lunes, 18 de enero de 2016

DÉJÀ -VU ( nota II)

Nota editorial del 26 de junio de 2009

 



















Juez Lugones, Schiaretti, Angela Ledesma, Carlos Juarez, personajes de película pero de terror

   Como lo venimos sosteniendo desde estas páginas, está ocurriendo cosas extrañas dentro del comportamiento político colectivo, que nos deja una sensación de desagrado ante cada actitud de sin razón, que ejerce quien detenta el poder desde las sombras. Es sabido que el sistema democrático encuentra límites en el marco de la estructura legal que lo contiene y cuando se intenta perturbar sus postulados, se produce una reacción contraria en el electorado, tan fuerte, que en ocasiones se inclina su voluntad hacia la contraparte de quien oficia de ejecutor. Dicho de otro modo es, el tiro por la culata.

¿A quién se le ocurre pensar que el poder tiene nombre y apellido y que éste dura para siempre? Tenemos dicho que: "El Poder es como el vuelo de un barrilete, siempre depende del viento circunstancial que lo mantiene" (1) y presionar sobre él es lo mismo que querer cambiar el curso de la ráfaga, lo que suena a imposible.

 Los malos hábitos que se ejercen desde el poder no son privativos del orden nacional, que para el caso, es quien puede lo más.  Por ejemplo, en Santiago del Estero sobran los modelos de situaciones similares que se fueron sucediendo en el curso de estos últimos años, a los que recurrimos como fuente inmediata, para ejemplificar el fenómeno que tratamos.

Durante la gestión de Carlos Juárez (1983/87) se persiguió -mediante causas judiciales inventadas- con total impunidad a ex militantes de su propio partido, el justicialismo, porque al parecer, habían conformado un nuevo movimiento. También se pretendió avasallar la libertad de opinión "manoseándose" el código de procedimientos criminal y correccional, mediante un aberrante agregado -que cercenaba el derecho a la libre expresión- que el periodismo bautizó como "ley mordaza", más otros desenfrenos que los gobiernos posteriores dejaron sin efecto.

En las postrimerías de su último mandato, un nuevo atropello signó su gestión, cuando evidentemente muy mal asesorado por sus funcionarios responsables del área, lo instigaron a que prohíba la obra teatral: "El Cartero" una obra magistral sobre aspectos de la vida de Pablo Neruda. Después se sucedieron circunstancias similares que mucho tienen que ver con el abuso en la función pública, que vienen a reeditarse en forma constante en cualquier circunstancia y lugar.

 "El déjà- vu puede pasarle a cualquiera, y quienquiera que lo haya sufrido reconocerá la descripción inmediatamente. Es mucho más que la sensación de haber visto o hecho algo con anterioridad; es el sentimiento perturbador e inapropiado de que la historia se repite y de que eso es imposible.  Sin embargo, tal vez durante el déjà- vu sentimos que estamos reviviendo experiencias pasadas porque eso es lo que de hecho estamos haciendo, hasta cierto punto, por lo menos. La psicóloga Anne Cleary, de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, empezó a adentrarse en este tema por su interés en los problemas de memoria. Intentando explicar fenómenos tales como cuando uno tiene algo "en la punta de la lengua", o cuando reconocemos un rostro sin poder localizarlo totalmente, empezó a buscar paralelismos con el déjà- vu. " (2)

Aún resuenan los ecos de lo que fuera la fatídica gestión de Juan Schiaretti como interventor en Santiago del Estero, pero meses antes de que ello ocurra, recordamos a un miembro del poder judicial, de los denominados jueces-títeres, del mismo estilo que Federico Faggionato Márquez.
Se trata de Luis Eduardo Lugones, quien por entonces tenía a su cargo el juzgado del crimen de 5ta nominación. Este intrépido funcionario envanecido de poder en su carácter de Presidente de la Asociación de Magistrados, embargó la coparticipación federal de la provincia, para cobrar su sueldo (sic) y tras una suerte de "histeria justiciera" encaró de oficio una causa penal que se sustanció en más de 10 cuerpos de actuaciones, conocida como "contrato de publicidad", contando sólo como prueba-base de la investigación, una fotocopia simple de las minutas de un supuesto contrato -nunca el original- con lo que realizó numerosas detenciones y posibilitó que el poder judicial de la intervención federal mandara a detener a todo el gabinete del ex gobernador Carlos Mujica, sin contar con ningún tipo de pruebas.

Obvio que detrás de esta maniobra "fogoneaba" un grupo político-empresario que gestionaba la sustitución de la máxima autoridad gubernamental, por otro de su complacencia, contando con parte del Poder Legislativo y parte del Judicial. Así se hizo y una vez más, el tiro salió por la culata.

De estas historias se pueden ofrecer por docenas y en algunos casos resultan tan escandalosas que suelen exceder la capacidad de asombro. Claro, resulta que una operación política para que se la considere creíble debe  tener visos de probabilidad y cierta coherencia, ello más, los buenos oficios del juez-endeble y obediente que carece de todo escrúpulo y dignidad, es el mismo que piensa que llegó a la magistratura, sin ningún tipo de limitaciones, que nunca rendirá cuentas y que permanecerá en su cargo hasta la eternidad.
El déjà- vu, una vez más está entre nosotros.

Fuente:
       1- http://www.brevettarodriguez.com/frases.html
             2- diario La Nación, marzo 28 de 2009.-




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