domingo, 17 de enero de 2016

CULTURA POLÍTICA O POLÍTICA CULTURAL


   Generalmente nos encontramos con palabras que, si no nos hacen dudar, tienen el privilegio de confundirnos o en raras casualidad suelen hacernos acertar con el vocabulario correcto. Nuestra lengua -muy difícil por ciento- frondosa de expresiones idiomáticas, sufre periódicamente las modificaciones que el tiempo, el uso o el abuso expresivo así lo exige, no escapa del control de nuestros permanentes tutores, de la Real Academia Española.
    Hoy nos abocamos a el contenido que encierran dos palabra muy en boga en tos últimos tiempos: cultura política y política cultural, dos vocablos que suelen confundirnos e incluso extraviarnos, pues es muy fácil invertir esta palabras resultando tremendamente difícil explicar su significado.

Cultura Política 

    Acertadamente dijo el General Perón en una audición televisiva: “que el pueblo argentino aun no ha adquirido lo que se llama cultura política, si bien es cierto está dotado en conciencia política, lo que es muy importante puesto que es la etapa previa para llegar a una verdadera cultura política.”

    Es de sumo interés que el pueblo argentino comience a asumir la responsabilidad que la ha sido asignada en éste trascendente proceso político que vive el país y para ello los verdaderos argentinos debemos estar preparados.

    No suelen faltar aquellos que menosprecian la materia tildándola de inoperante, dañina, sucia y hasta ruin. Antes de proferir insultos de este calibre es más que necesario saber de que se trata, para recién emitir un juicio valedero o al menos no confundir los términos reales, pues la política es una cosa y los políticos son otra.

    Felizmente en este tiempo hablar de política es como hablar de cine, arte, literatura, proceso que se viene dando en la medida que los argentinos nos comprendemos menos.  Marta Hildembrant directora del Instituto Nacional de Cultura, en la gestión inaugural de primer Congreso de Escritores, Artistas e Intelectuales convocados en Lima, dijo: “Ya no se puede en ésta época revolucionaria; aceptar que alguien se llame a-político. El a-político es un enemigo nuestro, es un enemigo de la revolución, en tiempos de incendio no se puede ser a-bombero”.

    Estas sabias palabras demuestran una bien sentada cultura política, es decir que no es preciso ser correcto en el proceder sino saber porqué lo somos, ser consciente de lo que se hace siempre respetando el pensamiento ajeno sin salir de los lineamientos democráticos.

Política cultural

    No hace mucho desde estas mismas paginas destaqué el autentico significado de lo que se debe entender, en un articulo titulado: “Hay que ponerle el hombro a la Cultura”.

   No obstante creo -es menester repetir hasta el cansancio- lo que ciertos señores se niegan a reconocer. La cultura nace del pueblo y a él le pertenece, no puede ni podrá nunca ser el mero privilegio de algunos elegidos. Muchas veces nos preguntamos: ¿Quién tiene a su cargo la cultura? Sin darnos cuenta que el gobierno que nosotros elegimos es el encargado de proporcionarla a todo el pueblo sin distinción de banderías, ni de credos.

   Lo lamentable del caso es que cada gobierno que asume -legal o inconstitucionalmente- de lo menos que se ocupa es de la cultura del pueblo, relegando a éste hacia inferiores condiciones sociales e intelectuales.
   Para que este mal no se repita, es necesario adoptar normas y medidas que tiendan a una distribución cultural equitativa, no es posible que los pobladores urbanos reciban periódicamente numerosos aportes culturales (teatro poesía, conferencias, diapositivas, periódicos, televisión, etc.) y el interior sea siempre el mismo postergado por las causas que siempre hemos lamentado, incapacidad y desorganización.

   Se llama política cultural a la planificación minuciosa de actividades intelectuales (fomento cultural, creación de bibliotecas, academias, escuelas, etc.) que los gobernantes nos prometen y nunca nos cumplen, es decir que cada día que pasa se nota mas el abandono ideológico del publico ante todo tipo de manifestaciones artísticas que contribuyen al buen desenvolvimiento del intelecto.

   Estas pautas nos demuestran que siguen las maniobras instrumentadas de aquellos que continúan desde la sombras tratando de mantener en la total ignorancia a nuestro pueblo, continuando así con la explotación desarmada que sigue ejerciendo.

   Débenos desarrollar una profunda conciencia critica que nos permita discernir lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, lo leal de la traición, para evitar que el pueblo siga siendo objeto de abusos especulaciones y atropellos de todo tipo.

   Creo dejar bien en claro lo que se entiende por cultura política y lo que comprende la política cultural. Hasta el momento la cosa está en pañales, es decir sin miras a mejorar, pero esperamos con urgencia un cambio que derribe la inoperancia y la desorganización ¿Se dará este cambio? Ojalá.-


Publicado en el diario La Hora el 13 de marzo de 1974

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