lunes, 25 de enero de 2016

LA DECADENCIA DEL LIBRO ARGENTINO. (primera parte)


    Nos referimos en nuestra nota anterior respecto a la crisis mundial que repercute notablemente en nuestro país y que llega a impactar notablemente dentro de las esferas culturales, lo que deriva que en estos momentos nuestro libro argentino afronte una decadencia sin precedentes jamás imaginada.
     Referente a este tema, se han ocupado ya numerosos órganos periodísticos que en extensos y concienzudos editoriales reflejaron pautas, medidas y algunas soluciones a seguir en el caso que se busque terminar con el problema.
    Algunas que otros pocos entusiastas en oposición al gobierno actual, pretenden constituirse en estos cruciales momentos en salvadores de la patria, fustigando a través de duros conceptos las tantas innovaciones que ensayan a diario las autoridades vigentes. Se entiende que estos ensayos, van en salvaguarda de las instituciones como el bienestar de la población para la que trabajan y no creo que sea éste el momento oportuno para elaborar proyectos y futuras soluciones si se tiene en cuenta que la oportunidad para muchos ya ha cumplido su término.
    Digo que ya ha cumplido un termino entendiendo que la hora de los que pretenden solucionarlos todo, tuyo su lapso y durante él mismo no demostraron otra cosa que lo que hoy representan y definir esa situación creo que no corresponde, pues esta sobre entendida en las pautas que hoy nos ofrecen los hechos históricos.

EL MAL LLAMADO Y CONSIDERADO INTELECTUAL.

   Seguramente una crisis proviene de las malas interpretaciones, de la desinteligencia entre partes interesadas, el mal empleo o el abuso de ciertos poderes. En estos momentos los argentinos desconocemos muchas cosas, no solamente las que corresponden al terreno, siempre importante como lo es el económico, si no que esta vez me refiero al estrictamente cultural que pareciera estar al margen del quehacer de los actuales dirigentes.
    Quizá por ese motivo el término “intelectual” parece sonar mal en los oídos de muchos que muy pocas veces suelen concurrir a la compañía de los libros, o a la simple información. Para otros la terminología resulta incomprensible, abstracta, irreal, e innecesaria. Ojala en un día no lejano se llegue a comprender la causas del principal problema que desempeña este incomprendido personaje al que lamentablemente conocemos poco ya que pocos son los que habitan nuestras tierras. El motivo de ello lo sabemos: falta de oportunidad.
    En cuanto a nuestro temas especifico, debemos dejar en claro que un libro es producto de un intelectual y sin el no existirían los libros, aunque paradójicamente estos si pueden existir sin ellos y es a este punto al que quería arribar.

EL MERCADO PRODUCTIVO DE LO INTRASCENDENTE

    El mercado del libro varía, como se sabe, según su condición y es por ello que los hay de todo tipo y tamaño. Al respecto la UNESCO considera como libro a cualquier compilación con más de 48 paginas haya en su interior alguna utilidad o no.
    Si hachamos un vistazo hacia otros tiempos, recordaremos que solamente era considerado como libro al volumen que pudiera sostenerse por si solo, o sea al que pudiera equilibrarse en una superficie plana. Hoy libro es “cualquier cosa”, menos lo que la palabra indica, y sobre este tema creo que hay que mejorar la puntería.
    Como conclusión de esta nota es preciso dejar sentado que no es hora, ni tiempo de continuar haciendo el ojo esquivo a los avances del imperialismo ideológico que al parecer ha sentado sus cuarteles en América Latina, publicando libros sin valor cultural que se consumen mas rápido. Pues lo cierto es que postergando a verdaderos intelectuales de los que ya hicimos mención y coartando ciertas libertades, no vamos a arribar a ninguna conclusión.
    Por el momento propongo un análisis severo de la situación cultural vigente en todo el país que afecta sobremanera el sentimiento intelectual lo que se vislumbra en la decadencia del libro argentino. En cuanto a la posición o actitud a seguir de parte de los escritores damnificados por esta situación, creo oportuno recomendar que por el momento que... hay que desensillar hasta que aclare.-

Publicado Diario La Hora, 1970.-

   

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