De
entre todos los medios de comunicación que hasta el momento se conocen
la radio y la televisión parecieran ser lo mas aceptado por el publico
en general por supuesto que no es ésta una apreciación personal sino que
se trata del resultado arrojado por numerosas encuestas realizadas, en
pro de verificar el lado débil del proletariado a los fines de
“penetrar” con mayor libertad y seguridad -con mensajes non sanctos -
dentro de las conciencias americanas
Es preciso -antes de entrar en tema- delimitar
las funciones que compete a los diferentes entes comunicativos pues
ellos cumplen una idéntica función pero sus alcances varían al punto tal
que ofrecen temas para hablar de ellos por separado.
TELEVISIÓN SIN PUEBLO O PUEBLO SIN TELEVISIÓN
Indudablemente la televisión en Argentina
constituye un triunfo sin parangones como prueba fiel de progreso y
tecnificación. Quizá el objetivo en aquel entonces de su iniciación
apuntaba hacia otras direcciones beneficiarias ellas e identificadas,
con el autentico sentir popular, único destinatario de la genial idea de
quien fuera su precursor, el general Perón.
El tiempo -que siempre se queda con la última
palabra- fue quien se encargó de que la idea originaria torne a cambiar y
esta vez no para bien de todos, sino para conformar a una encumbrada y
selecta minoría que había maniobrado, como que todavía lo siguen
haciendo, para volcar las fuerzas a su favor.
Se decía que en la primera época había una
“televisión sin pueblo”, pues el medio de comunicación, estaba al
servicio de la clase trabajadora y ésta no advertía que aquello a quien
no daba importancia mayor, muy pronto de constituiría en su contra.
Era la época buena de una televisión que no
aspiraba a otra cosa que a servir a la comunidad brindándole lo mejor de
si y posibilitando un asenso inmediato a quienes contaban con
condiciones artísticas actas para el servicio a un pueblo deseoso de
presenciar el triunfo de sus hijos.
Hoy todo parece haber dado un vuelco a la
inversa, aquello que parecía un incondicional servicio a los interés de
una gran clase mayoritaria, le dio su espalda y sirve ahora, a una
minoría que como se sabe no tiene ligazón alguna con los dueños
primitivos del medio comunicativo es decir que aquella “televisión sin
pueblo” había crecido tanto que en estos días, ha dejado a un “pueblo
entero sin televisión”
PRESIÓN, INTERÉS Y LO DEMÁS
Si los inconvenientes que producen los medios
comunicativos - y sobre manera la televisión- quedasen ubicados en un
solo plan, el problema no sería de las dimensiones alarmantes que posee
ahora. Lo lamentable de la cuestión es la medida que adoptan los entes
para fortalecerse en el plano de lo político, lo económico y lo social.
Cuando un poder existe y se tiene conciencia de
ello las partes que lo detectan se constituyen como es obvio en grupos
de presión y sus objetivos no van mas allá que el de sus propios
intereses, es así como nacen la conocidas alianzas sindicales que en
lugar de procurar un mayor bienestar a la población solo buscan el
enriquecimiento personal, al tiempo que son vilmente manejados por los
jerarcas de un imperialismo confeso.
Estos grupos de presión también suelen jugar un
importante papel en los sectores políticos, ya que conociendo la
existencia en ellos, de una fuerza con ciertos alcances, vierten estas
en procura de importantes decisiones del gobierno de turno, que como se
sabe van a repercutir favorablemente a sus intereses o al de los que
ellos representan.
Se deben tener en claro que en los medios
estatales y sobre manera en la televisión argentina se han enquistado -
como es costumbre- los aparatos administrativos que son compuestos por
los personeros de la anarquía cultural y social, que desde sus puestos
claves y bien rentados controlan la actividad del pueblo, al tiempo que
impiden deliberadamente la posible incursión de algún raro talentoso,
por considerarlo perjudicial a su proyecto.
Se entiende que un elemento inteligente está en
condiciones de desenmascarar si es honesto, a quien pretenda lucrar con
los derechos del trabajador, volcados en su propio beneficio.
Ante todo lo expuesto, creo necesario requerir
una opinión, no pretendo con ello que se forme de estas notas acerca de
los medios de comunicación, un alegato formal, ni mucho menos una lúcida
defensa.
A lo que quiero llegar es a que el pueblo haga
un balance de lo que observa diariamente a través de la pantalla chica y
exponga: ¿Hay una televisión acorde al ser argentino?. Si me responde
que si y se mantiene conforme con el sistema actual, mañana mismo dejo
de escribir...
Publicado en el diario La Hora, 14 de abril de 1975.
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