El
tema de la música popular, esta siendo tratado en los últimos tiempos
desde los más diversos ángulos, ello se debe a la particular influencia
que esta ejerce en los sectores jóvenes de la población.
Si el problema es sociológico la óptica es
distinta, al igual que cuando se trata de sacar conclusiones en el campo
de la historia, las artes en general o la filosofía.
Nosotros no vamos a llegar a realizar desde esta
página, un exhaustivo estudio sobre el tema, mas bien trataremos de
destacar el especial sentido que ostenta este tipo de música, su
evolución e involución.
LA DÉCADA DEL CINCUENTA
Fue quizá a fines de década del 50, cuando los
sellos grabadores arriesgaron sus primeras placas facilitando la
promoción de una música contagiosa y excitante destinada a quebrar la
monotonía del los tradicionales valses, tangos, el folklore y todo
aquello que de alguna manera simboliza una época o una historia.
Al principio se pensó que este intento no
pasaría de la característica de snob o porque descartar el retorno a una
nueva belle epoque?.
La falta fue que lo estridente de esa corriente
continuó mas allá de las predicciones de los entendidos y así el rock
and roll adquirió mas adeptos que los necesarios, hasta llegar a
constituirse en la única respuesta de una generación sensible al consumo
industrial.
La aparición de los Beatles confirmó esa actitud
y la revolución musical hizo eclosión en el mundo entero. Por ello
podemos decir que esos cuatro jóvenes ingleses son los responsables de
una corriente instrumental que no cesa de producir la más encontradas
conjeturas y que de alguna manera tienen mucho que ver con el
comportamiento que asume la juventud de nuestro país y nuestro
continente.
LAS VERSIONES NACIONALES
Reconozcamos que detrás del éxito se esconden
muchos valores, entre ellos el dinero que facilita la promoción y recoge
sus ganancias, y es seguramente este factor el que motivo a los grupos
argentinos a ensayar –al igual que los extranjeros – una nueva modalidad
que abría de reportar similares dividendos.
Se intentó y se logró un suceso relativo, por
una parte se cosecharon buenos ingresos, por otra tras la ausencia de
ingenio y calidad, se llegó a un pronto agotamiento intelectual, pues el
arte debe llevar mitad conocimiento y mitad talento y lo intentado
poseía solo un bagaje de anhelos.
Pero como “los negocios son negocios” los sellos
grabadores continuaron y continúan con sus argumentos que no llegan a
satisfacer –en amplio sentido – las exigencias generales.
Y es así como logran esporádicamente visionar la
venta masiva de un disco en particular, pese a que editan por día, en
los distintos sellos grabadores que operan en nuestro país, millones de
placas discográficas incluyendo distintos géneros y diferentes
ejecutantes; pero como ya dijimos el negocio es fructífero y con las
ganancias de uno, se cubre el fracaso del resto.
RÉQUIEM O DECADENCIA
Lo que no terminamos de comprender es que la
llamada música popular o como le llaman otros, nacional, enfrenta en
estos momentos un alto o su definitiva decadencia.
Observemos pues, que en la actualidad se están
lanzando a la venta grabaciones editadas allá por los años sesenta (Tem
Tops Temm Aggers, Iracundos, etc.), que también fueron editadas cinco
años antes y así nombrar a: Domenico Modugño, The Pik Ups, Bull Dogs y
otros que a varios años de su “cuarto de hora” vuelven a ensayar los
instrumentos que en otras épocas les dieron fama y dinero, pero esta vez
no como profesionales, sino como una nueva oportunidad para alcanzar un
sitial que ya habían perdido merced a la evolución cultural de varias
generaciones.
Entonces, el trabajo del artista se limita a
renovar un viejo contrato mientras que las grabadoras no tienen más que
mandar a editar el vetusto cliché del olvido.
¿Qué ocurre? ¿Hay crisis de compositores o es
más fácil, menos riesgoso y más barato trabajar con material de archivo a
experimentar con nuevos valores? Por ahora conviene el beneficio de la
duda.
OTROS FACTORES
Y así como la música nos obliga no solo a
escucharla y sentirla, sino también a manifestarla a través del baile
que constituye la manera de mostrar con el cuerpo, lo que desea
manifestar el alma.
Los nuevos ritmos que han aparecido en lo que va
de las últimas décadas son el reflejo anímico de un modo de vida más
agitado, que busca desahogar las tensiones espirituales de una época más
convulsiva que la romántica de antaño.
En consecuencia es obvio destacar las incidencias que los cambios sociales ejercen sobre las artes en el transcurso del tiempo.
Casos como el de la “música progresiva” donde se
ponen de relieve las inquietudes de una juventud que interpreta las
conclusiones que saca como resultado de sus vivencias cotidianas.
Como también es el caso de las “canciones de
protesta”, que en un mundo con necesidades apremiantes que no se
alcanzan a cubrir, surgen con un compás tan movido como lo es el de los
mismos nervios de la actual sociedad.
LA JUVENTUD ES LA QUE ESCOGE
Nos preguntamos: ¿Quién recibe el mensaje de la música popular? Está dirigida a un determinado núcleo poblacional?
Si nos detenemos en cuadros estimativos en donde
se reflejan las edades de los que consumen este tipo de música,
tendremos que muchas grabaciones están destinadas a solamente un sector
bien diferenciado.
Las soluciones consisten simplemente en no
permitir que se arrebate el mercado musical con productos poco
constructivos en cuanto a formación se refieren, ya que si los editó y
se ofrecieran seleccionados productos, la juventud que es la que escoge o
deja de aceptar, tendría la oportunidad de deleitarse con obras dignas
de mención, o la otra alternativa que es la de volver al pasado.
En una palabra si es genero musical al que hemos
tratado, llamados por unos nacional o popular, está en una etapa
decadente, no somos nosotros los encargados de dar la última versión,
pero a juzgar por los hechos y por lo que contiene la memoria estamos
asistiendo a una función que se repite intermitentemente y eso ya es
estar decadente.
Por el momento –y en cuanto a esta música se
refiere – nos enrolamos con el pensamiento de nuestro gran poeta Conrado
Nalée Roxlo y decimos con el: “música porque si, música vana...”
Publicado en el diario El Matutino (Bs.AS.) 7 de enero de 1978.-
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