Ese
día de otoño de 2002, amaneció con la sensación de un clima enrarecido
sobre la atmósfera de un Buenos Aires indiferente y descreído, ante el
mal humor de todos los acelerados caminantes que se habían auto
convocados en la zona del micro centro, al son de una batucada, con
cacerolas, palos y sartenes.
Eran recién las ocho de la mañana cuando nos
encontrarnos con mi amigo Ramón en la esquina de Plaza Lavalle,
intercambiamos algunos expedientes, nos despedimos y caminé vacilante
por Tucumán.
Quizá, fue por ello, que me planté en la esquina
de Uruguay a contemplar el preludio de lo que sería una cola infinita,
pujando por ingresar a un vetusto edificio que muchos auguraban se
derrumbaría en cualquier momento, a causa del peso de los tantos
"amparos" que allí se acumulaban en busca de una respuesta judicial, a
la indebida retención de los dineros depositados por aquellos
sorprendidos y confiados ahorristas, que un día se despertaron con la
noticia confiscatoria sobre esos ahorros de toda la vida.
Era temprano y sin embargo estaba a
siete cuadras del Juzgado del Juez Silva Garretón, alineado como todos,
pero muy aburrido por la lentitud de la cola, tan solo me consolaba una
absurda alegría, el saber que a mis espaldas lentamente continuaba una
larga hilera humana, que sintetizaba la impotencia y el descontento.
De repente un murmullo general sacudió
el tedio, motivado por el paso de un señor que enfocaba nuestra fila con
una pequeña filmadora digital, atrás, a varios metros, tres asistentes
hacían lo mismo pero con cámaras profesionales.
Era Fernando “Pino” Solanas en la tarea
de documentar ese fenómeno tribunalicio ampliamente comentado por la
prensa del país.
El cineasta impartía reiteradas
instrucciones y en ocasiones dialogaba con algunos amparistas, como
buscando explicación a la desesperación que pocas veces puede ser
explicada.
-¿Una nueva película, Maestro?- Alcancé a preguntarle.
- Todavía no sé que voy hacer con este material –me dijo al pasar- seguramente será parte de un proyecto que estoy analizando.
Después supe por los diarios que estaba trabajando en un proyecto fílmico titulado: “Memoria del Saqueo”.
Claro, que pasaron algunos años sin que
supiera de los quehaceres del realizador, y de su particular trabajo,
en el que por un instante me sentí como uno más de sus protagonistas.
Es que todavía rondaban mis
pensamientos aquellas jornadas del 19 y 20 de diciembre del año pasado,
cuando en la Plaza de Mayo fui envestido por un caballo montado por un
irascible policía que pretendió agredirme con un palo, lo que no
ocurrió, por suerte, porque en ese instante nos arrojaron gases
lacrimógenos, lo que nos obligó a correr en dirección contraria al
teatro de operaciones en donde se estaba realizando una matanza
indiscriminada a quienes asistimos a expresar el descontento popular de
la época.-
UNA EXTRAÑA COINCIDENCIA
Hace una semana, solo por el azar de la
casualidad, descubrí que en las pantallas del canal del Estado, que
ahora le llaman televisión publica, exhibían una película de corte
documental, con el mismo titulo que elegí para esta nota, porque una vez
más, volví a encontrarme allí, con Don Fernando “Pino” Solanas y su
pequeña cámara manual, recorriendo las filas de amparistas, pero esta
vez desde el celuloide, comentando personalmente su obra, con la que
debo confesar que disiento sobre algunos de sus conceptos, que
obviamente pertenecen a la particular visión del narrador de los hechos,
ello, claro sin entrar a juzgar sus innegables dotes de realizador, ni
los aportes sumados a nuestra cultura.
Pero sin dejar de considerarme un
protagonista más, que vivió y estuvo en el lugar de los hechos, me
asiste el derecho de aportar algunos puntos de vista desde otra óptica
y con otro tipo de “cristales”.
No me asombré ante los rostros
repudiados de los protagonistas de la dictadura mas sangrienta de la
historia argentina, tampoco el visualizar las caras del “menemato” , ni
la de los gestores de aquella famosa “alianza” que despertó tantas
esperanzas frustradas entre los argentinos.
Sí me sorprendí ante ese remanido
recurso de mostrar los basurales atestados de niños famélicos en busca
de un mendrugo, los perros flacos y perezosos que siempre están
presentes en donde se cuenta la miseria, la imagen de la muerte a veces
tempranera, esa que no se puede admitir porque es injusta, la imagen y
las voces de mujeres estoicas reclamando lo dicho por Ulpiano: "dar a
cada uno lo suyo".
Todo ello mezclado en el “cambalache”
ambientado por ladrones, genocidas, trabajadores, traidores e inocentes,
todos en la misma bolsa.
UN OLVIDO IMPERDONABLE
Que lastima que “Pino” solo registrara
la “memoria del saqueo” de solo algunas provincias como Buenos Aires,
Córdoba, Rosario, Tucumán, Corrientes y Neuquén y no haya imaginado que
Santiago del Estero, tenía y tiene suficiente idoneidad como para ser
protagonista principal de esa historia documental tan bien cuidada desde
la estética escénica, como de su ambientación.
Que lastima también, no haber sabido
con anterioridad hacia donde apuntaba con su cámara digital, en esa
oportunidad en que podía haberlo ilustrado sobre uno de los mas grandes
saqueos de la historia de nuestra provincia, entre fines del 93 y
principios del 95, cuando se intervenía Santiago del Estero y Juan
Schiaretti, Eduardo Fellner, Jorge Busti y una banda de improvisados
forajidos se llevaron mas de 324 millones de pesos, con la complicidad
de Domingo Cavallo y Carlos Arturo Juárez, el primero alimentando a sus
socios con dinero que no quiso enviar en su momento al anterior gobierno
constitucional y el segundo negándose a investigar judicialmente las
innumerables denuncias realizadas sobre estos hechos vergonzosos.
(1)
Y para cerrar esta historia con
saqueos, no puedo dejar de mencionar otros 200 millones de dólares,
solicitados en préstamos a la banca extranjera, con intereses y
comisiones usurarias, por el Dr. Carlos Arturo Juárez, para “enderezar”
el desfasaje producido por Schiaretti, quien sin ponerse colorado dijo,
cuando se fue, haber dejado las cuentas ordenadas.
Estos episodios, similares a los que
reseña la película, tienen otros rostros, y como si fuera una paradoja o
ironía del destino hoy los mismos protagonistas del saqueo provincial,
están gobernando sus respectivas provincias. (2)
Me gustaría proponerle al autor del
film que la segunda parte de la historia, bien podía ser realizada en
estas tierras en donde sobra material para una nueva entrega, claro que
la miseria también existe y es fácil de graficar, pues la tenemos a
pasos de nuestra capital, solo bastaría con llegar hasta “La bajada”,
barrio “la católica”, zona “cementerio”, márgenes del Dulce, etc. para
obtener las mismas tomas, corregidas y aumentadas, que ilustraron la
obra de Solanas.
Después tras la última Intervención
Federal a cargo del pusilánime Pablo Lanusse, la película: “Memoria del
Saqueo” fue declarada de interés educativo, mediante decreto de la
Secretaria de Educación y Cultura Res. No. 54 del 7 de junio de 2004,
pero claro, lo de nuestra provincia, que considero un olvido
imperdonable, seguramente, será la otra historia.-
BIBLIOGRAFÍA:
(1) diario El Liberal, 7 de enero de 1997
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