Nota editorial del 26 de
junio de 2009
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Juez Lugones, Schiaretti, Angela Ledesma, Carlos Juarez, personajes de película pero de terror
Como lo venimos sosteniendo
desde estas páginas, está ocurriendo cosas extrañas dentro del comportamiento
político colectivo, que nos deja una sensación de desagrado ante cada actitud
de sin razón, que ejerce quien detenta el poder desde las sombras. Es sabido
que el sistema democrático encuentra límites en el marco de la estructura legal
que lo contiene y cuando se intenta perturbar sus postulados, se produce una
reacción contraria en el electorado, tan fuerte, que en ocasiones se inclina su
voluntad hacia la contraparte de quien oficia de ejecutor. Dicho de otro modo
es, el tiro por la culata.
¿A quién se le ocurre pensar
que el poder tiene nombre y apellido y que éste dura para siempre? Tenemos
dicho que: "El Poder es como el vuelo de un barrilete, siempre depende del
viento circunstancial que lo mantiene" (1) y presionar sobre él es lo
mismo que querer cambiar el curso de la ráfaga, lo que suena a imposible.
Los malos hábitos que se
ejercen desde el poder no son privativos del orden nacional, que para el caso,
es quien puede lo más. Por ejemplo, en Santiago del Estero sobran los
modelos de situaciones similares que se fueron sucediendo en el curso de estos
últimos años, a los que recurrimos como fuente inmediata, para ejemplificar el
fenómeno que tratamos.
Durante la gestión de Carlos
Juárez (1983/87) se persiguió -mediante causas judiciales inventadas- con total
impunidad a ex militantes de su propio partido, el justicialismo, porque al
parecer, habían conformado un nuevo movimiento. También se pretendió avasallar
la libertad de opinión "manoseándose" el código de procedimientos
criminal y correccional, mediante un aberrante agregado -que cercenaba el
derecho a la libre expresión- que el periodismo bautizó como "ley
mordaza", más otros desenfrenos que los gobiernos posteriores dejaron sin
efecto.
En las postrimerías de su
último mandato, un nuevo atropello signó su gestión, cuando evidentemente muy
mal asesorado por sus funcionarios responsables del área, lo instigaron a que
prohíba la obra teatral: "El Cartero" una obra magistral sobre
aspectos de la vida de Pablo Neruda. Después se sucedieron circunstancias similares
que mucho tienen que ver con el abuso en la función pública, que vienen a
reeditarse en forma constante en cualquier circunstancia y lugar.
"El déjà- vu puede
pasarle a cualquiera, y quienquiera que lo haya sufrido reconocerá la
descripción inmediatamente. Es mucho más que la sensación de haber visto o
hecho algo con anterioridad; es el sentimiento perturbador e inapropiado de que
la historia se repite y de que eso es imposible. Sin embargo, tal vez
durante el déjà- vu sentimos que estamos reviviendo experiencias pasadas porque
eso es lo que de hecho estamos haciendo, hasta cierto punto, por lo menos. La
psicóloga Anne Cleary, de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins,
empezó a adentrarse en este tema por su interés en los problemas de memoria.
Intentando explicar fenómenos tales como cuando uno tiene algo "en la
punta de la lengua", o cuando reconocemos un rostro sin poder localizarlo
totalmente, empezó a buscar paralelismos con el déjà- vu. " (2)
Aún resuenan los ecos de lo
que fuera la fatídica gestión de Juan Schiaretti como interventor en Santiago
del Estero, pero meses antes de que ello ocurra, recordamos a un miembro del
poder judicial, de los denominados jueces-títeres, del mismo estilo que
Federico Faggionato Márquez.
Se trata de Luis Eduardo
Lugones, quien por entonces tenía a su cargo el juzgado del crimen de 5ta
nominación. Este intrépido funcionario envanecido de poder en su carácter de
Presidente de la Asociación de Magistrados, embargó la coparticipación federal
de la provincia, para cobrar su sueldo (sic) y tras una suerte de
"histeria justiciera" encaró de oficio una causa penal que se
sustanció en más de 10 cuerpos de actuaciones, conocida como "contrato de
publicidad", contando sólo como prueba-base de la investigación, una
fotocopia simple de las minutas de un supuesto contrato -nunca el original- con
lo que realizó numerosas detenciones y posibilitó que el poder judicial de la
intervención federal mandara a detener a todo el gabinete del ex gobernador
Carlos Mujica, sin contar con ningún tipo de pruebas.
Obvio que detrás de esta
maniobra "fogoneaba" un grupo político-empresario que gestionaba la
sustitución de la máxima autoridad gubernamental, por otro de su complacencia,
contando con parte del Poder Legislativo y parte del Judicial. Así se hizo y
una vez más, el tiro salió por la culata.
De estas historias se pueden
ofrecer por docenas y en algunos casos resultan tan escandalosas que suelen
exceder la capacidad de asombro. Claro, resulta que una operación política para
que se la considere creíble debe tener visos de probabilidad y cierta
coherencia, ello más, los buenos oficios del juez-endeble y obediente que
carece de todo escrúpulo y dignidad, es el mismo que piensa que llegó a la
magistratura, sin ningún tipo de limitaciones, que nunca rendirá cuentas y que
permanecerá en su cargo hasta la eternidad.
El déjà- vu, una vez más está
entre nosotros.
Fuente:
1-
http://www.brevettarodriguez.com/frases.html
2- diario La Nación, marzo 28 de 2009.-
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