Solo dos revoluciones populares:
Ayer
se cumplieron treinta años de la revolución del 17 de octubre 1945, una
fecha de hondo significado para las memorias contemporáneas que
constituyen un vivo documento para los galones de la historia, ya que
éste levantamiento popular constituyó uno de los hechos de mayor
importancia en el presente siglo, registrado en nuestro país.
Sin embargo el real significado de ésta
fecha ha sido a todas luces distorsionado, mal interpretado, confundido y
ocultado por los detractores de siempre. Nunca se festejó éste hecho
histórico con las características que le fueron propias, ni siquiera
podemos afirmar que alguna vez -después del golpe de 1955- ésta fecha
adquirió alguna notoriedad.
Es mas que obvio que esa circunstancia
nunca fue analizada como es debido, es decir desde la objetividad y
cuando se lo hizo, fue deformando su esencia, negando su proyección
popular é imputando a éste episodio risibles consecuencias que al decir
de algunos, se trataba de otro de los desbordes de la “barbarie” humana
de los cuarenta.
BÁRBAROS Y BARBARIES
Ya que el término “bárbaro” y los derivados de
“barbarie” suelen salir a relucir en cada oportunidad que un gobierno
popular se instala en el poder y vistas las consecuencias y los alcances
que hoy tratamos, sería ideal recordar y citar un pasaje del libro de
don Arturo Jauretche que titulara - con efectivo acierto-“Los profetas
del odio”.
Allí narra el autor un episodio de la historia
argentina (a la que todavía no terminamos de comprender) que se
desarrolla precisamente en nuestra provincia y tiene como protagonistas
al Brigadier General Juan Felipe Ibarra y al Dr. Tezanos Pinto.
Resulta que cuando éste último llegó a
nuestra tierra en misión oficial a cumplir con una directiva ministerial
trayendo un mensaje para el Gobernador Ibarra, se había presentado ante
el caudillo norteño en horas de la siesta, justamente cuando el sol
santiagueño vence al mismo diablo y hecha por el suelo a todo tipo de
ceremonias, por más formales que éstas fueran.
Ibarra que estaba en chiripa y tomando un mate a
la sombra de un tala, invitó al funcionario a compartir la reunión.
Segura fue la negativa de Terzanos Pinto que cumplió con su misión y se
retiró en compañía de sus funcionarios “engalerados” y bañados por el
sudor que provocaban esos pesados trajes que se habían puesto para no
dejar de ser formales.
El porteño oligarca a poco de retirarse, expresó
a sus seguidores: “Bárbaro el santiagueño, tomando mate y en
calzoncillos…” A lo que Ibarra comentó a sus milicianos: “Bárbaro el
porteño andar vestido con traje de lana en semejante calor”.
He aquí dos ejemplos de la palabra “bárbaro”.
Dos comparaciones que se realizan dentro de un mismo marco y que recogen
diferentes interpretaciones. Una que peca de soberbia, la otra
redundante en la humildad.
De todas maneras sabemos el origen de la
palabra en cuanto a su uso intencional, recordar también la “
civilización y barbarie” de Sarmiento. Y basta. Si hemos recordado ésta
anécdota tratando un tema como el que estamos abordando, es porque tiene
un significado, y éste deriva de las interpretaciones, que como dije,
suelen algunos aventureros dar una equivocada interpretación.
DOS REVOLUCIONES POPULARES
Volviendo a los orígenes del tema que tratamos,
debemos recordar que su significación no es privilegio de ningún partido
político, no se trata de un mero partidismo oficialista (en nuestros
días) tal como suele afirmarse en algunos sectores, no precisamente en
los populares.
Aquí queremos tratar un hecho sin precedentes
dentro de la historia de nuestro país en el presente siglo, que
injustamente se trata de ocultar. Ya los argentinos tuvimos la
oportunidad de hacer conocer nuestras opiniones y de participar en las
decisiones gubernamentales cuando se logró la sublevación ante los
atropellos que ocasionaban nuestros primeros ensayos constitucionales.
