jueves, 28 de enero de 2016

MEDIOS DE COMUNICACIÓN: LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN (III)


 
                              La natural evolución de los pueblos nos han llevado paulatinamente a la aceptación de cambios profundos en el seno de la sociedad y con ellos creció también el pensamiento generacional reclamando para así mejores posibilidades de desarrollo, como el adecuamiento de un derecho positivo que proteja y reglamente las conquistas adquiridas con toda legitimidad, cuando no, reclamando para sí una activa participación dentro del marco de las decisiones y de los planes programáticos a llevarse acabo.
Quizá nunca como en este tiempo se habló tanto de los derechos individuales y ello se debe sin lugar a dudas a los episodios inéditos que los argentinos hemos vivido durante el proceso de facto que ha venido a quebrantar el orden institucional en un momento decisivo de la historia argentina, desbaratando las esperanzas depositadas en un estilo de vida que la tradición y nuestras propias historias nos lo habían impuesto.
Idea libre y libertad de expresión

El surgimiento del derecho social afirmó el concepto de participación y el Estado reconoció como derecho individual o de la personalidad
humana el de pensar y expresar el pensamiento en la forma oral y escrita, y, en conexión con la vida política, el derecho de la prensa.
Así desde los albores de nuestra concreción como país, hemos entendido como una vital necesidad la normativa de publicar las ideas por la prensa sin censura previa dando sustento, al amparo de la norma constitucional, del naciente derecho de expresión.

La libertad de expresión se encuentra hoy establecida como una condición sine qua non dentro de los atributos de la persona humana, pues ha trascendido del mero plano de lo programático, para constituirse en un derecho inalienable que acompaña a las personas durante su existencia, habida cuenta de que se vive en una República de firmes convicciones y esencia cristiana.
Ya no se puede concebir a un pueblo desarrollado sin que se garanticen para sus miembros las ideas libres y la libertad de expresión, pues sin ella desnaturalizaría la noción de República y el Estado lejos de garantizar un derecho y asegurar su libre ejercicio, se convertiría en un aparato persecutorio y castrador buscando siempre encontrar en infracción a quienes se atrevan a opinar en voz alta.

                                     Necesidad de aprender y derecho a la información

La libertad a la que aludíamos ha traído consigno su lógica consecuencia ya que si somos libres de expresarnos, necesitamos informarnos de lo que se dice y de lo que se piensa, razón por la cual un nuevo derecho ha sido inspirado, que no es otro que el derecho a la información.
La comunicación y el desarrollo de la prensa libre han venido a llenar una sentida necesidad en la vida de los pueblos. Han servido de instrumentos idóneos para el crecimiento de la capacidad intelectual, se han constituidos en vínculos de acercamiento y difusión cultural y han acompañado el curso de la historia como testigos fidedignos del acontecer cotidiano.
Sin duda alguna de la información y la necesidad de aprender, marchan juntos en el camino de la modernización y el crecimiento de una sociedad pretenciosa, que día a día exige un mejorado accionar y un necesario perfeccionamiento, pues sabe que esos logros tienen como único destinatario el desarrollo del pensamiento universal.
Inestabilidad y peligrosidad

Recientemente se ha elaborado un proyecto de ley mediante el cual se generó la inestabilidad de un derecho raigambre constitucional, como lo es la libertad de expresión, cuya peligrosidad hace temerla vida misma de nuestro sistema y organización como Nación.

El derecho de replica, reglamentado conforme a un criterio mas cercano a la temeridad que a la cordura, a provocado la reacción de todos los sectores abrazados a la vida democrática advirtiendo la imprevisible consecuencia que su legislación podría traer aparejada para el caso de refrendarse como derecho positivo vigente.
Tanto la Nación como nuestra provincia han tomado la iniciativa de provocar la inestabilidad y crear en la población una nueva angustia al entender que la represión aun no ha terminado.

No será la mordaza opresora la que contenga la injusticia y la sinrazón: los pueblos que suelen ser tolerantes han demostrado a lo largo de la historia que cuando toman decisiones son capaces de hacerse escuchar hasta en el mismo país de los sordos y en el que no lo son y dicen que no escuchan.


Publicado en el diario El Liberal, 5 de febrero de 1986.-

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