martes, 26 de enero de 2016

EL PERONISMO, SANTIAGO Y LA CONTRACULTURA






Las alpargatas y los libros, ese viejo rumor que no descansa y las cosas en el mismo lugar.




Nota editorial del 28 de marzo de 2009.-
El peronismo propiamente dicho, nunca estuvo asociado al desarrollo educativo de la Nación, ni se consolidó como un paradigma del quehacer cultural, pese a gobernar por décadas en un país que exhibe ante el mundo valores descollantes, del arte, las letras,  la danza, la lírica, etc.

No estoy afirmando que dentro del contexto justicialista, no existan o no se destaquen, supremos valuartes de la intelectualidad, muy por el contrario, pienso que desde esa ideología surgieron notables pensadores que hoy bien nos representan dentro y fuera de nuestras fronteras.
 Pero, desde el ejercicio del Poder, creo que poco o nada contribuyó a plasmar políticas culturales, que puedan destacar como estandartes de logros en sus gestiones  de gobierno.

La socióloga e investigadora Ana Wortman le dijo al diario La Nación: “que el peronismo nunca estuvo demasiado interesado en fomentar la cultura desde el Estado, porque inicialmente la cultura estaba asociada con la elite. (1)
Y no es aventurado recordar a propósito que, aquello que escuchamos desde niños, “alpargatas sí, libros no”, - frase ésta que se atribuye como propaganda afín con la oposición- , fue una suerte de sentencia que caló bien profundo en varias generaciones de argentinos.

“El justicialismo trajo la idea –expresa la socióloga-  de que lo que debe ser valorado es la cultura popular y que esto es algo innato. No requiere la intervención del Estado. Por eso, a mi entender, no le han prestado ni le prestan demasiada atención, más allá de lo discursivo." 
Lo que viene a convalidar en parte, lo escaso que hemos recogido en la materia,  de las distintas gestiones gubernamentales de signo peronista.

En un país como el nuestro, en donde no existen reglas de juego claras y que vive una inestabilidad crónica en materia económica, lejos se está de fomentar una propuesta cultural de largo o mediano plazo, pues de ser así, no se diferenciaría de los países desarrollados que tienen bien en claro el rumbo a seguir. Y que por supuesto, la cultura no se  discute.

SANTIAGO LA INSULA

En Santiago del Estero, no hay excepción que destacar. Por el contrario, estamos en condiciones de afirmar que durante la hegemonía justicialista de Carlos Arturo Juárez, la cultura, en cualquiera de sus expresiones, no fue mas que una abstracción colocada en un sello o en alguna alegoría de carácter ficticio, pues existió sólo en la letra impresa de algún organigrama, hasta que en la debacle del ultimo gobierno, no trepidaron en borrar de un decretazo lo que fuera la Subsecretaria de Cultura.

Es decir que nada se aportó en materia cultural durante los sucesivos gobiernos de corte peronista que hoy se pudieran destacar como ejemplos vivos de lo realizado a lo largo de más de cincuenta años de poderío electoral.

A la fecha, tampoco tenemos qué mostrar. Si bien no gobierna ya el partido justicialista, han transcurrido más de cuatro años de una gestión de gobierno de otro signo político. Y no se conoce todavía un plan cultural ejecutado, ni en vías de ejecución, ni que exista alguno.

Un presupuesto que excede los cinco millones de pesos, según se estima se evapora de la Subsecretaria del Cultura cada ejercicio. Se trata de un monto suficiente como para exhibir algunos logros, que no sean los reiterados y tediosos festivales de folclore que se publicitan como emprendimientos propios, que dejan mucho que desear.

La cultura en su real dimensión, no se practica en esta provincia, que está lejos de emular a Tucumán, Chaco, Salta, Córdoba, por nombrar las más próximas.
De talleres, conferencias, exposiciones individuales o colectivas, publicaciones, cursos, seminarios, visitas guiadas, registros de artistas, cine, teatro, becas, etc. mejor olvidar.
Estas actividades, parecen ser foráneas fantasías que sólo son de aplicación en extraños continentes... muy lejos de la ínsula santiagueña.

(1) Diario La Nación. Miércoles 25 de marzo de 2009 |




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