTURO LUQUE: UN LUCHADOR INQUEBRANTABLE EN LA TORMENTA
En
las primeras horas de una madrugada fría, en su hogar de “Puerta de Hierro” en
Valle Viejo, Catamarca, Ángel Arturo Luque, el “Gordo”, como lo llamaban con
cariño sus amigos, dejó este mundo, después de soportar una cruel
enfermedad al no poder superar un cuadro
crítico de diabetes, producto del cual un paro cardíaco, lo llevó a no
despertar del último sueño.
La diabetes, esa cruel
compañera que lo acosó sin piedad, desencadenó un paro cardíaco que apagó su
vida, pero no su legado. Este hombre, de origen humilde, escaló desde la nada,
hasta los pasillos del poder en el Congreso Nacional, siempre fiel a su pueblo
y al peronismo que llevaba en la sangre.
Su
partida merece un grito de justicia, un marco reivindicatorio que rescate su
verdad de las sombras de una historia mal contada. Conocí al “Gordo” en el
despacho del bloque justicialista, cuando era el brazo derecho de Vicente
Leónides Saadi, su mentor y figura paterna en la política. Ángel era un torbellino
de carisma, con una sonrisa que desarmaba y un corazón que no conocía límites.
Su
casa, bautizada “Puerta de Hierro” en homenaje al exilio de Perón, era un
refugio abierto para amigos y compañeros. Allí, entre mates y charlas, se
forjaban lealtades y se soñaba con un Catamarca mejor.
El “gordo” como
amistosamente lo llamábamos, tenía un espíritu jovial y generoso. Presumía de
forjar un culto de la amistad y no exageraba en su decir. Su casa bautizada
como “Puerta de Hierro” en alusión a la mansión que habitó el General Juan
Perón durante su exilio en España, estaba siempre abierta para sus amigos y
“compañeros” de lucha en la militancia justicialista.
Su devoción al peronismo, al
legado de Saadi, era inquebrantable; un militante de pura cepa que nunca dio un
paso atrás. En 1989, su pueblo lo eligió diputado nacional, un reconocimiento a
su lucha y compromiso. Pero el destino le tenía preparado un golpe brutal.
En 1991, el promocionado
caso María Soledad Morales sacudió a Catamarca. El asesinato de una joven,
envuelto en un torbellino de intrigas y rumores, desató una cacería de
culpables que apuntó al corazón de Luque: su hijo, Guillermo, fue acusado y
condenado a 21 años de prisión como autor material del crimen, mientras Luis
Tula, pareja de la víctima, recibió nueve años como partícipe secundario. .
A mitad de juicio se cambió
la caratula de la causa, ordenada por un tribunal constituido sin ningún tipo
de garantías –entre ellos un santiagueño del que prefiero -por ahora-
abstener comentarios- que arribó a una condena entre gallos y medianoches
la que finalmente fue a dormir a posterior, en los depósitos de la Corte de
Justicia. Queda dicho todo.
El “Gordo” siempre defendió
la inocencia de su hijo. Puedo asegurar con objetividad porque tuve la
oportunidad de revisar, en su propia casa, casi 20 cuerpos del expediente
judicial. Lo que vi fue un proceso plagado de irregularidades: indicios vagos,
testimonios falsos, pruebas endebles y una carátula cambiada a mitad del juicio
por un tribunal sin garantías.
Todo me olió a una condena
armada, a la necesidad de encontrar rápido a un chivo expiatorio, para calmar
la voracidad de una prensa sensacionalista y una sociedad enardecida. Claro,
que este hecho desgraciado no encuentra justificación, pero no debió de manera
alguna, caer en la manipulación.
Un caso similar también aguijoneó
al pueblo de Santiago del Estero y se insistió como una réplica acusar a los
“hijos del poder” y desató una intervención federal al igual que en Catamarca,
pero la verdad quedó sepultada bajo el peso de la injusticia.
Por alzar la voz, y por
decir lo que muchos callaron, el gordo Luque pagó un precio altísimo. No pudo
terminar su mandato como diputado y regresó a Valle Viejo, cargando una condena
social y judicial que nunca mereció. Aun así, nunca se rindió. Vivió con
dignidad, acompañado por su esposa, Edith
Pretti, una mujer de bondad infinita y ex diputada provincial, que fue su
pilar en los tiempos más oscuros.
Hoy, al despedir al “Gordo”
Luque desde estas líneas, no solo evoco a un amigo leal y a un militante de
fierro, sino que reivindico su nombre que debe ser limpiado. Fue un hombre que
enfrentó la tormenta con la frente en alto, que cargó cruces ajenas y que, aun
en la adversidad, nunca dejó de abrir los portales de su “Puerta de Hierro” a
quienes lo necesitaban.
A Edith, un abrazo inmenso
en este dolor. A mi amigo Ángel, la promesa de salvaguardar viva su lucha por
sus ideales. Porque la verdad, tarde o temprano, siempre encuentra su camino. Con
información proporcionada y el fervor de quien busca justicia para un hombre
que marcó una época.
jueves, 3 de marzo de 2016
SIN BENEFICIO DE INVENTARIO
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| Ella se fue prácticamente dando el portazo. El llegó sin darse cuenta de la herencia que recibiría sin anestesia. El pueblo ahora quiere saber de que se trata |