No podemos ignorar lo que fuera aquella
revolución que es recordada en la historia como “el golpe del 6 y 7 de
Junio de 1811”. En esa oportunidad quienes salieron a la calle en busca
de sus destinos, no era otro que el pueblo todo en su conjunto motivados
por una causa y un interés común.
Tuvieron que pasar 134 años para que éste mismo
pueblo tomara la misma iniciativa que los anteriores, que vivieron otras
circunstancias y otra época. Fue precisamente el 17 de Octubre de 1945,
cuando las masas se levantaron en busca de sus destinos, que en éste
caso era el futuro de un hombre que más tarde se erigiría en el
conductor de América – tal como le llamaron hasta sus adversarios
políticos – y líder espiritual del Tercer Mundo, me refiero al General
Juan Perón.
FECHA AUTÉNTICA Y NACIONAL
Insistimos que estamos lejos de querer
significar –por medio de ésta recordación – a un mero hecho sin
trascendencia derivado en un triunfo de tinte político. Cuando invocamos
la historia y cuando sentimos la necesidad de esclarecer al pueblo, no
somos partidistas ni de los unos, ni de los otros, tratamos de ser lo
más objetivos posibles.
De todas maneras estamos rememorando un hecho
contemporáneo que puede ser constatado muy fácilmente, con tan solo
recurrir a la memoria de los argentinos de la década del 20 ó el 30, que
cuando se desencadenaron los acontecimientos, eran las reservas de
nuestro futuro.
Ésta fecha insigne no fue otra cosa que la
voluntad general de una mayoría comprometida con el futuro de su pais,
al exteriorizar sus anhelos y verter sus pensamientos frente al edificio
en dónde se gestó nuestra historia.
Fue un espontáneo milagro que se dio en
virtud de una injusticia intencional. Fue un ejemplo digno de mención y
recuerdo; ojala los argentinos, inspirados en éste acontecimiento puedan
clarificar sus ideales en cada circunstancia que vean limitados sus
derechos.
Tal vez se logre comprender las
realidades, que suelen esconderse detrás de los misterios interesados
que tratan de eclipsar las autenticidades por medio de mezquinos
intereses personales. Nos consuela saber que nuestro pueblo es capaz
–cuando reacciona- de luchar por las conquistas que no son fáciles de
conseguir y de mantener, lo sabemos pujante, laborioso y sincero.
Lo importante del caso, es que hasta la
fecha solo se conocen dos revoluciones populares, en las que el pueblo
fue el artífice de su destino: La gesta del 6 y 7 de junio de 1811 y el
17 de octubre de 1945, lo que nos lleva ha confirmar que cualquier
levantamiento aislado, sea o no numeroso, no constituye un hecho
revolucionario, pues para ello debe existir previo un consenso nacional
que así lo justifique y se lo reconozca como tal.
Por lo demás -quedó dicho- que cuando se agota su paciencia, los pueblos suelen hacer tronar el escarmiento…
Publicado en Diario LA HORA, 18 de octubre de 1975.
EL MISMO ARTICULO escrito a la fecha 50 años después
17 DE OCTUBRE DE 1945: A 80 AÑOS DE UNA GESTA POPULAR QUE MARCO LA HISTORIA ARGENTINA
Ayer, 17 de octubre de 2025, se cumplieron ochenta años de la
revolución de 1945, un hito que sigue resonando en la memoria colectiva de
Argentina como un símbolo de la lucha del pueblo por sus derechos y su
soberanía.
Este levantamiento, que llevó a la liberación de Juan
Domingo Perón y al nacimiento del peronismo, no solo transformó el
panorama político de nuestro país, sino que también se convirtió en un
referente para los movimientos populares de América Latina y el mundo.
