Las alpargatas y los libros, ese viejo rumor que no descansa y las cosas en el mismo lugar.
Nota editorial del 28 de marzo de 2009.-
El peronismo propiamente dicho, nunca estuvo asociado al desarrollo educativo de
No estoy afirmando que dentro del contexto justicialista, no
existan o no se destaquen, supremos valuartes de la intelectualidad, muy por el
contrario, pienso que desde esa ideología surgieron notables pensadores que hoy
bien nos representan dentro y fuera de nuestras fronteras.
Pero, desde el ejercicio
del Poder, creo que poco o nada contribuyó a plasmar políticas culturales, que puedan
destacar como estandartes de logros en sus gestiones de gobierno.
La socióloga e investigadora Ana Wortman le dijo al diario La Nación : “que el peronismo
nunca estuvo demasiado interesado en fomentar la cultura desde el Estado,
porque inicialmente la cultura estaba asociada con la elite. (1)
Y no es aventurado recordar a propósito que, aquello que
escuchamos desde niños, “alpargatas sí, libros no”, - frase ésta que se atribuye
como propaganda afín con la oposición- , fue una suerte de sentencia que caló
bien profundo en varias generaciones de argentinos.
“El justicialismo trajo la idea –expresa la socióloga- de que lo que debe ser valorado es la cultura
popular y que esto es algo innato. No requiere la intervención del Estado. Por
eso, a mi entender, no le han prestado ni le prestan demasiada atención, más
allá de lo discursivo."
Lo que viene a convalidar en parte, lo escaso que hemos recogido
en la materia, de las distintas
gestiones gubernamentales de signo peronista.
En un país como el nuestro, en donde no existen reglas de juego
claras y que vive una inestabilidad crónica en materia económica, lejos se está
de fomentar una propuesta cultural de largo o mediano plazo, pues de ser así,
no se diferenciaría de los países desarrollados que tienen bien en claro el
rumbo a seguir. Y que por supuesto, la cultura no se discute.
SANTIAGO LA
INSULA …
En Santiago del Estero, no hay
excepción que destacar. Por el contrario, estamos en condiciones de afirmar que
durante la hegemonía justicialista de Carlos Arturo Juárez, la cultura, en
cualquiera de sus expresiones, no fue mas que una abstracción colocada en
un sello o en alguna alegoría de carácter ficticio, pues existió sólo en la
letra impresa de algún organigrama, hasta que en la debacle del ultimo
gobierno, no trepidaron en borrar de un decretazo lo que fuera la Subsecretaria de
Cultura.
Es decir que nada se aportó en materia
cultural durante los sucesivos gobiernos de corte peronista que hoy se pudieran
destacar como ejemplos vivos de lo realizado a lo largo de más de cincuenta
años de poderío electoral.
A la fecha, tampoco tenemos qué
mostrar. Si bien no gobierna ya el partido justicialista, han transcurrido más
de cuatro años de una gestión de gobierno de otro signo político. Y no se
conoce todavía un plan cultural ejecutado, ni en vías de ejecución, ni que
exista alguno.
Un presupuesto que excede los cinco
millones de pesos, según se estima se evapora de la Subsecretaria del
Cultura cada ejercicio. Se trata de un monto suficiente como para exhibir
algunos logros, que no sean los reiterados y tediosos festivales de folclore
que se publicitan como emprendimientos propios, que dejan mucho que desear.
La cultura en su real dimensión, no se
practica en esta provincia, que está lejos de emular a Tucumán, Chaco, Salta,
Córdoba, por nombrar las más próximas.
De talleres, conferencias,
exposiciones individuales o colectivas, publicaciones, cursos, seminarios,
visitas guiadas, registros de artistas, cine, teatro, becas, etc. mejor
olvidar.
Estas actividades, parecen ser
foráneas fantasías que sólo son de aplicación en extraños continentes... muy
lejos de la ínsula santiagueña.
(1) Diario La Nación. Miércoles
25 de marzo de 2009 |
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