Existen
dos palabras bien conocidas en nuestro léxico cotidiano, que al parecer
los argentinos, como también los latinoamericanos, parecen no
comprenderlas o en su defecto no usarlas con corrección. Esas dos
palabras a las que hago mención son: libertad y cultura.
En nombre de la libertad y de los auténticos
derechos que suelen corresponder a quienes así lo manifiestan se han
cometido atropellos, vejaciones, etc. que han ubicado a los
protagonistas dentro de las márgenes que comprenden el derecho que nos
rige.
En nombre de la libertad, se ha robado, se ha
usurpado y hasta existen quienes mataron en su nombre. Se supone que la
ley ha considerado este anómalo pero los resultados positivos, aun no se
dejan ver.
En cuanto a la cultura, esa palabra que en
nuestra provincia parecen haberla olvidado, prueba de ello es la
permanente acefalía en que vivimos, no ha sido menos “manoseada” que la
libertad, pues en nombre de ellas y con la impunidad que muchos parecen
haber conquistado para sí, están llegando en la actualidad a deformar
totalmente el real significado de la terminología que a estas palabras
corresponden.
En nombre de la cultura se dice que se está
trabajando permanentemente y paradójicamente Santiago del Estero en este
momento marcha al frente de la lista de “analfabetos” registrando más
del 25% de la población en estado de desamparo cultural.
En nombre de la cultura -y eso es inaudito- hay
quienes se están enriqueciendo progresivamente a merced de la
indiferencia de quienes tienen a su cargo el control educativo de la
provincia y del país.
LA PASIVIDAD CONTRIBUYE AL ANALFABETISMO
Los medios de comunicación aun no han registrado su cuota obligatoria de difundir cultura a través de sus emisiones permanentes.
Llámense a estos medios, radio, televisión,
cine, diarios, revistas, etc. ninguno de ellos puede considerarse al
margen del dedo acusador de los pueblos oprimidos. Hasta la fecha ningún
índice referente al problema educativo dio favorables resultados a los
medios de comunicación.
Salvo uno que otro programa destinado a educar a
través del micrófono ha cumplido satisfactoriamente si misión, pero los
resultados ya son conocidos, ya que estas emisiones de corta duración
son difundidas en una sola oportunidad con un método muy mal encarado a
las necesidades que requiere cada población.
Se debe tener en cuenta que cuando por rara
casualidad se escucha algún programa destinado a la educación, esté
transmitido por todos los entes comunicativos del país y las autoridades
que lo irradian parecen no advertir que el sistema que se emplea para
tal fin, no responde a las características, ni al grado de
alfabetización que requieren las distintas poblaciones a que
supuestamente se cree beneficiar.
LOS EFECTOS POSTERIORES DE UN MEDIO MAL MANEJADO
Se conocen y sufren en la actualidad los efectos
posteriores que dejan los medios comunicativos, cuando estos son mal
manejados, o cuando han encarado al revés las pautas programáticas
trazadas por las autoridades.
La ignorancia de la realidad social y política –
como así también de la cultura – del país, de parte de muchos
argentinos, es un típico ejemplo del estado en que deja a la mente
humana un medio comunicativo que tan solo se dedica a lucrar con su
poder omnipotente.
Otro de los efectos maléficos de la televisión
argentina, es la incomunicación que produce en la rueda familiar, al
congregar a los miembros de la familia a su alrededor privándolos del
dialogo, al tiempo que traza una muralla amordazada y masifica el
comportamiento espontáneo.
Largo seria enumerar los caprichosos manejos que
vierte un ente comunicativo en pro de conquistar un imperio mas
poderoso a sus ingresos, capital este logrado fácilmente debido a la
simple evolución del medio y que pasa a ingresar, como es lógico y
conocido, las arcas magnas del imperialismo avasallador.
LA CLASE TRABAJADORA FRENTE ALA REALIDAD DISTORSIONADA
El trabajador – como ya expuse en otras notas –
es el principal objeto y la víctima inocente de las fuerzas destructoras
del imperialismo.
La fina penetración ideológica, como el
insistente arrastre hacia una sociedad de consumo que parece
acrecentarse con mas ímpetu dentro de las conciencias argentinas, es el
producto de un batallar incesante, que no da tregua alguna a las fuerzas
pacificas del pueblo.
Esta influencia nefasta adapta progresivamente
al trabajador a extrañas costumbres que hasta en determinados casos
parecen olvidar su condición de humildes proletarios, transformándose
así en seguidores permanentes identificados con los intereses de una
lejana burguesía.
Es posible que continúe en vigencia este
atropello en contra de la comunidad organizada...? De una manera u otra
todavía existen quienes están de parte del pueblo, porque se consideran –
como debe ser – la causa activa de lo que mueve al país.
En lo sucesivo y para dar termino al tratamiento
de los “medios de comunicación” en su proceso inicial, tomaremos por
separado el papel que cumplen los diarios, radios, televisión y cine. Si
ello resulta algo extenso, y algunos exteriorizan su enojo, solo se
debe a que estamos diciendo la verdad...!
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