Sin embargo, su verdadero significado sigue siendo objeto de
debate, a menudo distorsionado por quienes buscan minimizar su impacto o
reducirlo a un simple episodio de desorden
.Un acto de justicia popular, no de "barbarie"
A lo largo de las décadas, el 17 de octubre ha sido
caricaturizado por algunos sectores como un estallido de "barbarie",
un término que, como señalaba Arturo Jauretche en Los
profetas del odio, refleja más los prejuicios de clase que la realidad de los
hechos.
Jauretche narraba una anécdota reveladora: en
el siglo XIX, el porteño Tezanos Pinto,
vestido con un traje de lana bajo el sol abrasador de Santiago del Estero,
llamó "bárbaro" al gobernador
Juan Felipe Ibarra por tomar mate en chiripá. Mientras que Ibarra, a su vez, tildó de
"bárbaro" al porteño por su atuendo inadecuado.
Esta historia, sencilla pero profunda, ilustra cómo las
élites han usado el término "barbarie" para deslegitimar las
expresiones populares, desde los caudillos del siglo XIX hasta las masas que
colmaron la Plaza de Mayo en 1945.
Hoy, en 2025, esta dinámica persiste.
Las redes sociales y los medios digitales amplifican tanto
las voces que reivindican el 17 de octubre como las que lo descalifican, a
menudo sin un análisis profundo. En un mundo híper conectado, donde la
desinformación puede distorsionar la historia en tiempo real, es más importante
que nunca recuperar la esencia de aquel día: un pueblo unido que salió a las
calles para reclamar justicia, dignidad y un futuro mejor
.El 17 de octubre y su legado en el siglo XXI
El 17 de octubre de 1945 no fue un hecho aislado, sino el
punto culminante de un proceso histórico en el que los trabajadores, los
sectores populares y las clases marginadas encontraron una voz en la figura de Perón. Aquel día, miles de personas marcharon hacia
la Plaza de Mayo exigiendo la liberación de un líder que representaba sus
anhelos de justicia social, soberanía económica y derechos laborales. Este
movimiento marcó un antes y un después en Argentina, consolidando un modelo de
inclusión que desafió las estructuras de poder tradicionales
.En el contexto actual, el legado del 17 de octubre sigue
siendo relevante. Argentina enfrenta desafíos como la desigualdad económica, la
inflación y la polarización política, problemas que resuenan con las luchas de
hace ochenta años.
Sin embargo, el mundo ha cambiado: la globalización, la
tecnología y el cambio climático han transformado las demandas populares. Hoy,
el espíritu del 17 de octubre podría inspirar movimientos que busquen no solo
justicia social, sino también sostenibilidad, igualdad de género y acceso
equitativo a la tecnología.
Dos revoluciones, un mismo pueblo
El artículo de 1975 compara el 17 de octubre con la
revolución del 6 y 7 de junio de 1811, cuando el pueblo porteño se movilizó
para defender sus derechos en los albores de la independencia. Ambas fechas,
separadas por 134 años, comparten un elemento común: la voluntad colectiva de
un pueblo que se levanta frente a la injusticia.
En 2025, estas gestas nos recuerdan que la historia no es
solo un relato del pasado, sino una guía para el presente. Los argentinos hemos
demostrado, una y otra vez, nuestra capacidad para moldear nuestro destino
cuando actuamos con unidad y propósito.
Una fecha para la reflexión, no para la división
Reivindicar el 17 de octubre no significa adherir ciegamente
a un partido o una ideología. Se trata de reconocer un momento en el que el
pueblo argentino fue protagonista de su historia, desafiando a quienes
pretendían silenciarlo.
En un país donde la polarización sigue siendo un obstáculo,
esta fecha nos invita a reflexionar sobre la importancia de escuchar a las
mayorías, de construir consensos y de trabajar por un futuro inclusivo.
Ochenta años después, el 17 de octubre de 1945 sigue siendo
un faro de inspiración. Es un recordatorio de que, cuando el pueblo se une, su
voz es imparable.
Como decía Jauretche,
los pueblos, cuando agotan su paciencia, "hacen tronar el
escarmiento". Que este aniversario nos motive a recuperar esa fuerza
colectiva para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo con la misma valentía y
determinación.
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